36 oraciones de ejemplo con chacal

Paz se alarmó y Salomé se tapó los oídos, como si oyera el aullido, de un chacal.

Dos patillas muy negras y pequeñas le adornaban los carrillos, y sus pelos, erizados á un lado y otro, parecían puestos allí para darle la apariencia de un tigre en caso de que su carácter cobarde le permitiera dejar de ser chacal.

El malayo se inclinó sobre el herido como un chacal, y le hundió el cuchillo en el pecho, con tal fuerza, que la punta de acero se clavó en la tabla de la cubierta.

El marroquí se había incorporado, como un chacal que desea saltar y tiene las patas rotas.

Exhala una queja, semejante al aullido de un chacal; y, dejando a David, se rompe el cuello de la camisa... aspira el aire profundamente, dos o tres veces, como si se ahogara; después ruge, con una violencia desencadenada de repente: ¿Dónde están?... ¡Ah! ¡me las pagarán!...

¡No, pardiez! se trata de ese otro placer robusto y bestial, de ojo de sátiro, de risa de demonio, que llena las tabernas y los bodegones, que bebe y se emborracha, muerde y desgarra, golpea y mata y después rueda y se retuerce entre los restos de una comida grosera, lanzando una carcajada que parece el aullido de un chacal.

Reducíase su vestido a una blusa o camisa llamada por ellos tridako, fabricada con las fibras de una corteza de árbol; pero la falta de trajes la suplían con la sobra de adornos: collares de dientes de puerco y chacal, o de escamas de tortuga, y brazaletes de conchas y espinas de pescado.

El malayo se inclinó sobre el herido como un chacal, y le hundió el cuchillo en el pecho, con tal fuerza, que la punta de acero se clavó en la tabla de la cubierta.

Ya no volvían a reunirse hasta la hora del crepúsculo, cuando brillaba en el cielo la estrella vespertina, «el chacal de la luna», expiado siempre con asombro por las claras pupilas de Talín.

El soldado me llevó a través de un patio hasta un amplio vestíbulo, colgado con pieles de animales feroces de toda especie, desde el majestuoso león hasta el chacal ladrador.

Ojalá, que en la otra vida, no renazcas jamás bajo las facciones de una mujer ó de un chacal.

Ahora, éste es un país atrasado, donde no hay ni un triste chacal, y yo no puedo irme al centro de África.

El hombre ha hecho de un carnívoro como el chacal, un omnívoro como el perro; pero se necesitan muchos siglos para eso.

Un egipcio hercúleo corría á cuatro pies imitando el rugido del chacal y mordiendo á las mujeres que habían entrado en la taberna.

Recordaré, que en la punta austral de África abunda una especie particular de lobo, el chacal mesomelas; pero no es probable que el Junco de la India tocara en el cabo Diab.

V EL CHACAL

La suerte hay que llamarla trabajando, amigo mío, así que... ¡a trabajar! Con cara más que medianamente fosca se aligeró el chacal de ropa, entró en la estancia contigua, y no tardó en salir con un cubo de agua, una palangana y una o dos toallas.

Aquí están los dos... ¡Manos a la obra! El león del foro se arrellanó en un sofá mientras el chacal tomaba una silla.

Al cabo del rato consiguió el chacal preparar al león una comida aceptable, y procedió a ofrecérsela.

El león procuró digerirla con cuidado y precauciones exquisitas separando algunos manjares, prescindiendo de algunos componentes y haciendo atinadas observaciones, que parecieron bien al chacal.

Digerida la comida, el león se tendió sobre el sofá, mientras el chacal, después de vigorizarse nuevamente a fuerza de libaciones y de compresas de agua fría, se dedicó a la confección de la segunda comida, que fué servida al león en la misma forma que la anterior.

Quitóse el chacal las toallas de la cabeza

El chacal contestó con un gruñido, pero siguiendo el consejo.

Llegado a la calle, vióse el chacal respirando una atmósfera fría y triste, bajo un cielo cubierto de nubes, bordeando un río de aguas negruzcas y en parajes que parecían el desierto de la vida.

COMPAÑEROS Prepara otro ponche, Sydneydijo el abogado Stryver aquella misma noche, ya de madrugada, a su compañero el chacal.

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