1883 Adjetivos para describir mujer

Sin embargo, la quería y si vuelvo los ojos al pasado no encuentro en mi vida otro pecado que haber hecho una mártir de mi pobre mujer ...

En su busca fuí un día y otro á aquel sitio: Por último, una tarde ... yo me creí juguete de un sueño ... pero no, es verdad, la he hablado ya muchas veces, como te hablo á ahora ... una tarde encontré sentada en mi puesto, y vestida con unas ropas que llegaban hasta las aguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación.

La mujer india, casada con un europeo, jamás dice mi marido, sino el castila.

Pero ¿qué vistes? ¡Pásmese, hombre! Ahora mesmo, al pasar por el Muelle, he visto á la mi mujer vestida de comedianta, con un gorro á modo de pimiento, una casulluca con estrellas, y un pendón lleno de letreros, y más de un centenar de babiecas detrás de ella echando vivas yo no á qué.

Las piraterías moras no reconocían cuartel, salvándose únicamente el hombre fuerte que le conceptuaban útil para los duros trabajos del esclavo, ó la mujer joven y hermosa que pasaba á ser en las tolderías moriscas víctima del insaciable sensualismo de aquellas razas.

El gigante sospechó que este universitario era la mujer amada de la que había hablado el proscrito en varios pasajes de su historia.

Pero su espíritu de mujer honrada y enferma sabía sobreponerse á esta impresión, y continuaba adelante con cierta altivez vanidosa, con un orgullo de hembra casta, consolándose al ver que ella, débil y agobiada por la miseria, aún era superior á otras.

Eso dicen los señores de la ciudad, porque á ellos no les molestan; y fundados en que todo es puro cuento, echaron á presidio á algunos infelices que nos hicieron un bien de caridad á la gente del Somontano, despeñando á esa mala mujer.

En el fondo de un arco sepulcral revestido de mármoles negros, arrodillada delante de un reclinatorio, con las manos juntas y la cara vuelta hacia el altar, vieron, en efecto, la imagen de una mujer tan bella, que jamás salió otra igual de manos de un escultor, ni el deseo pudo pintarla en la fantasía más soberanamente hermosa.

El insomnio junto á una mujer bonita no es seguramente el peor de los males.

Se apresuraron a desatarme; me entregaron libre al cura, quien me abrazó llorando de emoción; vinieron a suplicarme que los perdonara y en ese momento apareció mi infeliz mujer, jadeando de fatiga, gritando y mostrando en sus brazos a mi hijo más pequeño, implorando piedad para .

Baguios montando un buen barco mandado por un capitán inteligente, y por ende andaluz y joven, y rico, y con mujer guapa, y con hijos, y feliz, y sin suegra, no hay temor; yo no tengo nada de eso, su vida responde de la mía, de modo que él cuidado; por otra parte, me seduce este viaje, pues estoy aburrido de Manila y deseo conocer los pueblos bicoles.

Que hable, que hablegritó una mujer alta, huesosa, descarnada y siniestra, que parecía la imagen misma de la anarquía.¡Que hable, que hable!

Juan Machín se casó con una mujer rica de Bilbao; compró una casa solariega en Izarte, y comenzó a arreglarla a su gusto.

¿En qué oscura cueva de lobo o de león iré a esconderme?... ¡No hallo paz en la vida!¡Fui pastor de lobos y ahora mis ganados me comen ¡Engendré monstruos y estoy maldito! ¿Por qué de aquel vientre de mujer santa salieron demonios en vez de ángeles con alas?

¡Vos, que triunfáis así 225 de esta débil mujer! (El llanto le ahoga la voz por unos instantes; luego, al ver a don Pedro y a los que le acompañan, se contiene, exclamando:) ¡Oh! ESCENA III DON PEDRO, DON MARTÍN, DAMAS, CABALLEROS, PAJES.

¿Qué sombra puede hacerte que sea yo la mujer legítima de D. Casimiro?

Se le había dicho: «Es una mujer ilustrada, aunque española; educada en Inglaterra donde ha aprendido el noble espíritu de la tolerancia».

Leyó uno de los papeles: «Agradezco tus esfuerzos, pero no puedo más...» Lo escrito en otro decía así: «La única mujer que me amo verdaderamente fué mi madre, y ha muerto.

Pero imponer sacrificios á los parientes, estar á cargo de dos pobres señoras para ir después á correrla con mujeres perdidas, creo que merece todas las severidades.

] [Nota 588: Era grande agravio cortar la cara a una mujer, porque esto, sobre menoscabar su hermosura, hacía pública para siempre la afrenta, por ir indeleblemente marcada en el sitio más visible; pero a las malas mujeres se las solía amenazar además con cortarles las piernas, dando a entender con ello que por su torpe oficio las tenían poco menos a la vista que el rostro.

Un hombre y una mujer sentados en un diván murmuraban lo mismo que la otra pareja maldiciente, como si todos en aquella fiesta no pudieran hacer otra cosa apenas formaban grupo aparte.

De esta época data la fama ruidosa que adquirió como mujer elegante.

La audacia no abandonó a la niña, la audacia de la mujer enamorada.

La riqueza y el esplendor de Goa habían atraído a su seno alegres y lindas mujeres de diversos y distintos países: almeas de Egipto; cortesanas de Bética, Italia y Grecia; odaliscas de Georgia, Armenia y Persia, y bayaderas y devadasis de toda la India.

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