24 oraciones de ejemplo con me daña

5 Las manidas son escuras, los caminos por usar, el cielo con sus mudanzas ha por bien de me dañar, 10 andando de sierra en sierra por orillas de la mar, por probar si en mi ventura hay lugar donde avadar.

El continuar juntos, dice ella, sería causa de debilidad y a todos nos dañaría.

Sin tener yo las mas leves noticias de estas reglas, las he seguido; y notoria es la buena armonia que he conservado con ellos, y lo útil que han sido al fomento del establecimiento: y no puede decirse que son de mejor índole aquellos que los de estos campos, porque allí han concurrido los que aquí nos dañan.

Perseguido me han encantadores, encantadores me persiguen y encantadores me persiguirán hasta dar conmigo y con mis altas caballerías en el profundo abismo del olvido; y en aquella parte me dañan y hieren donde veen que más lo siento, porque quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira, y el sol con que se alumbra, y el sustento con que se mantiene.

Y ¿ yorespondiome sacudida por una gran emociónqué es lo que deseo ni qué es lo que necesito; qué es lo que menos me daña ni lo que más me conviene!... ¡Si todo me parece ahora del mismo sabor! »Acudí presurosa a contener aquel torrente de dolor que se desbordaba, con los pocos recursos de que podía disponer.

Fácil parece este sujeto, y fácil Fuera para cualquiera de vosotros, Que ha escrito menos dellas, y más sabe Del arte de escribirlas y de todo; Que la que á me daña en esta parte Es haberlas escrito sin el arte.

La mayor parte de los actos que se cometen contra la virtud proceden de nuestra debilidad; nos dañan á nosotros mismos, pero no traen perjuicios á otros; no aterrorizan al mundo, y los mas se consuman sin llegar á su noticia.

¿Qué haríamos si el amor nos dañara?

Y me daña tanto, últimamente, el sarcasmo de envidia tal en el que no puede pensar que mi «aventura» redúcese á un adiós tristísimo á la hechizada hechizadora, que el nuevo choque de la dura realidad en mi vida, llena de los fuegos de su vida, me arranca del corazón una centella.

Y no se espante de ello; que consiste en que, cuanto más me repiten el caso, más me voy hiciendo á él y menos me daña acá dentro...

¡Cómo se te anudaban en la garganta las frases! Con decisión de operador, al fin fuiste penetrando en los tejidos, cortando y resecando lo que te parecía que me dañaba.

porque con serlo tanto mi madre, de lo bueno no tomé tanto en llegando a uso de razón, ni casi nada, y lo malo me dañó mucho.

El lirismo, como un licor fuerte, me daña.

Temo que si me halla ansí, Con el enojo me dañe.

El divino y paciente Ulises, le pasó delante y se llevó la cratera; y el preclaro Ayax se detuvo, tomó el buey silvestre, y, asiéndolo por el asta, mientras escupía la bosta, habló así á los argivos: 782 «¡Oh dioses! Una diosa me dañó los pies; aquella que desde antiguo acorre y favorece á Ulises cual una madre.

Fácil parece este sujeto, y fácil Fuera para cualquiera de vosotros, Que ha escrito menos de ellos, y más sabe Del arte de escribirlas, y de todo: Que lo que á me daña en esta parte, Es haberlas escrito sin el arte.

Pues por eso se olvidó, Por ser lo que me importaba; Que si importante no fuera, ¿En olvidarse, qué hiciera? ¡Viven los cielos! que estaba Tan cuidadoso en traer Los papeles, que por eso Los puse aparte, y confieso Que el cuidado vino á ser El mismo que me dañó;

Yo beso á v. m. las manos, respondió don Alvaro, señor don Quixote, por la merced que me haze; pero no podré servirle; porque no acostumbro comer cosa alguna sobre cena; que me daña, y tengo larga experiencia en mi de la verdad del aforismo de Avicena ó Galeno, que dize que lo crudo sobre lo indigesto engendra enfermedad.

Dice terminantemente: «En el viaje que yo fuí á descubrir la tierra firme estuve treinta y tres días sin concebir sueño, pero no se me dañaron los ojos ni se me rompieron de sangre y con tantos dolores como agora.

; otros con emanaciones picantes nos dañan el órgano olfatorio; varios son peligrosos al tacto; muchos molestan al paladar; no pocos ofenden el aparato de la visión, y además hay otros cuerpos simples en escaso número que influyen en todas las sensaciones, algunas muy dolorosas, que experimentamos.

Era evidente que el reuma, el seguro enemigo de los organismos que empiezan a cansarse, iba infiltrándose en ; las lluvias, y más aún la escarcha, me dañaban, así como los caminos en cuesta, que, desnivelándome, imponían a mis paredes un esfuerzo mayor; por todo lo cual me holgué de verme destinado al Mediodía, donde la llanura del terreno suaviza el trabajo, y el sol calienta con mejor ahinco, y el aire es más seco.

Mi pendencia con El Majo también me dañó, y de las heridas que los apaches franceses me infirieron, me resentía de cuándo en cuándo.

10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh si me dieras bendición, y ensancharas mi término, y si tu mano fuera conmigo, y me libraras de mal, que no me dañe!

A fuerza de sufrir había acabado por encontrar una especie de gusto en el sufrimiento, una amarga alegría: Y más me gusta lo que más me daña.

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