Es del tamaño, ó poco mayor que un gallo, pero sus plumas son un agregado de todos los colores, que presentan á la vista en un solo objeto, cuanto la naturaleza dispensó liberal en la familia universal de todas las aves.

Las plumas son de aves del paraiso, y el oro y las piedras, cogidas en los valles del Edém.

Aquéllos por ligeros fingen, estos otros, porque llanos, descaecen y así las más destas plumas modernas son chabacanas, insulsas y en nada eminentes.

, cuyas plumas del cuerpo son de color chocolate, las alas verde-oscuro y la cola amarillo-brillante; sobre la cabeza tiene un moño puntiagudo.

Perdía las noches enteras en la redacción, y rara vez cogía una pluma.

Las plumas son de cola de águila, llevando en la extremidad de cada una, otra de pájaro azul.

La pluma era una estaca entre sus dedos encogidos; y mientras la estaca subía ó bajaba á empujones, de la línea trazada en el papel, la pendolista hacía embudos con los labios y entornaba y revolvía la cabeza.

El caballo no era un fantasma, sino un ser viviente, engendrado por una yegua y un grifo; tenia como su padre la pluma y las alas, la cabeza y las patas delanteras armadas de garras.

También entre los aztecas era insignia de valor las plumas.

¡Qué mano de raspa tan admirable! ¡Qué primor de destreza aquella pluma para imitar recibos de doña Marta! ¡Qué instinto aritmético el suyo para obtener alcances en su favor allí donde no había sino rastros de sus ávidas manos, al sacarlas llenas de lo que no le pertenecía, durante tantos años de administración!

Y una pluma es otro instrumento al fin del cual se tropieza no pocas veces con un asno.

Bien dicen que una cruel Pluma áspid es de ira lleno, De quien la tinta es veneno En las hojas del papel.

Jamás un instante de reposo para el espíritu; cuando la pluma no está en movimiento, lo está la lengua.

Formaron tambien otra creencia, que despues de la muerte han de volver otra vez á sus cuevas divinas, añadiendo que las estrellas son los indios antiguos, y que la via láctea es el campo donde van á cazar los avestruces, cuyas plumas son las dos nubes meridionales.

Mi pluma tal vez la ofenda por torpe e inhábil; pero mi intento es sano y de vivo entusiasmo nacido.

También tenían alas, y hermosísimas, os lo aseguro, porque todas las plumas eran de oro purísimo, brillante, centelleante, bruñido, y figuraos cómo resplandecería cuando las Gorgonas iban volando a la luz del sol.

La pluma puede el púgil literario convertirla en espacia de combate...

Para matar la inocencia, Para envenenar la dicha, Es un gran puñal la pluma 10 Y un gran veneno la tinta.

Impulsado por la atenta invitación de mi amigo el ilustrado Sr. Director del Boletin , tomo sin embargo, la pluma para indicar el humilde concepto que me he formado de las diversas opiniones sobre el verdadero sentido del vocablo sajon Folk-Lore.

Aquellas plumas eran una sentencia.

Que la piedra caiga y la pluma vuele es de sentido común.

Sobre esta fotografía se eleva, surgiendo del marco e inclinándose sobre el retrato, una fina y dorada pluma de pavo real; y esta pluma es como un símbolo de esta mujer altiva, desdeñosa, con su eterno gesto de displicencia que perpetuó Velázquez, que perpetuó Carreño, que perpetuó Del Mazo.

Después continué: Según lo ha escrito, padre, la verídica pluma de tu querido hermano, que contigo hizo entrar a Roma por el buen camino, la Fe es la substancia de las cosas que se esperan, y el argumento de las que no aparecen a nuestra mente: tal me parece su esencia.

También son trofeo de un gran valor esas plumas de pavón esparcidas y estos airones de una altanera garza, penachos de su soberbia, ya despojos de una loca vanidad rendida.