48 Adverbios para describir cómo iluminó

Leía acostado doce horas de un tirón, y encontró un modo extravagante de alumbrado: ponía en equilibrio sobre su cabeza una gran palmatoria de cobre, que iluminaba perfectamente las páginas; pero, a veces, se dormía y la palmatoria rodaba por la cama, con grave peligro de incendio.

Éstos penetran como un torrente por todos los huecos de la blonda cabellera, y la iluminan interiormente y la convierten en una masa incandescente que arroja por intervalos llamas extrañas y fugaces.

El gabinete se iba iluminando lentamente; los primorosos muebles y objetos que lo adornaban salían de la obscuridad graciosos, esbeltos y risueños como las bailarinas de las óperas cuando a un golpe de la orquesta se despojan del manto que las transformaba en espectros.

Para engañar al enemigo dispuse que aquella noche iluminasen vivamente todas las habitaciones de mi residencia, como si diera en ella una gran fiesta, congregando al efecto a muchos de nuestros amigos y mandando que la música tocase toda la noche.

Seguía nevando; por unas callejuelas desiertas llegaron al juego de pelota; los dos arcos voltaicos de la puerta iluminaban fuertemente la calle blanca.

Cuatro lámparas iluminaban ampliamente la estancia de artesonado techo en que se hallaban.

La luz vacilante del hogar que se extinguía iluminaba únicamente con su rojiza claridad el interior de aquel chamizo; y destacándose en el fondo la cabeza disforme del idiota que dormitaba agazapado en un rincón, resultaba verdaderamente espantosa.

La vista de una ballena del corsé de su mamá iluminó repentinamente el cerebro del mofletudo Leoncio.

La luz de una lujosa lámpara le iluminaba completamente el rostro, aquel rostro execrable que, para mayor desventura nuestra, reprodujeron infinidad de artistas, desde Goya hasta Madrazo.

El sol, en el ocaso, iluminaba el suelo, más allá de los cobertizos; pero los ojos, deslumbrados por este resplandor de incendio, lo veían todo negro, como si hubiese llegado la noche.

La tenue luz de una lámpara, que ardía en vaso de diáfana porcelana, iluminaba suavemente el hermoso rostro y las gallardas y juveniles formas de la mujer dormida.

La corrección que merodeaba aún por allí, y las bolsitas de cera, lo iluminaron suficientemente.

aun la luz del crepúsculo iluminando fantásticamente el ensangrentado cadáver: el silencio que reina en torno suyo me turba y me confunde.

Despues de todo, la luz del gran astro se perderia, como música no oida, si no iluminase la humana frente.

El anciano, cuyo rostro se fué iluminando gradualmente, se volvió hacia su hija.

Estando á iguales distancias se variarán de otros dos modos; esto es, el obgeto situado á igual distancia entre dos luces iguales en color y resplandor, puede ser iluminado de ellas de dos modos, ó igualmente por todas partes, ó desigualmente: será iluminado igualmente por ellas, quando el espacio que haya al rededor de ambas luces sea de igual color, obscuridad ó claridad; y desigualmente, quando el dicho espacio varíe en obscuridad.

Inmediatamente se iluminó la habitación inmediata.

Jamás un rayo de sol ilumina esta mansión, donde tampoco luce ya el resplandor de las antorchas de los saraos, extinguidas desde la época de la revolución.

Los focos potentes iluminaron la carretera hasta muy lejos y alargaron por ella, en caricatura, la sombra del cochecito y del caballejo.

Cada quebrada de las que recortan hasta la mitad de la altura las laderas de la montaña, nos muestra una vertiente libre ya de nieves (la que ilumina libremente el sol de mediodía), y otra de resplandeciente blancura (la que mira al horizonte septentrional).

Eran las once y media, y la luna iluminaba melancólicamente la magnífica escena del pequeño puerto de Dover, en cuyo fondo se destaca, como un inmenso puente de mampostería y madera lanzado hacia las ondas, el muelle que facilita el embarque sobre los vapores.

Misteriosamente las ventanas se iluminaban; una especie de temblor estremecía las casas: era que sus habitantes, informados de lo que iba á suceder, dejaban el lecho para vestirse y salir.

Son dos mundos omnipresentes, en reciprocidad de acción, que se suceden, se alternan, se cruzan, se compenetran, se explican y se iluminan mutuamente, en perpetua vuelta.

Si con esta luz no columbráis aún el tipo, os apuntaré otro dato que necesariamente ha de iluminar vuestra memoria.

Un sol que ilumina perpendicularmente desde el más alto punto del cielo reduce á nada ó muy poco la sombra de los objetos que están debajo: así, observa Plutarco, el brillo de la gloria achica la sombra de la envidia y la hace desaparecer.

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