75 Metáforas para caminos

Ya sabe que fué mi intento que el camino que seguía de las letras don García fuese su acrecentamiento; que para un hijo segundo como él era, es cosa cierta que es esa la mejor puerta para las honras del mundo.

Yo les diría: Hombres, viejos o jóvenes: desead, moveos, renovaos sin sueño, adorad los caminos: tened siempre un rumbo para vuestros pies, llevad siempre encendida en el alma, a modo de brújula, una ambición.

La desconfianza del hipócrita es una caricatura de la delicadeza del orgulloso; este sentimiento puede tornar susceptible al hombre de méritos excelentes, toda vez que desdeña dignidades cuyo precio es un servilismo y cuyo camino es la adulación.

Pero, mientras se camina, se sufre: el camino es la amenaza constante, la tragedia que acecha en cada cruce.

Y en adelante, mirad con quién os metéis, que no todos los caminos son andaderos.

Todo el camino, diez leguas en algunas partes, en otras ocho, en otras seis y cuatro leguas en otras, hasta la costa de la mar, es arena muerta, aunque hay pedazos de arena ó tierra fija en algunas partes y á trechos.

» El camino ideal que el buen pastor nos enseñaba, no era probablemente otra cosa que alguna arroyada arenosa, que se distinguia á cierta distancia en que la perspectiva disminuía su anchura, y se confundia con el resto de la superficie cuando se miraba mas de cerca.

Para las impresiones, los surcos de la piel son los caminos del semblante; para los vagabundos, los caminos son las arrugas de la tierra.

Mas no podrás negarme cuán forzoso Este camino sea al alto asiento, Morada de la paz y del reposo.

El siguiente dia con todo el campo pasó el estrecho, no sin gran fatiga, porque el camino era áspero, los bagajes muchos; y los niños, mujeres y enfermos.

Los otros dos caminos es asunto que merece mayor atencion en el dia, porque no tenemos conocimiento fisico de ellos, lo que no acaece con el de Choelechel: solo hablamos por informes y noticias de los indios, y se necesita un descubrimiento formal de estos parages para tirar las líneas de su seguridad.

El camino es ahora una avenida urbanizada que va salvando sobre el lomo de los puentes varios arroyos y barrancos.

El camino hasta la casa es base de averiguaciones entre las dos muchachas, que van delante, á lento paso.

Allí no se encuentran los relieves ni los aspectos severos de los Alpes; todo es risueño, suave y onduloso; el camino es literalmente una calle de verdura, que gira entre verjeles, prados floridos, murmurantes arroyos y tupidos bosques ricos en aroma y frescura.

El cielo, mi cielo, el universo, el mío, la eternidad, mi eternidad, la gloria de las glorias, la mía, todo se concentra en él: y todos los caminos, los de esta vida y los de la otra, son calvarios y sendas de espinas sin su compañía y sin el brazo suyo para conducirme.

El camino no era camino, sino vereda, abierta por las pisadas de los transeuntes racionales é irracionales.

El camino es un campo raso, sin el menor ribazo entre estas dos ciudades; y sin embargo no hay correo que se atreva á ir de una á otra en menos de cuatro á cinco dias, andando en cada uno veinte ó mas leguas.

Este camino es de carretas, y no hay la pension de trepar cerro alguno, desde Guinchilca á la ciudad: por él se manejaban antiguamente los de Osorno.

Es que, probablemente, el camino que hayan seguido ellos no será la carretera.

¿Conoces bien el camino?

Esta y algunas otras se construyeron hace cincuenta o setenta años, y muchas, siguiendo el sistema de Mac-Adam, el cual ha conseguido que los caminos de Inglaterra sean completamente otra cosa de lo que habían sido antes de adoptarse tal sistema.

El Chanchuelo me dijo, que el camino que llevaban los dos peones que van á Buenos Aires, es el peor, y que el camino mejor era por cerca de la costa hasta el Volcan, y que desde el Colorado hasta el Quenquen habia cinco dias de camino bueno.

En la primavera, el camino próximo al río era una delicia.

Cierto, vuestros caminos no son derechos.

En estos preparativos reflexionó que, para no ser interrumpido y quedarse a medio morir y tener tal vez que empezar de nuevo la faena, lo mejor era esperar a que el camino estuviese desierto.

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