357 oraciones de ejemplo con casi no

Vino, , varias veces; pero casi no era idea aquello: era una percepción confusa, una esperanza tímida y como recelosa.

Casi no pensaba ya en tal cosa.

Ante este argumento vaciló un momento la mujer mística, y casi no supo qué contestar.

Ya se ve: tuve que seguir tras ella, y casi no la alcanzo.

La huérfana bajó con el corazón oprimido; no tenía fuerzas ni voz; casi no tenía conocimiento claro de su situación.

Es quando se invierten algunas letras que tiene la palabra, ô voz; y esta es propia de los niños; que aun casi no pueden pronunciar; y las Madres ô Padres les hablan con las letras que tiene la voz trastornadas, y fuera del modo con que deben estar; v.g.

Y su voz salió tan apagada que las últimas sílabas casi no se oyeron.

» Y yo también (casi no me atrevo á decirlo), más de una vez, al contemplar las augustas cimas que dominan valles y llanuras, me he sentido dispuesto á calificarlas cándidamente de divinas.

Hay que advertir que todo este tiempo, el Padre Hurtado casi no había reparado en su interlocutor, pues mientras sostenía el diálogo, seguía haciendo números; pero al notar un leve acento de amargura o de reproche en la última frase del obrero, alzó la vista y lo miró fijamente por algunos instantes.

Los tinguianes es otra raza que se extiende por las montañas del Este de Ilocos hasta la provincia de Abra: son mucho más civilizados que los igorrotes, y casi no merecen la denominación de salvajes.

Siguieron al Güésped todos de la suerte que estaban, y entrando en el aposento del tal Poeta, le hallaron tendido en el suelo, despedazada la media sotanilla, revolcado en papeles y echando espumarajos por la boca, y pronunciando con mucho desmayo: «¡Fuego, fuego!», que casi no podía echar la habla, porque se le había metido monja.

Pregunté a mi madre si conocía al retratado, y me dijo que era su hermano Juan, pero tan raro, que casi no le conocía.

Nuestro anhelo y nuestro temor eran tan grandes, que casi no sentíamos la sed.

Lo cierto es que casi no se atrevía á hablar á Clara; pero de repente, en una ocasión en que D. Carlos y Lucía se adelantaron y se perdieron de vista entre los árboles, el Comendador detuvo á Clara, la contempló de un modo extraño y dulce, y tomando su semblante una expresión solemne y en cierto modo venerable, exclamó: ¡Hija mía! Es V. muy buena, muy hermosa... inocente de todo;

Casi no se puede describir el efecto que le produjo aquella mirada.

Á pesar de la benignidad y dulce condición de Clara, D. Fadrique advertía con pena que aquella linda criatura esquivaba su conversación; casi no le respondía sino con monosílabos, y hasta procuraba que él no le hablase.

Es que la conozco desde chico y estoy tan acostumbrado a verla que casi no cómo es.

Por otra parte, estas festividades religiosas (durante las cuales se ocupan continuamente en beber con sus amigos, pasando así muchos dias consecutivos) son tan multiplicadas, que casi no les queda tiempo para la labranza y demas faenas agrícolas, resultando naturalmente de todo esto grandísimos desórdenes.

En la primavera casi no hay árbol que no contenga un nido hecho con suma prolijidad; y muy á menudo se presentan algunos totalmente cubiertos de bolsitas pendientes de las ramas.

Acabados los oficios, una alegría sin límites reemplaza á tantas escenas de dudo, y ya no se oyen por todas partes sino risa y voces de contento; empero, tal es el efecto que produce la cincha sobre unos estómagos debilitados por la prolongada abstinencia, que por la noche casi no queda un solo indio sin haber perdido la cabeza.

Le abrazó con efusión y ya ruborizado, el buen señor, por el egoísmo con que aceptaba la renuncia de su querido hijo: Casi no la conoces, exclamó, y olvidarás fácilmente á esa joven ... ¡Bah!

En el orden material casi no hay límites.

Casi no nos tratamos con nadie, y si tememos que Francia nos tome por exaltadas patriotas, más nos duele que los vecinos nos crean afrancesadas.

» ¿Habrá hoy quien su toaleta?... XVI Nuestra marcha por Cañete de las Torres en dirección al río Salado era un verdadero paseo triunfal, mejor dicho, casi no parecía que marchábamos, porque la gente de los pueblos, incluso mujeres, ancianos y chicuelos, nos seguían a un lado y otro del camino, improvisando fiestas y bailes en todas las paradas.

El terreno es una angosta y larguísima vega toda cultivada y cuyo suelo casi no calienta el sol, segun es de tupido el follaje del bosque interminable que lo cubre.

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