31 Metáforas para lunas

, refiriéndose a las tradiciones religiosas de los indios respecto al origen del Salto de Tequendama, dice así: «Según ellas, en los más remotos tiempos, antes que la Luna acompañase a la Tierra, los habitantes de la meseta de Bogotá vivían como bárbaros, desnudos y sin agricultura, ni leyes, ni culto alguno, según la mitología de los indios muíscas o moscas.

Luna y la Bárbara eran ya actores de reputacion; Azcona y la Llorente eran resto de las buenas compañías de Grimaldi: Breton no habia aún escrito para Lombía El pelo de la dehesa, y no habia tenido aún tiempo Teodora de abordar los grandes papeles.

Como no está iluminado el gabinete, se distinguen apenas las figuras, alumbradas en el balcón por la claridad imprecisa del espacio, un poco más insinuante según alborea la luna a espaldas de los montes.

188) en la primorosa escena entre Anton y Pascuala, el Príncipe Don Juan y el Maestre, rondan à la linda aldeana, en tanto que los mùsicos de su sèquito cantan una letra que dice precisamente: Luna que reluces Toda la noche me alumbres.

El claire de lune es claire de lune aunque la luna sea un cacho de hierro viejo, una herradura de algún caballo del sol.

Y huya el tropel equino por la montaña vasta; Tu rostro de ultratumba bañe la luna casta De compasiva y blanca luz; Y el Sátiro contemple sobre un lejano monte Una cruz que se eleve cubriendo el horizonte Y un resplandor sobre la cruz! [Ilustración] [

El cielo no es una bóveda, las [30] estrellas no son farolillos, la luna no es una cazadora traviesa, sino un pedrusco opaco; el sol no es un cochero emperegilado y vagabundo, sino un incendio fijo.

Algún inglés ha dicho, según refiere Hazlitt, que toda luna de miel es un conflicto elegante entre una Catalina y un Petruchio.

¡Pero bueno era el otro para dejarse coger! Y para todo tenía el ingenioso culpable palabras bonitas: «La luna de miel perpetua es un contrasentido, es... hasta ridícula.

La doble luna de miel fue cortísima.

La luna estaba en su descenso, el cielo nublado, la noche obscura, de modo que no pudiendo ver con facilidad los objetos, á cada paso rehuía el caballo la senda por no espinarse, espinándose el jinete y evitando el culebreo del animal que nos durmiéramos profundamente.

«Habla y no te descubras», murmuraba tiernamente Alejandro, sentado cerca de una fuente donde la luna fingía en el agua de los surtidores continuo desgrane de perlas; y las rosas del Gulistán, que después se llamaron de Alejandría, dejaban caer sobre las cabezas de los amantes perfumados pétalos.

Lo que ve en las lejanías vaporosas, que la luna aviva con toques de gasa de plata,es un destino humano, corto, intenso, que empezó allí mismo, en Alborada, y en Alborada vino á concluir.

La noche estaba espléndida, la luna difundía sobre la tierra una luz vivísima, y la atmósfera asumía una transparencia tal, que a larga distancia se distinguían claramente los objetos.

Como la luna no disipase mis negros pensamientos, comprendí que era forzoso buscar el olvido en otra parte, y suspirando resignado me junté con mis mundanos amigos del Cuartel Real.

Todo se ha desvanecido en esta ciudad fantasma, en esta noche feudal, en este laberinto de calles morunas y palacios castellanos, en esta plazoleta, en cuya tierra gris se alarga ridículamente mi sombra, junto a este paisaje misterioso que la luna envuelve y deslíe.

Llegó un dia en que se cansaban tambien de estar sentados, y paseaban cuando la luna esparcia sus nacarados resplandores.

La luna espira ó su Hacedor padece.

Que digan en buena hora: «Esos Luna, ¡qué desgraciados son!», pero que no digan nunca que los Luna son una familia falta de vergüenza.

La Luna gira á su vez en torno de la Tierra, y en el mismo sentido que nuestro propio movimiento alrededor del Sol, esto es, de occidente á oriente.

Pero reina un silencio profundo: la luna ilumina en paz desde lo mas alto del cielo el barranco: todas las cuevas están cerradas y oscuras.

Esta media luna es exactamente el antiguo y cruel instrumento oriental para desjarretar al ganado; además, es el mismo y viejo bidente ibérico, o sea, una afilada media luna de acero colocada en un largo palo.

Pero éste, que, según la promesa del hada, no tenía pelo de tonto, siguió gimiendo y asegurando que aquella luna era de mentirijillas y que no alumbraba como la otra.

La luna estaba en la mitad del cielo i toda la naturaleza dormia en calma.....

Luna es su padre, y fué Mendoza su madre, tan finos como un coral.

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