265 colocaciones para frases

» Pero tal frase tiene, además del significado natural, otro figurado, más usual, que definió así el Diccionario de autoridades: «Aventajarse, sobresalir y exceder a otro en la ejecución de alguna cosa», y éste, como nota el señor Bonilla, «es el sentido de la frase en el pasaje del Cojuelo».

No queriendo decirle el motivo real que a ello le impulsaba y no siendo extremadamente hábil en el género epistolar, se perdía en una serie lamentable de frases sin sentido, reticencias y exclamaciones inútiles.

En el ejercicio de la inteligencia y demas facultades del hombre, hay muchos fenómenos que no se expresan con ninguna palabra, con ninguna frase, con ningun discurso: para comprender al que los experimenta es necesario experimentarlos tambien; y á veces es tan perdido el tiempo que se emplea para darse á entender, como si un hombre con vista quisiese á fuerza de explicacion, dar idea de los colores á un ciego de nacimiento.

Sin ver en ello el menor rasgo de caricatura, y sin poner ironía en el tono o en el giro de la frase, podíase afirmar de este Barón, tanto a primera vista, como después de hablarle y tratarle, que en su porte, en sus modales, en su conversación y en su traza, era todo un gentil hombre: un caballero muy distinguido.

Por consiguiente es preciso que el discípulo se esmere en obtener desde el primer día una buena pronunciación junto con la construcción de frases, verbos regulares e irregulares que son el baluarte de una 5 lengua y finalmente la ortografía, que no debiera ofrecer para los más muchas dificultades, y vencido todo ello, podrá gritarse, ¡Victoria! lo aprendí.

, doña Manuela; Antonio y yo hace tiempo que pensarnos visitarla a usted y a las niñas; ¡pero estamos siempre tan ocupados...! ¡Vaya, vaya...! ¡Qué sorpresa...! ¡Cuánto me alegro de verla! Y con esto se agotó el repertorio de frases de la buena mujer, que se sentía cohibida en presencia de la señora, hablando poco por temor a decir disparates y atraerse el enojo del esposo, a quien admiraba como modelo de finura y bien decir.

Así y todo quedó murmurando pestes, diciendo que él no había aguantado jamás ancas de nadie y que menos las aguantaría ahora de su suegra, con otra porción de frases igualmente enérgicas que derramaron la tristeza por el rostro de Irenita.

Porque... No dijo más; se comió el resto de la frase.

Bastantes de ellas le conocían y le saludaban; algunas se quedaban un instante paradas, respondiendo con gracioso tiroteo a sus frases galantes.

Entre ella y el cuñado, habían habido ya ligeras escaramuzas, alfilerazos que no se olvidan, por la intención de la frase y la acritud del acento.

Muchos hombres conozco que son una frase hecha, nada más que una frase hecha,murmuré.

Antes quiso prolongar la conversación con frases absurdas o insustanciales.

Así la suerte, en frase de Platón (Leges, 6), [Griego: Dios krisis esti], es juicio y sentencia de Dios.

Porque de estos cambios no depende la sutileza de los conceptos, la elegancia de la frase y el brillo de la exposición.

Forondo era el autor de esta frase demoledora: «De tejas arriba no hay más que metafísica y gatos».

De aquí su fuerza, su terrible fuerza de lance humano y vivido; vigor que no proviene de la originalidad de los caracteres, ni de la novedad desusada del argumento, ni de las brillanteces artificiosas del estilo, sino del hecho mismo; porque en el teatro, donde un ademán, ó una inflexión de voz, ó un timbre que suena, pueden tener más elocuencia que una frase, la retórica es lo de menos.

Yo lo reconozco, y le admiro más que nadie, y me alegro que haya demostrado esta vez que sabe hacer una novela en todo el rigor de la frase; en suma, que puede hacer cuanto hacen otros.

Vamos en breve a celebrar una fiesta precursora de la gran solemnidad del centenario de Colón y vengo a pedir a Vd. (aquí un par de frases amables y muy lisonjeras para ) que quiera honrarnos encargándose de una de las conferencias que se harán en el Ateneo con este motivo.

Sólo don Jorge permaneció en pie, apoyado contra una roca, contemplándolos con tranquilidad, pues don Jorge no bebía; esto hubiera perjudicado a una profesión que requiere cálculo, impasibilidad y sangre fría; en fin, para valernos de su propia frase, no «podía permitirse este lujo».

Principalmente el plebeyo, a quien apodaban el Naranjero, que por lo que noté oficiaba de gracioso, se distinguía de los otros por la multitud de frases burdas, obscenas, pero extrañas, propias de una imaginación descompuesta, que sin cesar profería.

No , contestó Lola; y, dime: ¿por qué me lo preguntas? Porque ayer, sin querer, pisé el vestido á Ángela, y esta al ver que estaba roto, me dijo:¡anda, inclusera! La terrible palabra que descorría en parte el misterio de la vida de la niña, quedó grabada en su memoria, y poco á poco fué comprendiendo todo el valor de aquella frase.

¡Ah, las mujeres! ¡Lástima grande no poder vivir sin ellas! Ojeda, que empezaba a dormirse, dio algunas vueltas en su nebuloso pensamiento a la vulgarizada frase del dramaturgo escandinavo.

Sobre este temaindicó el fénix burocrático,sobre la colosal riqueza del señor Marqués, la frase más característica la debemos al amigo Cimarra, que es el hombre de las frases.

Aquelle dijerones el famoso Frangis-el-Wadar, oráculo de nuestro siglo, depósito de elocuencia, tesoro de frases lindas, urna de tropos y figuras retóricas, y ademásle añadieron en voz baja, amplio cofre y razonable tinajón de vanidad y presuntuosa candidez.

¡Una mujer! repitió Marenval, muy extrañado de la forma de la frase y del tono en que Tragomer la había dicho.

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