Qué preposición usar con niñas
Clarita y otras niñas de la escuela creían á pie juntillas que la madre Angustias no tenía ojos, y que todas sus facultades ópticas residían en aquellos dos temibles vidrios verdes, engastados en una armazón rancia y enmohecida; y acontecía que para imitarla cortaban dos redondeles de papel verde del forro del catecismo y se lo pegaban con saliva en los ojos, con lo cual se morían de risa.
Mucho me alegraría de que así sucedieserespondió la niña con perfecta naturalidad.
Aquella mujeruca sirve desde niña en la casa de Don Juan Manuel Montenegro: Es Micaela la Roja, que conoció a los difuntos señores cuando entró de rapaza de las vacas, por el yantar y el vestido.
FUSO NEGRO El corazón es como la niña del ojo.
Pero Él, habiéndolos sacado a todos, tomó al padre de la niña a su madre y a los que estaban con él, y entró donde yacía la niña.
Usted no comprende lo que quiero decir, porque no recuerda que el conde de Valdés de la Plata, no pudiendo sonsacarle la niña al herrero, que la guardaba como si no fuera mujer, alquiló la casa inmediata, y no paró hasta abrir una comunicación que le permitió profanar el hogar de aquel testarudo Vulcano.
Así es que en los lugares, en las familias acomodadas y nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las niñas para que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy señoras de su casa.
á penas, amargando mi vida! ¿Y qué sería de esa pobre niña sin el amparo de usías, cuando las ideas del día han echado en su corazón tan perniciosas raíces?
Cuanto más furioso se ponía Cobo, más se gozaba en humillarle delante de la niña por quien ambos suspiraban.
¿Verdad, niña mía, que todo lo olvidarás?
Fué una niña hasta los treinta años; y creo que hubiera sido una excelente mujer, adornada de todas las prendas de lealtad y delicadeza que deben adornar á una esposa, si aquella perfección engañosa, hija de una falsa educación, no torciera en ella su verdadero carácter.
¡Qué diantre! querido joven, saltar por la ventana, á riesgo de romperse la cabeza, era, permítame que se lo diga, una demostración muy suficiente de su desinterés; fué, pues, muy supérfluo agregar á este paso honorable y delicado, el juramento solemne de no casarse jamás con esa pobre niña á no ser eventualidades que es absolutamente imposible esperar.
...y tomó a la niña entre sus rodillas.
III Niñas de las cercanas aldeas, lírios silvestres que crecéis felices al abrigo de vuestra humildad;
Bajó la niña hacia el bordado sus apacibles ojos oscuros, y un poco turbada murmuró: ¿Yo triste? ¿Lo estás en efecto?
Nunca habían oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba algo parecido donde quiera.
Hago un cuarto de rotación sobre el giratorio paquidermo, y ahora observo a la niña desde otra perspectiva: la filológica.
Una zorra, á la que sobresaltó el ruido ligero de los pasos de la niña sobre las hojas, miró con curiosidad á Perla como dudando qué sería mejor, si alejarse de allí, ó continuar su siesta como antes.
Merced a la promesa de una generosa recompensa, hice consentir a la campesina en que cuidara y amamantara a la niña durante algunos días, hasta que encontrara otra nodriza.
A la mañana siguiente se encontró el cadáver de la niña bajo el puente.
Qué, ¿te parezco bien?dijo la madre, pavoneándose como una niña ante la admiración de su hija, que había conocido aquella moda y al verla resucitar inesperadamente, sentía la extrañeza que causa una resurrección histórica.
Atrevesando la plaza del mercado regresó la niña junto á su madre y le comunicó lo que el marino le había dicho.