29 Metáforas para tenidas

Pero, ¡claro!, acostumbrao a tantas quiero tantas tengo... (Coge la saca de la derecha y viene por el mismo lado a entregársela a Melquiades para que la coja.

Tuve grandísima alegría al ver a la tal mujer, y desde el primer momento me gustó tanto, tanto...

Tuve calma para aguardar que se acostaran, y aun para aguardar que Beatriz se durmiera.

Tienes color de cardenillo...

Tenía contadísimos amigos.

Nunca me ha parecido que el tener hambre sea cosa de risa, y ya sabemos que en la mitad de nuestro teatro cómico es el hambriento principal motivo de regocijo.

Tenía Ulises todo el cuerpo hinchado, de su boca y de su nariz manaba en abundancia el agua del mar; y, falto de aliento y de voz, quedóse tendido y sin fuerzas porque el terrible cansancio le abrumaba.

Tengo para que el futuro disector de Zaragoza, el catedrático de Anatomía de Valencia y el investigador modesto, pero tenaz y activo que vine a ser andando el tiempo, fueron el fruto de aquellas primeras lecciones de osteología explicadas en un granero.

Tuve la honra de cenar y dormir con los galopines de cocina, todos los cuales quedaron tan prendados de , que cuando a la mañana siguiente fuí a dar gracias al maestro Diego por el favor que me había hecho en recogerme con tanta generosidad la noche anterior, me dijo: «Mis mozos de cocina te han tomado tanto cariño, que todos a una voz me han asegurado se alegrarían de tenerte por camarada.

¿Tienes interés en que tu esposa sepa que vives?

Tuve esta idea cuando estaba aquí sin habla, y al despertar me agarré a ella... Es la llave de la puerta del Cielo...

Hombre, porque el tener novio no es de luto rigoroso.

Tuve miedo de comprender, pero, no obstante, la pregunté: ¿Por qué? Sus palabras, nada me dijeron que yo no supiera ya.

Tenía interés en resolver pronto y bien el asunto, porque él había nacido en Huamanga (Perú), era miembro del Consejo de Indias y gozaba fama de hábil y enérgico.

Tenía Maximiliano momentos en que se llegaba a convencer de que era otro, esto siempre de noche y en la soledad vagabunda de sus paseos.

? ¡Yo! lo que la tengo es odio.

Tuve allí oportunidad de conocer a un gentil hombre, diplomático centroamericano, casado con una alta dama francesa, como que es, por sus primeras nupcias, la madre del actual jefe de la casa de Gontaut-Biron, el conde de Gontaut Saint-Blancard.

La libertad es al hombre lo que la instruccion á la inteligencia, ¡y el no querer los frailes que la tengamos es el orígen de nuestros descontentos! ¡La instruccion no se da más que al que se la merece! contestó secamente el P. Fernandez; dársela á hombres sin caracter y sin moralidad es prostituirla.

Tenía la convicción de que el destino del hombre está en su incesante perfeccionamiento.

Dices bien, sólo el tener Es la perfeta hidalguía: ¿Está muy léjos su casa?

Tuve igual precaución para los dos.

Tuve, no obstante, prudencia para contenerme y limitarme por entonces a demandarle una tarjeta expresiva para el capellán del colegio del Corazón de María.

A las honze preguntas dixo, que lo que dicho tiene es publica boz e fama entre las personas que dello tienen noticia, e lo que ha dicho es la verdad e lo que sabe deste fecho para el juramento que hizo, so cargo del qual le fue mandado que no diga lo que tiene dicho fasta que sea fecha publicacion desta provança e fyrmolo de su nonbre.

Tenía, en primer lugar, un amigo, un amable y excelente joven, antiguo capitán de la guardia, que habitaba con su familia en el Real Palacio de Pau, y no quise dejar el Mediodía sin abrazarle; por otra parte, en los alrededores de esta ciudad estaba el señorío de Lescar, donde la vizcondesa D'Ortlies y el general me habían comprometido para que me detuviese algunos días.

Tuve serenidad bastante para dominarme, y sacando una mano, le tomé la suya y la llevé pausadamente á mis labios.

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