87 Adjetivos para describir humedades

Si no fuera porque unas veces es escaso el aire y otras la humedad excesiva, preferiría estos lugares subterráneos a todos los demás lugares que conozco.

Oyendo esto, lloró en silencio, mojando con lágrimas sus almohadas, y se durmió sobre la tibia humedad de ellas... A las tres o cuatro horas despertó de nuevo cual si oyera un grito.

] [Nota 423: Juega de la voz sereno, adjetivo en una parte y sustantivo en otra: que nunca le tuvo, es decir, que por ser Carmona de cielo tan sereno, no se conoce en ella el sereno o humedad atmosférica propia de la noche.

Te he conocido con sólo oírte, Luisillodijo Iriondo con su voz bronca y discordante de hombre enronquecido por la continua humedad y obligado á hacerse oír entre los mugidos del viento y de las olas.¡Ay, Planeta!...

¡! ¡Sigue! ¡Ahora más!» Se observaba la ligera humedad de aquella fina piel como si de ella dependiera la continuación ó la ruína del universo existente.

La pomposa vegetacion del Rio Janeiro se reproducida en estos sitios, pero con mas esplendor; una caliente humedad fomenta en ellos, hasta sobre las mas escarpadas rocas, plantas prodigiosas.

Pero Margalida permanecía silenciosa, descoloridos sus labios, pálidas las mejillas con una blancura lívida, moviendo los párpados para esconder tras el enrejado de las pestañas la humedad lacrimosa de sus ojos.

Su piel, surcada por las arrugas, tenía el brillo de una eterna humedad, como si el vino volatilizado penetrase por todos sus poros y se escurriese por el borde de su bigote en forma de lágrimas.

El viento había cesado por completo, y con la calma del atardecer, en que el termómetro comenzaba a caer velozmente, el valle helado expandía su penetrante humedad, que se condensaba en rastreante neblina en el fondo sombrío de las vertientes.

Hacía brusco recodo el angosto pasadizo, y se hallaron de pronto en otra galería, abierta como una boca, donde se internaban los tubos, comidos de orín, gracias a la perenne humedad.

Brotaba de la tierra una humedad fragante y deliciosa, el denso olor de la campiña del Norte, dulce beleño del alma y de los sentidos; el aire salobre de la mar, mezclándose con el perfume agreste, movía las frondas suspirando.

El hevea es un árbol grande, habiéndosele encontrado de doce pies de circunferencia crece lentamente y vive largo tiempo; requiere tierra baja, con suelo rico y profundo, y abundante humedad; es planta silvestre en el Brasil pero no se halla en grupos, encontrándose más bien esparcido en los bosques tropicales.

Las emanaciones de las aguas estancadas, la humedad malsana, el relente del anochecer... no ; una calentura horrible, que por poco me cuesta la vida.

Se supone que el guerrero del cuadro que examino murió hace algun tiempo, la sangre ha debido descomponerse por el rocío de la noche y la humedad natural de la tierra, y está amoratado, incomparablemente amoratado.

Pero á medida que vuelve el calor y la alegre vegetación pide mayor cantidad de agua para sus hojas y sus flores, á medida que se hace más activa la evaporación y tiende á bajar el nivel de los ríos, aumentan los torrentes glaciales, parecen ríos temporales y proporcionan la necesaria humedad á los campos sedientos.

La latente humedad que originan las intermitencias de calórico y agua es sumamente sensible dando las observaciones higrométricas un resultado apenas concebible; humedad que parece imposible no quebrante la salud, lo que se explica únicamente recordando las brisas que refrescan la isla de playa á playa y que moderan la percepción del calórico que marcan los termómetros.

Este constante llover, esta constante humedad me ponen muy triste.

y una gota de humedad deliciosa, refrigerante como el manantial que surte bajo las palmeras y refresca la arena del Sahara, mojó la mejilla demacrada del corcovado...

No sin cierto religioso recogimiento me aventuré por sus lóbregos y misteriosos claustros, carcomidos por la humedad y medio enterrados por los escombros.

Empujada, cedió la puerta con lastimero sollozo de herrumbres, y mostró el ámbito negro, del cual salía un aliento de humedad estacionada, que se nutre de las tinieblas, de la quietud, de la soledad.

Entraban las tardes por el balcón con una humedad exquisita.

Al otro lado de los cristales, ligeramente turbios por la humedad exterior, movíase, pasando de una a otra ventana, con lento balanceo, una especie de columna, esbelta, amarilla, de invisible término, acompañándola fieles en este cambio de situación, regular y acompasado como el de un péndulo, unas líneas negras y oblicuas semejantes a cuerdas.

El clima, salubre á pesar de su humedad extraordinaria, presenta como único inconveniente un poco de paludismo en las tierras muy bajas.

¿No era más humano y generoso dejarle cultivar su tacañería, y que en ella se gozara, como el reptil en la humedad fangosa?

El musgo que tapiza el fondo del barranco y recubre las raíces de los árboles, se presenta hinchado del líquido absorbido durante la última inundación: dilatados como esponjas, guardan, durante mucho tiempo, la fecunda y bienhechora humedad; después, á la más insignificante lluvia, se hinchan de nuevo, empapándose con avidez de las gotas caídas.

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