23 Adjetivos para describir filos

, señora: se la di al sargentoañadió el mozo, sacando de la vaina un sable nuevo, reluciente y de agudísimo filo.

Con esto don Quixote se volvió para el gigante, diziendo: Ea, tirano y arrogante rey de Chipre, echa mano á tu espada, y prueba á que saben los agudos filos de la mia.

¡Oh, infelicidad humana, que haces trofeo de tu misma miseria! Señor, los filos deste alfanje cortaron el hilo de la vida á un famoso rey don Sebastián, digno de la vida de cien Néstores.

Llegaban á pie ó á caballo; sucios, feroces, cubiertos de pieles ó vestidos de esparto, con el escudo de media luna y la espada corta de dos filos, ansiosos de pelear y trayendo consigo vistosos presentes para el africano, cuya gloria les deslumbraba.

Arropábase más á cada momento, creyendo en los extravíos del sueño que el cuchillo, á pesar de su puntiaguda forma y de su brillante filo, no podía penetrar las sábanas.

En el lugar llamado Fuerte Quemado, como á una legua al norte de Santa María, en la raya que divide la provincia de Catamarca de la de Tucumán, en el mismo riñón de Calchaquí, corre un filo de cerrillada que acaba en punta hacia el norte y domina la entrada al valle de Tafí, pero con todo el de Santa María por medio.

De querer chuparlo á todo trance, hazlo por el mango, que al fin y al cabo carece de filo conocido.

» En efecto, aprovechando una ocasión propicia, José Antonio le asaltó en un ángulo del billar, y allí, con alevosía, premeditación y ensañamiento, descargó sobre su cabeza el filo cortante, quedándose el Marqués tan aturdido del tremendo golpe, que no supo contestarle.

De diamante es tu dureza, que la sangre del torpe cabron te enternece, doma y ablanda, y no hace mella en la punta acerada de verdaderas razones, ni señal la palabra de Dios que á dos filos corta.

Muchas veces se había clavado en la frente su filo dentado de paja, cuando á la puesta del sol, en los caminos de la campiña romana, se agachaba él, teniendo en un brazo el talle de su mujercita, buscando su boca que se estremecía con dulce cosquilleo, mientras á lo lejos, en la bruma azulada, sonaban las esquilas de los rebaños y los lamentos musicales de los guardadores de búfalos.

¡Oh, infelicidad humana, que haces trofeo de tu misma miseria! Señor, los filos deste alfanje cortaron el hilo de la vida á un famoso rey don Sebastián, digno de la vida de cien Néstores.

Siento sobre el pecho su doloroso filo, á más del peso de la señora de enfrente y otros cuerpos que se agitan con el pasmo del terror.

Sonó el clarín, y á un tiempo mismo los filos de vuestras espadas arrojaban al suelo las altaneras cabezas, humilladas al valor y al patriotismo.

¡Oh paje vil y de infame ralea! dixo don Quixote: ¡y mentiroso llamas á uno de los mejores libros que los famosos gregos escribieron! y el barbaro turco de tu amo sois los mentirosos, y mañana se lo haré yo confesar á él, mal que le pese, delante del Rey, con los filos desta espada.

«Para estos se ha de tomar un filo tan grueso como una alfiler gordo; se ha de doblar de modo que cada una de las partes sea tan luenga como el diámetro de la brújula y más la cuarta parte.

Cuatro mil judíos rindieron las vidas á los filos de las espadas de esta bárbara gente, indigna de llevar el nombre de cristiana.

El Magistral le encontraba una música al filo insinuante.

En una cuesta, dos filos de cipreses, interrumpidas por cruces de piedra, escalaban una altura hasta llegar al camposanto.

Los de origen ibero llegaban de sus granjas, barbudos, atezados, con coraza de lino forrada de gruesa lana, espada corta de dos filos pendiente del hombro y un sombrero de cuero endurecido que equivalía á un casco.

Pero el hielo de la boca marchita hiere con filo tan penetrante, que el hombre se levanta, crispado, y echa a correr con el hijo que le queda... Ceñido por la mortaja infinita de la nieve, el cuerpo difunto duerme con solemnidad en el monte, nunca tan santo como ahora que guarda los despojos de un niño.

Ramillete de dulces trinos verbales, Javalina de Diana la Cazadora, Ritmo que tiene el filo de cien puñales, Que muerde y acaricia, mata y enflora.

Y es de advertir, á propósito de hachas, que las de piedra, obra del hombre primitivo, son tenidas como hachas del rayo por los pueblos indígenas que las desentierran; y es por eso que en Calchaquí, por ejemplo, se conjura á la tormenta de piedra ó al granizo presentándole durante un rato los filos sagrados de aquellas.

La cola de este pescado es larga y angosta, á la raiz de la cual sobre la espalda tiene una cola punteaguda con dos filos, semejante á una cierra de dientes pequeños, con que hiere á los que se le acercan.

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