¿Qué más? ¡Y vamos! que eso de casarse no sucede todos los días... y es natural que trastorne un poco... es cosa grave, muy grave, ya me lo avisó el Padre Urtazu..., y así es que yo anoche no pegué ojo, y conté todas las horas, las medias y los cuartos que dio el cuco de la antesala... a cada campanada que oía....

Niño no queriendo Pampadijo pronunciando lentamente, con la singular entonación que acostumbraba,niño pegando ayer Pampa, ¿por qué? Porque eres muy mala y desobediente.

Se había levantado de la silla, y en el colmo del furor pegaba allá en un rincón patadas horrendas en el suelo.

En los cuchitriles del mismo pasillo del parador vivían también dos gitanos viejos con sus familias, los dos muy zaragateros y muy ladrones; una muchacha ciega, que cantaba flamenco en la calle, moviéndose con unas convulsiones de epiléptica, y que iba acompañada de otra chica, con la que se pegaba continuamente, y dos hermanas muy golfas, muy zarrapastrosas, pintadas, chillonas, embusteras, liosas, pero alegres como cabras.

Así la influencia de la filosofía naturalista de Frígilis llegó al alma de Quintanar por aluvión: insensiblemente se le fueron pegando al cerebro las ideas de aquel buen hombre, de quien los vetustenses decían que era un chiflado, un tontiloco.

Después le pegó cuidadosamente algunos pelos rojos en la barbilla, y satisfecho de su obra, entregó á su amigo un espejito redondo, diciéndole: Toma.

Zaldumbide no era partidario de maltratar ni de pegar siquiera a los negros, no por nada, sino por no estropearlos.

Sin respeto á su cargo de inspector de navegación de la casa, le hacían despedir á marinos viejos que llevaban muchos años al servicio de Sánchez Morueta, y admitir á otros jóvenes que, apenas tomaban posesión de su camarote, pegaban frente á la litera una imagen del Corazón de Jesús.

¡Basta! dije encolerizado, pegando fuertemente con la mano sobre la mesa; basta de....

Si no velo como debo sobre vuestros intereses, mañana se me puede pegar al bolsillo y no tiene gracia.

Se ocupaba allí, delante de todo el mundo, en su educación coreográfica y musical; les decía por qué razón era preciso cantar y bailar, y después, indignada de verlos tan poco inteligentes, les pegaba furiosamente.

Por su buena intención, yo lo perdonodijo Diana pegando ligeramente con el abanico en el hombro del joven.¡Pero cuidado con hacerlo otra vez! Señoritas, perdónenlo ustedes también; con Martholl nadie puede enojarse en una noche de baile: la que él no invitase, quedaría demasiado castigada.

Los bellacos de los Novicios, aunque por la mayor parte de poca edad, ya tenian bastante malicia para conocer esta flaqueza ó esta bondad de su Maestro, y assí los mas ladinos se la pegaban tan lindamente, haciéndole creer, que eran los mas santos.

Si ya no es que digamos, realzando más este reparo, que á las aves, como vecinas al cielo, se les pega, aunque materialmente, el entonar las alabanzas divinas.

Si aquellos pobrecillos no oyen otra cosa, como no se les ha de pegar necessariamente lo que oyen? 16.

Yo recogí los trozos uno a uno y los pegué perfectamente... ¡Oh, amada mía! ¿Dónde estás que no te veo?

Precisamente porque se le pegue eso que usted ha llamado mi cultura, anda Nisco tan cerca de mí un tiempo hace.

Y entonces, cuando me puse a reflexionar, vi que el espíritu significaba bien poca cosa en la mayor parte de los hechos, puesto que vos queréis poder pegar varios objetos juntos y la cola ser mala, y en ese caso, ¿qué resulta?

Si por desgracia se sorprende al ejecutor en flagrante delito de piedad, sea que amortigüe el golpe, sea que pegue muy rápidamente para que su golpe se confunda con el de su camarada, se le condena á su vez al schlague.

La que parecía mejor, seguramente la pegaba.

(Episodio del mono que juega al naipe con el mono de greda y que después, cuando lo golpea, se va pegando sucesivamente de las manos, de los pies y de la cabeza.

No: me pegaba tamién gofetás en la cara y con el puño del bastón en el cocote, y hasta patás en la barriga.

; pero al fin... este pícaro genio gaitero que tengo yo... me hizo la rapaza pegar mil carreras por aquellas cuestas abajo, riendo como locos.

Garrapata, del monte, insecto casi imperceptible, que se pega tenazmente

Acaso por esto, el buen hombre, que no era muy fuerte en lógica, pegaba a su mujer, y como ella no era muy fuerte en materia de raciocinio, se dejó conducir por el mismo principio a ciertas infidelidades.