25 Metáforas para aventura

Esta última aventura la acredita de ello....

Hay además en la obra de London una gran novedad literaria, la novela llamada «animalista», en la que las aventuras y hazañas de un animal, el perro generalmente, son, como en los apólogos, el asunto principal del libro.

A lo cual respondió don Quijote: Advertid, hermano Sancho, que esta aventura y las a ésta semejantes no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza o una oreja menos.

Quiso entonces penetrar hasta el fondo del pensamiento de miss Maud y dijo: Ese pobre Freneuse, señorita, era un infeliz muchacho que conocíamos el señor de Sorege y yo desde la infancia y cuyas aventuras han sido causa de una gran aflicción para todos los que le tratábamos.

Todas mis aventuras han sido el deseo corriendo detrás del fastidio.

De lo mal que le avino a Sancho Panza con la visita de las galeras, y la nueva aventura de la hermosa morisca Grandes eran los discursos que don Quijote hacía sobre la respuesta de la encantada cabeza, sin que ninguno dellos diese en el embuste, y todos paraban con la promesa, que él tuvo por cierto, del desencanto de Dulcinea.

Ahora bien, la aventura es una dislocación del orden material, una irrealidad.

Esta aventura no sólo es un ejemplo del influjo que en España aún conserva el clero en el ánimo del pueblo; pero demuestra que ese influjo no siempre se ejerce en pro del mantenimiento de la ignorancia y de la superstición.

respondió Sancho; si acaso esta aventura fuese de fantasmas, como me lo va pareciendo, ¿adónde habrá costillas que la sufran? Por más fantasmas que sean dijo don Quijote, no consentiré yo que te toque en el pelo de la ropa; que si la otra vez se burlaron contigo, fue porque no pude yo saltar las paredes del corral, pero ahora estamos en campo raso, donde podré yo como quisiere esgremir mi espada.

Ese súbito renacimiento de vida, de belleza, de ternura, esa deliciosa aventura de encontrar á su mujer convertida en una joven querida llena de emoción, y tan dichosa de verse al lado de su compañero, ese milagro ¿es ficción acaso?

aventuras maravillosas y disparatadas, alarmantes; pero que cautivan, que seducen, que nos arrastran á despecho nuestro; sobre todo, lavar la cara de las cosas, mover el palaustre; aquí la expresion más constante y más universal del arte francés.

La aventura de Teresa Beauchamps El ingenuo.

Reinaldo, ya fuese porque el cansancio producido por su precipitado viaje le invitara el reposo, ó ya porque el deseo de ver y oir contínuas aventuras era innato en él, aceptó la oferta del caballero y echó á andar en su compañía.

Esta aventura fué como la introducción o prólogo que el Destino maleante quiso poner a los muchísimos enredos en que más tarde el aventurero había de verse preso y trabado.

Cada aventura es un nuevo nacer del mundo, un proceso único.

De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote Era la noche algo escura, puesto que la luna estaba en el cielo, pero no en parte que pudiese ser vista: que tal vez la señora Diana se va a pasear a los antípodas, y deja los montes negros y los valles escuros.

La aventura tenia una novedad diabólica.

Pues esta aventura es el prodigio de los prodigios y el milagro de los milagros.

Esa aventura de la conquista fué una prolongación, por otra parte, del estado militar en que dejó á España la guerra con el moro, sirviéndole á la vez de estímulo, en contraposición al interés civil y al progreso, afectados por el militarismo exclusivo.

La aventura quiebra como un cristal la opresora, insistente realidad.

Esta aventura era el único recuerdo pintoresco, y, ¿cabe decirlo?...

Sus aventuras son robos y asesinatos.

Pero ninguna aventura había sido de las ruidosas; nada podía saber la Regenta de cierto y el amor y la constancia del discreto adorador debían de ser para ella cosa poco menos que segura.

¿Y qué aventura os sobrevino en el alcázar cuando os perdísteis?

Esta aventura fué el término de su niñez.

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