38 colocaciones para callejuelas

Perdido en un laberinto de callejuelas y vericuetos, aunque llevaba un guia, vagué durante dos horas buscando alojamiento en la ciudad.

Desde aquel instante, Utterson se puso á examinar frecuentemente la puerta de la callejuela de las tiendas.

Una red inescrutable de callejuelas oscuras y estrechísimas, de patios húmedos ó infectos, de calles tapadas ó laberintos sin salida, de cuevas y guaridas horribles, con alguna que otra plazuela que horripila por su mugre,tal es la estructura exterior ú ostensible del barrio de la muerte que se llama San-Gil!

Una hora antes, cuando estaba ella, lo mismo que en el presente momento, de pie junto á los vidrios, había creído ver por dos veces al gaucho asomándose á la esquina de una callejuela próxima.

Roussel empezó por pasearse por el parque con aire indiferente y después, poco á poco, se aproximó á la puertecilla que daba al rincón de la callejuela en que estaba la tapia en la cual Mauricio había visto por primera vez á Herminia.

El barrio de las Injurias se despoblaba, iban saliendo sus habitantes hacia Madrid, a la busca, por las callejuelas llenas de cieno; subían unos al paseo Imperial, otros marchaban por el Arroyo de Embajadores.

Las mujeres gritaban asustadas al ver las míseras callejuelas convertidas en acequias.

con Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía, por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla

Un paso mas en la callejuela, y os codea la tentadora sevillana ó madrileña de opiniones...muy despreocupadas, guiñándoos un ojo negro y candeloso capaz de tentar al diablo mismo si no tiene juicio; en tanto que al pié de cada muro veis una fila de mendigos lamentables, rascando sin piedad ó punteando una raida guitarra para producir un ruido que punza los nervios, acompañamiento de la usual frase: una limosna por amor de Dios.

Los audaces estaban tendidos en el suelo y los demás se replegaban al fondo de la callejuela, hostigados por las incesantes descargas de fusilería.

Vivía el judío en el barrio de Pozas, en una casucha de una callejuela próxima al paseo de Areneros.

Recordaba otras catedrales famosas, aisladas, en lugar preeminente, presentando libres todos sus costados, con el orgullo de su belleza, y las comparaba con la de Toledo, la iglesia-madre española, ahogada por el oleaje de apretados edificios que la rodean y parecen caer sobre sus flancos, adhiriéndose a ellos, sin dejarla mostrar sus galas exteriores más que en el reducido espacio de las callejuelas que la oprimen.

Al fin vio en el extremo de una callejuela un esquinazo de revoco, un balcón, el primero de larga fila de balcones, y se detuvo mirándolo.

Habría hecho en Toledo dar verdaderas serenades, con verdaderas mandolinas, á la luz de la luna, en las callejuelas estrechas.

Verdad es que muchas veces el músico de callejuela ó de plaza no es mas que un perezoso y un vulgar rascador de violin ó de arpa, sin gracia ni atractivo alguno; pero de tiempo en tiempo se da con bandas de verdaderos artistas nómades que encantan y merecen aplausos y favor.

Hay un crecidísimo número de callejuelas estrechas y poco limpias, que no harian honor á una aldea: el aspecto general de todo Lisboa no es de seguro el de una ciudad que se esmera en la policía de las calles.

Hallándose sentada así, vió á un caballero de edad, de buen porte, con el pelo blanco, que caminaba casi rozando la pared de la callejuela; á su encuentro fué otro caballero, de pequeña estatura, en quien no había reparado ella al principio.

Sus pies hollaban descalzos las azuladas piedras de las callejuelas.

Lo sabrás mañanacontestó el de San Antonio con entonación extraña.¡Ahora, soy mudo! VIII UNA PARTIDA ORIGINAL Sumida en la feliz ignorancia de la nueva desgracia acaecida a la familia, la señorita Pross dejaba a sus espaldas una porción de callejuelas estrechas y atravesaba el río por el Puente-Nuevo, repasando en su imaginación el número de compras que tenía que hacer.

Elena había heredado alguna de las aficiones de su padre: solía ir con frecuencia a casa de un prendero de una callejuela próxima que guardaba gran cantidad de objetos de iglesia, imágenes, cuadros y casullas procedentes de los conventos.

Por fin encontró la casa, en un recoveco de callejuelas, cerca del Hospicio de las Mercedes.

¡Hago moción para que se le inflija ó se le devuelva para siempre su nombre yankee de Aspinwall!—Bajo un cielo de estaño en fusión, en una atmósfera de fuego que no deja un instante de tregua ni trae un hálito de confortante frescura á las tres de la mañana, compone casi toda la población un reguero de casuchas voladas sobre el malecón, con algunas callejuelas llenas de pantanos, donde los sapos están de broma toda la noche.

La del duque se reunia en las primeras horas de la noche en torno de una gran mesa; donde, presididas por la duquesa, trabajaban sus hijas en alguna labor, y leian ó dibujaban sus hijos, ó escuchaban todos al duque, que les leia ó recitaba algunos de sus característicos romances, ó algunas de las consejas por él recientemente desenterradas de bajo alguna piedra mal segura del rincon de una callejuela de Sevilla.

El señor gobernador comenzó a echar sapos y culebras por la boca, lo mismo que cualquier rufián de callejuelas, y volviendo y revolviendo los papeles, vino a topar con el paquete de las veinticinco cartas.

Antes de encerrarse en un cuartucho de la «Posada de la Sangre»el antiguo «Mesón del Sevillano», habitado por Cervanteshabía sentido una ansiosa necesidad de ver la catedral; y pasó más de una hora en torno de ella, oyendo el ladrido del perro que guardaba el templo y rugía alarmado al percibir ruido de pasos en las callejuelas inmediatas, muertas y silenciosas.

38 colocaciones para  callejuelas