22 Metáforas para dueñas

EL ESCUDERO Y LA DUEÑA DOÑA ALDONZA Fecho es de burlas.

» En ranas dijo el mismo autor, en Las Zahurdas de Plutón, haberlas visto convertidas: «Así supe como las dueñas de acá son ranas del infierno, que eternamente como ranas están hablando, sin ton y sin son, húmedas y en cieno, y son propiamente ranas infernales; porque las dueñas ni son carne ni pescado, como ellas.

E cuando don Pero Nuñez el Leal et de buena ventura, entendió que por mengua de caballero facían aquella justicia de aquella dueña, dijo a sus compañeros: que si él sopiese que la dueña era sin culpa, que él la salvaría.

Dueñas de sueras, eran las damas aristocráticas, como quien dice, que cavalgaban en ellas (c. 449).

Que por el torpe doncel This young man of sin ganada la dueña está has won over her Duenna, I'm sure, no puedo dudarlo ya: I can doubt it no more: debo, pues, guardarme de él.

Digo, señor, concluyó Vadillo reponiéndose, que la dueña enlutada no es mi esposa, porque mi esposa está en su habitacion, y mi esposa no ha salido ni saldrá... ¿Estais seguro?

La dueña de la casa de Gastizar era de la familia de Belsunce y tenía este apellido del cual estaba orgullosa, así que le agradaba que le escribieran madame d'Aristy (neé Belsunce).

Los huéspedes se extrañaban de que la dueña de la casa fuese la única fumadora de toda la concurrencia.

Dueña en absoluto era la gente maleante de la ciudad por las noches, y únicamente en alguna gran solemnidad, se solían hasta las nueve ó las diez iluminar las casas por el vecindario por apremiantes órdenes del Asistente.

LA DUEÑA (guardándose el dinero).¡Qué alegre es la juventud del día! D. CÉSAR (despidiéndola).Véte.

(Es maltratar de arte que las dueñas hayan lástima y hablen de ello las dueñas).

Tomó la órden que tendria para entrar aquella noche en la casa, con lo cual la dueña se fué loca de contenta, y él quedó pensando en su idea y aguardando la noche, que le pareció tardaba mil años, segun deseaba verse con aquellas compuestas fantasmas.

Dueña honrada, para comigo, que bien se me entiende todo lo que has dicho, no son menester rodeos ni circunferencias, sino manifiéstame tu fatiga, que yo procuraré de la remediar.

Así es verdaddijo Lanzarote, que a me tienen ésos consumido a puro lanzarotar con si viene o no viene de Bretaña, y son tan grandes habladores, que, viendo que mi romance dice: Doncellas curaban dél Y dueñas de su rocino, han dicho que de aquí se saca que en mi tiempo las dueñas eran mozos de caballos, pues curaban del rocino.

una tienda de gorras en la Puerta del Sol, cuya dueña, honradísima mujer, tenia un hermano menor que de ella dependia y que era taquígrafo de las Córtes.

Pero al oir esto, su marido, aunque no es celoso, ni mucho menos, da instintivamente un tirón á la saya que lleva agarrada entre sus dedos; y como su dueña no está para grandes pruebas de equilibrio, viene al suelo como un fardo.

¿No es eso? (La dueña calla y él la sacude del brazo.

¿A quién podria ocurrirse (y termino con esta especie) que la dueña del establecimiento en cuestion, es una gran señora?

Fuensanta vivía en una casa de huéspedes cuya dueña también había sido del teatro.

Pero al ir á gritar le echa el galán en la gorguera un bolsillo, que la dueña toma suspensa y calla.

Una dueña de casa que olvida sus deberes para charlar... Es ese zalamero de Lautrec, que hace de las suyasdijo irónicamente Kisseler, que no pierde ocasión de decir despropósitos.

[1310] »Por la çibdat andava rradío é perdudo, »Dueñas é caras fenbras fablavan á menudo; »Con sus «Aves Marías» fazíanme callar mudo: »Desque vy que mal me yva, fuyme dende sañudo.

22  Metáforas para  dueñas