66 colocaciones para silla

El respeto selló los labios del amigo, cuando ya se desplegaban para decir: «¿Y para quién es este Belén, señora?».

Y como para sellar su pacto con la desgracia futura, cogió entre sus manos las desmelenadas cabecitas, besándolas en las sucias mejillas, en los labios cubiertos de costras.

66 Y yendo ellos, fortificaron el sepulcro con la guardia, sellando la piedra.

Mercedes estrechó aquella mano de fuego con efusion, i al sentir el rasgo de la horrible cuchilla, dada con mano firme por el anciano, reclinó su frente sobre la de su querido, i casi selló sus lábios con su boca de rosas.

Hay por ello un fecundísimo, un bienaventurado pensamiento, en el propósito de cierto grupo de pensadores de las últimas generacionesentre los cuales sólo quiero citar una vez más la noble figura de Guyauque han intentado sellar la reconciliación definitiva de las conquistas del siglo con la renovación de muchas viejas devociones humanas, y que han invertido en esa obra bendita tantos tesoros de amor como de genio.

Viene a sellar y poner en secuestro los papeles de Mr.

Mazzini explotó a su vez: ¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora! Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas.

Ester levantó apresuradamente á la joven, y contestó á la súplica de Ketti abrazándola conmovida y sellando un beso en su frente.

Desde el momento que el pueblo vea que el gobierno propone por únicos recursos, para la empresa dificil y dispendiosa de sellar una nueva moneda, el producto de dos cuadras de terreno, ya no puede creer que aquella empresa se realice.

Ojos de gato, lengua de serpiente, Garras de tigre, boca de lagarto! Satan sin duda con un beso ardiente Selló tu rostro en la hora de tu parto.

Hay un sacerdote en el pueblo que también por sus frases y actitudes demuestra caridad y ternura á la desaparecida señora, mas los hábitos y las canas de este varón piadoso sellan en la boca de Carlos la ansiada confidencia.

Un beso ahora para sellar las paces, y adiós.

ESTROFA Los héroes con su sangre Sellaron la victoria, Cayendo con su gloria Bajo el sagrado altar, Y el pueblo agradecido Sus nombres rememora, Que el sol de Mayo dora En la urna tumular.

Habia comprado un Album, solo para que escribiera yo en él, y nadie más: la muerte selló la fidelidad de su promesa.

Aquí, pues, dejando la pluma y sellando mi confesión, concluyo de referir la vida del desgraciado ENRIQUE JEKYLL.

Los viajes á Europa contribuyen también no poco á estrechar estas relaciones, pues en el extranjero sellan su sentimiento patrio los habitantes de las provincias más distantes, desde los marineros hasta los más ricos negociantes, y al espectáculo de las libertades modernas y al recuerdo de las desgracias del hogar, se abrazan y se llaman hermanos.

Lejos de tan sórdida mancilla: Antes selle mi boca una mordaza Que llame yo en la lengua de Castilla Á su raza oriental bárbara raza.

» 027:066 Así que fueron con la guardia y aseguraron la tumba, sellando la roca.

Yo no he sido el que ha sillado la bicoca!

LOS PILOTOS CANTÁBRICOS Andaluces y extremeños sellaron con su cuño el continente de América, dándole carácter y estableciendo una sólida civilización.

»¿Y á nosotros, tus hijos, á quien silla Previenes celestial, se nos traiciona? ¿Y anegadas las naves, ¡oh mancilla! Porque de álguien el odio lo ambiciona, Tocar nos vedas la latina orilla? ¿Así nos vuelves la imperial corona? ¿O premio es éste de virtudes digno?

A , que me permitan estar con mi niño, el que dió por su vida, sellando el sacrificio con un beso celeste...

»Mas mi padre con plácida alegría El rostro augusto eleva; ambas las manos Tiende, y al cielo esta plegaria envía: «¡Omnipotente Júpiter, si humanos »Ruegos te mueven á clemencia pia, »Una mirada compasiva dános! »Si merecemos proteccion, propicio »Sénos, y sella el venturoso auspicio.

No: el predilecto de aquella mujer que sabía querer y morir; el que antes de asesinarla había aspirado el aliento de su boca de virgen, era Fausto, el poeta; Fausto, que por fin encontraba su ideal, y que al encontrarlo prefería dejar la tierra, sellando con el sello de lo irreparable tan magnífica pasión.

Brilla en sus ojos bajos la curiosidad, y con voz trémula y velada me incita á proseguir, diciendo: Tan grande, que sólo el recordarla aún parece impresionarle de tal modo! Tan grandeinsisto, que aquel desastre, que únicamente pudo ser contemplado por mi propia compasión, selló para siempre mi lúgubre destino.

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