115 Verbos a usar para la palabra canónigo

Felizmente, el esquilón de la catedral, llamando a los canónigos a la importante tarea del coro, le sacó de situación tan penosa.

Le enorgullecía la confianza que el señor arzobispo tenía puesta en él, la amistosa franqueza con que le hablaban canónigos y beneficiados y sus conciliábulos administrativos con el Obrero y el Tesorero.

Además, doña Paula, cuando su hijo era un humilde seminarista, había servido en calidad de ama de llaves a Camoirán, a la sazón canónigo de Astorga.

Puso más doce canónigos; los dos pasados algunos años se dividieron en ocho raciones por estar la iglesia muy necesitada de Ministros.

Siguió la conversación versando sobre fiestas, novenas que se preparaban, la marcha del vicario que iba nombrado canónigo de la catedral, la persona que le sustituiría, etcétera.

y debiéndose guardar entredicho, lo declaraba y mandaba se tuviese por tal por las causas siguientes:==«1.ª Porque habia D. Alfon dado muchas armas y caballos á los moros; 2.ª porque prendió seis canónigos de esta santa iglesia porque obedecieron los mandamientos apostólicos, y los tuvo presos mas de seis meses siendo presbíteros, diáconos y subdiáconos;

Usted lee a Marcel Prevost... ¡Los canónigos leen, pues, a Marcel Prevost!murmuró Francisca con una apariencia de ingenuidad que no engañó a nadie.

Su devoción consistía en presidir muchas cofradías, pedir limosna con gran descaro a la puerta de las iglesias, azotando la bandeja con una moneda de cinco duros, regalar platos de dulce a los canónigos, convidarles a comer, mandar capones al Obispo y fruta a las monjas para que hicieran conservas.

¡Brrum! ¡Paso a don Juan Tenorio...! Cuando ya no salían más canónigos, el perrero hablaba a su tío del cardenal.

Alborotóse el cabildo eclesiástico, y no queriendo que le pusiesen el pie delante en cuestión de tanta trascendencia, envió á Madrid un canónigo para que trajese resolución de los altos poderes para saber á qué ajustarse en adelante.

A la derecha, junto a la ventana, un cuadro atribuído a Cabrera: San Juan Nepomuceno, vestido como un canónigo angelopolitano, presentando, asida con el pulgar y el índice de la mano derecha, una cosita, roja como fresa estival, la lengua sanguinolenta, acabadita de cortar.

El miedo a la sangre, hijo míoprosiguió diciendo el canónigo,es un bajo instinto del hombre.

Sr. Caballucodijo el canónigo,no es mucho que los señores de la Corte desbanquen a los rudos caballistas de estas salvajes tierras....

En el coro cantaban los canónigos para ellos mismos en la triste soledad del templo.

Estos chistes, aunque eran de los que dan ganas de llorar, se los celebraban mucho los canónigos, tres, con quienes se acompañaba en sus metódicos paseos, amén, entre otros tales, de don Zacarías, que los reía á carcajadas sin entenderlos, porque estaban, los más de ellos, en latín de las Pandectas.

Durante mucho tiempo, únicamente la casa del pertiguero del callejón de los Canónigos siguió igual: el viejo Ginés leyendo, la Dominica trabajando, el constructor de ataúdes filosofando, D. Víctor comentando al canónigo volteriano, el Degollado cantando en la calle con su hermosa voz las oraciones, Astaroth roncando y mirando el vacío con sus ojos de oro, y el cuervo monologando.

Si esto es de fe, no corto sacrilegio están cometiendo los canónigos que conservan y se glorian de poseer algo de la figura corporal de María, madre de Jesucristo, en San Salvador de Oviedo.

Por eso no sorprenderá a nadie que Pachón de la Quintana de Arriba profesase con toda su alma esta verdad, y que permaneciese dolorosamente sorprendido al observar cuán lejanos andaban de las instrucciones de Nuestro Señor Jesucristo muchos clérigos que él conocía, sobre todo, los canónigos de Oviedo.

Cerca de la torre del Oro hay un muelle que mandaron construir los canónigos, cuando se edificaba la catedral, para el cómodo desembarco de los materiales de la obra, y en él cobraban un muellaje de todos los que allí desembarcaban.

Ayer fuí a confesarme con un canónigo, que me dió la absolución y su bendición; no es que a me importen mucho esas cosas; pero que este es el modo mejor de entrar en materia; me confesé, y luego hablé de mis viajes, y acabé por contar al canónigo lo del tesoro, y le propuse que si me ayudaba nos lo repartiríamos entre los dos.

¡Vamos, no diga usted eso, Vice-Rector! contestaba el canónigo Irene empujando la silla en que aquel se sentaba; en Hong Kong hacen ustedes negocio redondo y construyen cada finca que... ¡vaya! ¡Tate, tate! contestaba; ustedes no ven nuestros gastos, y los inquilinos de nuestras haciendas empiezan á discutir... ¡Ea, basta de quejas, puñales, porque si no me pondré á llorar! gritó alegremente el P. Camorra.

sabes, Valentina, que Paco Cebrián, Chico de las Peñuelas, hoy por hoy la única esperanza seria del arte taurómaca nacional e hijo del antiguo y afamao picador de toros señor Bernabé Cebrián, Tomates, va a contraer matrimonio canónigo con mi hija Encarna, que, a medias contigo, es la reina de mi corazón.

¡Un Luna, el hijo del señor Esteban, el antiguo jardinero de la Primada, con el que conversaban los canónigos y hasta los arzobispos... mezclado entre la gentuza infernal que quiere destruir el mundo...

; el patio convertido en vergel por los canónigos de otros siglos.

Era una calle triste y silenciosa, con algunas tiendecillas, con las casas cerradas, en la que se veía cruzar, de tarde en tarde, algún canónigo o alguna vieja enlutada.

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