Qué preposición usar con venimos
El primogénito encuentra a su padre, que viene a pie entre la hueste de mendigos, y refrena el caballo haciéndose a un lado para dejar paso a todos.
ANDREÍÑA ¡Murióse aquella santa, que si ella no se muriese no recibiera yo este trato! ¡Bruja! Nadie en el mundo me dijo ese texto, que vengo de muy buenos padres, y no habrá cristiano que me haya visto escupir en la puerta de la iglesia, ni hacer los cuernos en la misa mayor.
Por lo que habiéndose visto con maduro acuerdo todos estos motivos, en nombre de Dios, Nuestro Señor, y despues de él, en el de nuestro referido Monarca, Inca, vengo á convidarles mas bien con la paz y concordia, que á hacerles guerra.
Llegaron los mozos que venían en su seguimiento, y la cumbre se coronó de gentes, éstos con piedras en las manos, aquellos con garrotes, los de más allá con cuchillos.
Así tambien les hago saber, que las tropas y armas del Rey no vienen con otro objeto que el de disipar las presentes turbaciones, castigar á los culpados, y restablecer en todas partes el buen órden y administracion de justicia.
Se oyen gemidos de agonía y herrumbroso son de cadenas que arrastran en la noche oscura, las ánimas en pena que vienen al mundo para cumplir penitencia.
Tales indios no parecieron aquella noche, y averiguada la verdad, muchos dias despues se supo no pensaron en venir por entonces, y que solo habia sido ardid para aumentar el temor y la confusion.
¡Mi alma está hechizada con semejantes ecos!... ¡Qué no sea yo el invisible espíritu de un sonido melodioso, de una voz viva, de una armonía animada, qne nace y muere con el soplo que la produce! [Llega un cazador de gamuzas que viene del pie de la montaña.
Yo he venido para procurar vuestra salvacion y no vuestra pérdida...
Cruzó varias calles, viniendo hacia aquí, y entró en esa ruina de gótica ermita, 230 que a vuestros jardines términos limita. Detúvele entonces: el velo cayó, radiante la luna su rostro alumbró ... era vuestra esposa.
Aquel que viene sobre el asno de oro de Lucio Apuleyo es Creso, mayordomo mayor de la Fortuna, y a su mano izquierda, Astolfo, su caballerizo mayor.
LA MUJER DEL MORCEGO La muerte viene sin que la llamen.
El joven tomó la copa, y poniéndose de pie y alzándola en alto, dijo encarándose con la estatua del guerrero arrodillado junto á doña Elvira: ¡Brindo por el emperador, y brindo por la fortuna de sus armas, merced á las cuales hemos podido venir hasta el fondo de Castilla á cortejarle su mujer, en su misma tumba, á un vencedor de Ceriñola! [Footnote 1: el emperador.
Venía desde los difuntos señores que levantaron la casona.
Este accidente consternó mas y mas el ánimo del tirano, y determinó huirse sin pasar por Tinta, y antes de poner en práctica esta resolucion, escribió á su muger en los términos mas pateticos y melancólicos, diciéndules: vienen contra nosotros muchos soldados y muy valerosos, no nos queda otro remedio que morir.
ISABEL (que viene tras su madre).
Entonces todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del Hombre viniendo entre nubes del cielo con gran poder y gloria.
A lo cual Rincón respondió: El ejercicio ya está dicho, pues venimos ante vuesa merced; la patria no me parece de mucha importancia decilla, ni los padres tampoco, pues no se ha de hacer información para recebir algún hábito honroso.
Otro dia los Indios de aquel Pueblo vinieron à nosotros, i aunque nos hablaron, como nosotros no teniamos Lengua, no los entendiamos: mas hacian nos muchas señas, i amenaças, i nos paresciò, que nos decian, que nos fuesemos de la Tierra; i con esto nos dexaron, sin que nos hiciesen ningun impedimento, i ellos se fueron.
Hubiera querido distraer su imaginación llevándola a dar un largo paseo en coche, pero ella temía que Carolina viniera durante su ausencia, y sus fuerzas decaían con rapidez.
Á aprovechale vengo pa saber el sí ú el no; porque sin el uno ú el otro, no salgo de Santander anque me arrastren... Y mírate bien antes de hablar... Con el sí, no habrá trabajos que allá me asusten; con el no, me voy pa no golver... ¡Lo mesmo que la luz de Dios que nos alumbra! Había entonces en la actitud de Cleto cierta ruda grandeza que le sentaba muy bien.
Pensé en aquel momento en las dos almas de Cesarina y Susana, llegando a figurarme que habían venido bajo aquel símbolo alado, para recoger la de su madre, precediéndola en el lugar de su descanso eterno.
Pero las cosas vienen según Dios quiere, y no según nuestro gusto y conveniencia, y Dios quiso que a Isidora se le acabase el dinero, para lo cual le inspiró aquel desordenado apetito de compras, antes mencionado.
Oh amigos, venid é indignaos en vuestro corazón: no sea que los mirmidones le quiten la armadura é insulten el cadáver, irritados por la muerte de los dánaos á quienes hicieron perecer nuestras picas junto á las veleras naves.
ELICIA.santiguarme quiero, Sempronio: quiero hazer vna raya en el agua: que nouedad es esta venir oy aca dos vezes