26 oraciones de ejemplo con farola

Los primeros destellos de la farola del Corregidor alumbraron, al par que rebasábamos Pulo Caballo, saliendo de la inmensa bahía de Manila por Boca grande.

Cien magníficas farolas alumbraban la plaza del arco del Triunfo; están encendidos todos los faroles que se extienden, en dos líneas simétricas, hasta el jardin de las Tullerías; veo á lo léjos tres variados grupos de luces, como si fuesen otras tantas hogueras: eran los tres cafés cantantes de los Campos Elíseos; veo tambien profusamente iluminada la puerta del baile de Mabille, del castillo de las flores....

Con la frescura de la noche que caía todo el mundo se halló más a gusto, los de los coches respiraron, sin dejar de saludar a diestro y siniestro, y comenzaron a abrir en las tinieblas sus pupilas de fuego los reverberos de la ciudad, la Farola, y las hachas de cera que encendían algunas mujeres para alumbrar a los carruajes.

A cuarenta pasos, debajo de un andamiaje, una farola hacía resaltar las negras siluetas de un chulo de chaquetilla corta y una chula de falda almidonada y pañuelo de seda a la cabeza, que dialogaban vivamente.

La Virgen, con toda su carga de joyas, flores, farolas, y hasta con el pesado palio, bailaba al son de la música.

Entonces ella, deteniéndose bajo una farola para ser bien vista, fijó en don Juan sus hermosísimos ojos; y oprimiéndole las manos en señal de despedida, repitió: Toda la noche, te queda toda la noche; ¡piénsalo bien! ¿Verdad que serás bueno conmigo?

No tuve tiempo más que de subir a la farola y encender.

Las tres farolas de popa se encendieron, y las naves tomaron la ruta de América.

Por la última casa de la calle de la Fuente, bajo una roja y vacilante farola, tuerce la esquina un hombre solitario...

Á grandes trechos farolas de electricidad, como para fingir una civilización occidental; pero su luz turbia se pierde en las tinieblas de Belgrado, haciendo aun más palpable la lobreguez.

Al sonar los primeros truenos habían corrido todos cual rebaño asustado á la punta de la farola, como si su presencia pudiese ayudar á los parientes y amigos en la terrible lucha por entrar en el puerto.

Conforme entraban las embarcaciones de pesca, disminuía la muchedumbre en la punta de la farola.

El río, obscuro, toma blancuras de leche bajo la luz de las farolas de los buques.

Los dos hombres siguieron la ancha avenida que, partiendo el jardín del hotel, conducía a la verja, fuera de la cual esperaban dos carruajes, y al llegar a un espacio donde no alcanzaban las luces de las dos farolas que adornaban la puerta del edificio, el jesuíta se detuvo, cogiendo suavemente a su protegido por un brazo.

Y embriagado de su perfume, del suavísimo violeta de su tocador, que parecía exhalarse de ella más penetrante con el fresco de la noche, como el perfume de las azucenas, el silencio a su lado me enojaba; y por hablar cualquier cosa con aquella colegiala divina que no sabía nunca qué decir, la entretenía haciéndola notar lo caprichosamente que se iban nuestras sombras alargando cada vez que dejábamos atrás una farola.

Y como si la máquina que nos había arrastrado a tantos deleites pudiera entender nuestra gratitud, la miramos juntos, con su negra mole finamente fileteada de reflejos de luna, encendidas ya en sus topes las farolas blanca y roja.

Vista de espaldas a las luces eléctricas de las farolas y los escaparates, toda aquella arrogante hembra, con su traje claro de seda, destellaba chispas: de sus brillantes, de los plateados botones de su esbelto talle, de los hilillos de oro de sus encajes, de las peinetas sepultadas en los rubios bucles de su peinado, de los caireles de su sombrero verde, entre gasas y rizadas plumas.

Y los faros celestes prendían sus farolas, Mientras temblaba el suave crepúsculo violeta.

Tal que su llaga un leproso, se lo muestro á la luz de una farola.

Desde el rio de luz de la calle de Brodway se van viendo, al tocar en las bocacalles, travesías de ménos luz, ó sombras cruzadas por hileras silenciosas de farolas, en cuyas aceras se anuncia con mayor luz alguna diversion.

Las ventanas y balcones de los edificios, las lanzas de las rejas, las columnatas y bordaduras de piedra de los palacios, los bronces de las estatuas, las farolas del alumbrado, todo relampaguea y resplandece.

El callejoncito, la cinta de tiniebla, conserva aún el resplandor de su lentejuela, de su farola agonizante.

Al fin del verano se le lleva un día a ver el Instituto, y otro a la Farola de Cueto, que, por lo visto, es todo lo monumental que aquí tenemos, digno de que lo vean esos señores; y hasta el año que viene, si para entonces no está S. E. en candelero... o en las Marianas, que de todo se ha visto.

Cuando el personaje montó en el coche que le llevó a visitar la Farola, se notó que le acompañaba una señora, sobrado vulgar de aspecto, y nada joven, por las trazas.

Desde allí irá a la Farola.

26  oraciones de ejemplo con  farola