Qué preposición usar con vicio
Salabert era más joven, más gallardo: el vicio de la borrachera no le tenía dominado como a aquél.
Por aquella escalera se subia al piso principal, en cuyo piso vivia una mujer hermosa, muy hermosa y muy desgraciada, porque el llanto es el aura que la mujer respira en los alcázares, como si Dios quisiese castigar el vicio del fausto.
La primera causa y motivo que tuvieron sus enemigos para deriballe, fué conocer en él un grande desconocimiento de lo que debia á su propia naturaleza y sangre, pues á mas de ser cruel, era codicioso y lascivo; insufribles vicios en los que mandan, porque la vida, honra, y hacienda, bienes los mayores del hombre mortal, andan siempre en peligro.
En tal caso, por poco que se conserve en el espíritu el amor de la virtud, si el hombre no ha llegado todavía hasta el fondo de la corrupcion ó de la perversidad, siente levantarse en su alma un grito de espanto é indignacion, tan pronto como se le ofrece el vicio con su aspecto asqueroso.
Ignoro si mis compañeros de profesión se me parecen a este respecto... En cuanto a mí, soy un fisonomista detestable y estoy firmemente persuadido de que mis diagnósticos psicológicos resultan siempre falsos... Te juro que nunca puedo penetrar a fondo en el alma de las personas cuyos retratos hago... les presto, verosímilmente, multitud de pensamientos y pasiones; de virtudes y vicios a que ellos son de todo punto ajenos.
No quería él que se supiera el cercano parentesco de Agapo el atorrante con el rico bolsista don Bernardino, por vergüenza de su propia situación; conservaba hondo rencor contra su hermano, a quien acusaba de haberle abandonado y hasta empujado al vicio para librarse de él, y no le socorría como debiera, ahora que era dueño de cuantiosa fortuna.
Juan Pablo estaba entonces en el Cuartel Real, y doña Lupe dejaba a Maximiliano en libertad, porque le creía inaccesible a los vicios por razón de su pobreza física, de su natural apático y de la timidez que era el resultado de aquellas desventajas.
B.¿Qué quería dar a entender? D.En realidad, designaba con ella el vicio contra natura.
» En suma, el padre Anselmo estuvo muy bien aquel día: censuró el vicio sin censurar al vicio, y no designó ni aludió a nadie.
No se sabe por qué entonces era cuando mejor se conocía que Bermúdez no se quejaba de vicio al quejarse del pícaro estómago, de digestiones difíciles y sobre todo de perpetuos restriñimientos.
No sacrifiques el brillante que se cria en el cielo y en tu alma, al otro diamante que se cria en el monte, y que puede ser el pago infame que da el vicio á la mujer que pone en olvido sus deberes.
Son de temperamento ígneo y vivaz más que lo ordinario de estas naciones, de buen entendimiento, amantes de lo bueno, nada inconstantes ni inclinados á lo malo, y por esto muy ajustados á los dictámenes de la razón natural, ni se hallan entre ellos aquellos vicios é inmundicias sensuales de la carne que á cada paso se ven y se lloran en otros países de gentiles ya convertidos.
Observe que, vicio por vicio, todos ellos traen en pos, entre noventa y nueve malas, una consecuencia provechosa.
Llamo vicio a la vaciedad de los espíritus que se tienen por refinados".
¡Es tan fácil lidiar los vicios desde la barrera cuando no se tienen! ¡El juego!continuó el jugador.
Esos inválidos no sienten la coerción del rebaño; su moralidad inferior chapalea en el vicio hasta el momento de rodar al delito.
En el foso de aquella villa, tan virtuosa á estilo católico, florecía el vicio bajo las formas más antipáticas.
Esta mujer ha mucho que es amiga suya y es la que le incita a mil maldades, que si no tuviera los brazos que en la corte tiene de algunos deudos suyos, le hubieran ya quitado la vida por el mal ejemplo que da y ha dado con la publicidad de sus apetitos; vicio en los nobles más mirado que en los demás.
¡Oh monstruo al uso! ¡oh vicio de todos! ¡oh peste del siglo! ¡necedad á la moda!, exclamó el nuevo camarada.
Soñó, pues, don Gil, que una tarde, su padre regresaba á Salamanca llevando consigo una fuerte suma ganada en el juego, vicio al cual el buen don Alonso rindió siempre pleitesía apasionada.
Estoy quebrantando mis votossolía exclamar el médico, y jugándome la tranquilidad; y como aún soy joven y remolco muchos vicios sobre la conciencia, temo que el mundo consiga engatusarme otra vez.