1439 colocaciones para tocar

Todo su cuerpo se conmovía con el huracán de aquel extraño gozo que le hacía cantar, correr, tocar el piano y reirse a carcajadas.

En los bancos de las plazas, gente sentada pacíficamente descansaba; algunos obreros, endomingados, pasaban en coche, tocando la guitarra y cantando.

Aunque Nicephoro dice, que los Masagetas y Turcoples cuando tocaron las trompetas para envestir, huyeron, porque tenian resuelto de no servir al Emperador, y los Turcoples tenian trato con los Catalanes.

Delante de sus compañeras, más ágil, más linda, más juguetona y alegre que todas, saltando, corriendo, parándose y tornando á correr, de modo que parecía no tocar el suelo con los pies, iba la corza blanca, cuyo extraño color destacaba como una fantástica luz sobre el obscuro fondo de los árboles.

] Ya los descuidados centinelas habian fijado algunas veces sus ojos en la villa que reposaba silenciosa, y se habian dormido sin temor á una sorpresa, apoyados en el grueso tronco de sus lanzas, cuando he aquí que algunos aldeanos, resueltos á morir y protegidos por la sombra, comenzaron á escalar el cubierto peñón del Segre, á cuya cima tocaron á punto de la media noche.

En tocando á este punto le daban arrebatos de santa cólera, y entonces no se la podía aguantar.

Abandonó su escritorio, mojó dos dedos en una pila de agua bendita que colgaba en la pared, y tocó con ellos la mano del obrero, diciéndole cariñosamente; ¡Vaya con Dios! El Rector de Carrión de la Vega abrió cuidadosamente el sobre que acababa de entregarle el portero, y extrajo la misiva del Padre Hurtado; la leyó, y sin alzar la cabeza, miró al Hermano por encima de sus espejuelos.

Hubo momentos en que nos hundimos en agujeros viscosos y blandos; y cayendo y levantándonos, con barro hasta la coronilla, llegamos a tocar tierra firme en una punta arenosa.

Un pastor toca la flauta en un parage lejano.

A este tiempo tocaron entredicho con la campana de la matriz, segun se habia prevenido, para que todos se juntasen al puesto señalado.

La orquesta tocó la Marcha Real.

No hacía cinco minutos que las Porreñas navegaban hacia la calle de San Mateo, cuando llegó el abate Carrascosa muy presuroso y tocó á la puerta.

Esto lo cantó bajito Joaquín Orgaz, tocando el tambor en la cabeza de Guimarán.

Los pastores daban saltos Y bailaban de contento, Al par que los angelitos Tocaban los instrumentos.

Ángeles dorados tocaban el violín cerca de la bóveda, a la que trepaban los relieves platerescos de los órganos; detrás del coro, en lo alto de las naves laterales, las ventanas y rosetones dejaban pasar la luz deshaciéndola en rojo, azul, verde y amarillo.

Apenas entendieron esto, cuando dejaron los instrumentos regocijados y acudieron a los bélicos, que tocaron "¡Arma, arma!" por entrambas riberas.

subió escaleras, y tocó campanillas, y abrió puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado siete ú ocho médicos, y les llevó á su casa.

Despues dire del Participio, Preposicion (aunque ya he tocado alguna cosa sobre esto), Adverbio, Interjecion, y Conjuncion.

Al mismo tiempo la fortuna del matrimonio tocaba á su término, y el desventurado marido temblaba al considerar qué sería en lo porvenir de su pobre hija, entonces de cinco años de edad.

Algunos individuos, con el sombrero echado atrás, la capa colgando de los dos hombros o de uno solo, charlaban a gritos entre sorbo y sorbo, sin tocar asuntos de política, por ser género que no se podía tratar a gritos.

Y junto a ellos, y haciendo contraste, las muchachas del pueblo con su fisonomía dulce, sus mejillas sonrosadas y su traje pintoresco; y los niños con su semblante alegre, sus carrillos hinchados para tocar los pitos, o sus bracitos agitados tocando los panderos; todo aquello me pareció un sueño de Navidad.

Habiendo yo notado que en varias horas de la noche tocaban las cajas, particularmente a la madrugada, me movió la curiosidad a preguntar a qué fin eran aquellos toques; y me respondieron que siempre habían tenido aquella costumbre de recordar toda la gente en algunas horas de la noche, y que por eso lo hacían.

La orquesta había tocado ya dos o tres valses y rigodones; pero nadie bailaba.

La llama crecía, crecía hasta llegar á una altura enorme; crujían los leños, saltaban chispas; una columna de humo negro subía hasta tocar el cielo.

Pero cuando la mano de Nébel tocó en la oscuridad un brazo tibio, el cuerpo tembló entonces en una honda sacudida.

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