33 Adverbios para describir cómo oídas

Doña Paulita le inspiraba respeto y gratitud, pues no había oído jamás la menor recriminación en su boca, ni Clara le había dicho que tuviera queja ninguna de ella.

Y, en efecto, poco tardó el niño en ver asomar, gateando entre los matorrales, a un hombre cuya descripción acaso había oído mil veces en las veladas, en las deshojas, acompañada de exclamaciones de terror.

La madre, con su fino oído de mujer inquieta y alarmada por la tardanza del marido, había oído lejos, muy lejos, los cuatro tiros, y el corazón le dió un vuelco, como ella decía.

Ripamilán, aunque algo sordo de algunos años acá, había oído perfectamente la descarga de las nubes y ya se sentía mal.

Había oído claramente la voz de su esposa que le llamaba desde adentro.

Otros, peores que él, manejaban los asuntos de la tierra, y eran oídos por el gobierno, allá en Madrid, como virreyes del país.

Cálculos y más cálculos hizo, desbaratándose el seso, sin llegar a la solución del temido problema, y los números negábanse a complacerla, dándole la cifra que necesitaba... ¡Qué idea! ¿Acudiría al Sr. de Pez? ¡Oh!, si llamara a esta puerta seguramente sería oída, pero no se atrevía.

Varios nos confirmaron que, efectivamente, habían oído hablar hacía unos quince años de un Juan de Aguirre, propietario en Ilo-Ilo y antiguo marino; en cambio, el capitán de la corbeta Mari Galante, Francisco Iriberri, a quien encontramos en una de esas calmas del Océano Índico, al sur de Madagascar, me dió otros datos.

Verdaderamente, he oído en las ciudades de las riberas del Hudson historias más inverosímiles que la presente, las cuales estaban demasiado bien autorizadas para permitirse alimentar la menor duda.

El muchacho que traía la carretilla nos refirió que la posta ó coche del correo lo había dejado la víspera por la mañana en la posada del "Royal George," que allí se informó qué albergues había á lo largo de la costa, y que habiendo oído buenos informes probablemente acerca del nuestro, y habiéndosele descrito como muy poco concurrido, lo había elegido de preferencia á todos los demás para su residencia.

Poco rato después ya estaban charlando unos con otros, si bien todavía de cuando en cuando prestaban oído atentamente; más como no percibiesen ya sonido alguno, concluyeron por echarse á cuestas todos sus aperos y la caravana entera se puso de nuevo en marcha.

Los había de ellos que llevaban dos meses en la escuela y abrían desmesuradamente los ojos y se rascaban el cogote sin entender lo que el maestro quería decirles con unas palabras jamás oídas en su barraca.

Yo había oído contar frecuentemente durante mi niñez al mismo campanero y a su vieja esposa semejante milagro, del que habían sido testigos y del cual se acordaban como ellos, los viejos.

Después el diálogo se hizo más entrecortado, pero tan a la sordina, que quien hubiese estado cerca habría oído unas palabras y otras no, quedando, por lo tanto, incompleto y truncado el sentido de las frases.

Es el poder evocador de la música, Baldomero; probablemente usted no ha oído aquí más que a las muchachas.

Hemos oído constantemente decir que una de las virtudes preclaras de nuestro pasado consiste en que no hubo en España feudalismo.

No sabía si darles la mano ó doblar una rodilla, como había oído vagamente que es de uso en las cortes.

Sus lecciones son voces solitarias, vagamente oídas.

Cantaron La Extranjera la primera noche, y aunque el diario más filarmónico de la capital «no se atrevió a emitir juicio por una sola audición», el público, menos circunspecto (verdad es también que con menos responsabilidad ante la historia del arte), se entusiasmó desde luego y juró en masa que «desde la Tiplona acá no se había oído prodigio por el estilo.

5 Y asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto.

Ciertamente, nunca lo habías oído, ciertamente nunca lo habías conocido; ciertamente nunca antes se abrió tu oreja.

Una vecina manifestó que la víspera, á última hora de la tarde, había oído quejarse desesperadamente al señor Frasquito, y á Rita prodigarle frases de maternal consuelo.

Pero tampoco estaba segura de haber oído esto exactamente, y al fin se retiró á la casucha del corral, donde tenía su camastro, algo decepcionada por el insignificante resultado de su acecho.

Aquel capital que la irritaba con su terquedad, no queriendo subir más allá de los treinta mil, había oído finalmente sus quejas, pero fué para desplomarse con una rapidez fulminante, dejando sólo leves escombros de su existencia.

Aunque era imposible que Doña Blanca las hubiese oído, imaginaron por un instante que milagrosamente las había oído y que iba á terciar en la conversación por estilo terrible.

33 Adverbios para describir cómo  oídas