81 colocaciones para enamorados

¿Qué hacía con la pareja de enamorados?

Perdimos la suavidad y las formas, y lo que antes al tocarnos era como rumor de besos, como murmullo de palabras de enamorados, luego se convirtió en áspero ruido, seco, desagradable y triste.

Los toleraba silencioso, con su gesto grave de padre a uso latino, seguro de su autoridad, convencido de que le bastaba un solo ademán para desbaratar todas las esperanzas de los enamorados.

A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer y mujer y marido hacia un porvenir mucho más vital: un hijo: ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?

Porque, mira, no hay un rostro humano que no tenga su nota poética, su faceta luminosa: la cuestión es dar con ella, encontrarla... pero no busques esa nota, esa faceta en el alma del modelo... allí no existe... donde está es en el ojo del pintor, del propio modo que por lo general todas las gracias de una amante están menos en ella que en la vista de su enamorado.

Pero el mozo no podía callarse, y con la tenacidad de los enamorados volvió a hablar a María de la Luz de sus primeras angustias, cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de ella.

Y esta sarta de iniquidades se hacía para venir a parar a que, no siendo el asunto tan grave como a Ángel se le antojaba, muy pronto se vencería el estorbo, reflexionando los padres que faltas como las mías eran demasiado corrientes y toleradas en el mundo, para que se opusieran como impedimento a la felicidad de dos enamorados tan dignos de ser felices.

No me podra faltar un amigo del enamorado que tenga una hermana con [=q] dar zelos en ocasi[=o] de riñas.

Esta era la situación de los ánimos cuando el diálogo que sostenían Bernarda y Rispall en el capítulo precedente se interrumpió por la llegada de Lucía, única persona ajena á la conspiración y que sin querer se encontraba metida en ella, pues hasta el mismo Ramiro, espoleado por su amor y con la impaciencia propia de un enamorado, iba ya sospechando que Puig era la causa de que se retrasase el logro de sus esperanzas.

No; Josefina no estaba allí, bien lo sabia él; pero sintió el anhelo de los enamorados, ese apasionado respeto por las cosas que tocó alguna vez la mujer amada.

Empújala suavemente hacia la carretela acolchada de seda blanca y florida con bolas de nieve en armonía con la decoración de invierno, verdadera antecámara de enamorados.

Y con la arrogancia absurda de los enamorados que no reconocen la valía exacta de los obstáculos, montó á caballo é hizo una seña al pequeño para que le acompañase.

Le arrastraba la misma atracción del enamorado que, para alegrar su soledad, recorre los lugares que frecuentó la persona amada.

Besos ardientes: besos de enamorados.

Son blasones de los enamorados decir que mueren por amores.

El traqueteo de los coches, el chasquido de las fustas, la voz de los pregoneros, la charla de los enamorados, la risa de los alegres, los pasos de la turba, la respiración de la ciudad, constituyen el estrépito vagneriano, la extraña sinfonía de la prima noche.

Los momentos más dichosos de su existencia eran los que consagraba a la oración, que más bien era un tierno coloquio de dos enamorados, incomprensible para los que no han sondeado jamás los profundos secretos del amor divino ni han gustado las dulzuras de la unión mística.

Los ojos claros de la hada i su semblante abierto i espresivo, derramaron el consuelo i la esperanza en el corazon de su enamorado.

Y en justa correspondencia, comenzó a dirigirle con disimulo alguna de esas miradas[40.1] como relámpagos con que las doncellas saben iluminar el corazón de los enamorados.

Vais haciéndoos á las costumbres de los enamorados tontos, que se pasan la vida en esperar á bulto.

No se equivocaban: una noche, en el paseo del terraplén, á la hora en que la salitrosa brisa del mar refresca el rostro y vigoriza el ánimo, y en que la música militar, sonora y vibrante, cubre la voz y sólo permite el cuchicheo íntimo y dulce de los enamorados, Martina preguntó lealmente, y Lorenzo contestó turbado y sombrío... ¿Quién se lo había dicho?...

En el Hostal de la Cadena se oía un rumor de guitarras; a lo lejos sonaba, de una manera intermitente, un estrépito de tambores y de cornetas; unas niñas, vestidas con trajes de día de fiesta, jugaban al corro en la carretera y cantaban con voces agudas: Dicen que Santa Teresa cura a los enamorados.

¡Mucho!... Árbol secular, ¡cuántas declaraciones de enamorados, cuántos lamentos de 70 tristes, cuántos planes de ilusos y soñadores habrás oído! Oigamos ahora y yo, y Dios con nosotros, la historia de estos pobres corazones, que ciegos corren a una batalla imposible.

Mas por las dificultades del terruño original, tan duras para el profesional en théme, ellas no sabrían, en los dedos del enamorado del oriental parlar, concentrarse en más espira que las precisas al gozo de desatarlas.

Había un crepúsculo acariciador, de aquellos que son la delicia de los enamorados tropicales.

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