208 Adverbios para describir cómo iban

Pues allá iremos, sin contar con su venia.

] Pues, hombre, no en qué consista el que no los topes, pues de nosotros podemos asegurarte que no bajamos una vez á las hazas que no nos encontremos rastro, y hace tres ó cuatro días, sin ir más lejos, una manada, que á juzgar por las huellas debía componerse de más de veinte, le segaron antes de tiempo una pieza de trigo al santero de la Virgen del Romeral.

Yo estoy aquí todavía, porque quedan algunas cosillas y el ropero grande, y estoy aquí pa cuidarlo; pero mañana me voy.

Habrá que ir directamente a la cuevadije yo.

Vió entrar y salir á Bozmediano, y calculando que aquella entrada fraudulenta se repetiría, esperó á que se repitiera, para ir inmediatamente, y mientras el joven estuviera dentro, á la casa contigua á denunciar el hecho.

Me ha sido dificultosisimo perciber que diferiencia hay entre el na, y el su; y despues he venido â observar, que el su es quando se va para no volver en algunos dias, ô se va muy lexos; y el na quando uno vuelve luego, ô se va cerca: y quando ni se va lexos, ni cerca, y se anda pocos pasos, ô ninguno, y la oracion lleva el romance â, se hace por infinitivo, ô presente de indicativo, v.g.

Pues ayer tarde, cuando se retiró, ¡iba con una cara de mal humor...! Plantón como aquel no se ha llevado nunca.

¿Acaso le hemos ido á buscar?

Siempre que había un lance de éstos, D. Fadrique era el primero en acudir al lugar del peligro; pero es lo cierto que no bien corría la voz de que la capa-paloma iba por el Retamal abajo, las calles y las plazuelas se despoblaban de los más belicosos chiquillos, y todos acudían en busca del capitán idolatrado.

Bueno, diez y siete; y lo que va desde entonces acá, ¿no lo cuentas?

Pero vamos, vamos, ya han dejado de tocar las campanas, y va á comenzar la Misa; vamos adentro....

Precisamente iba yo....

Usted me ha traído a este horrible extremo, irritándome y apartándome del camino del bien por donde tranquilamente iba.

Un banco de arena nos sirvió de retrete por veinticuatro horas, en cuyo período tuvimos una larga conferencia con el illustrísimo señor Córdova, personage instruido y muy amable, sobre el lamentable estado de la provincia de Moxos, indicándole yo los medios que me parecian as conducentes á la refría de abusos de todo género, que iban diariamente en auento.

Entretanto, amigo mío, interrumpió Tragomer, que temía verse descubierto por su astuto interlocutor, va usted á presentarme á miss Maud Harvey como ha prometido... Con muchísimo gusto, á menos que M. Harvey no desee hacer él mismo esa pequeña ceremonia... Como navegante le debe á usted toda clase de deferencias... , por cierto, dijo flemáticamente el americano.

Más tarde, en el hall, hallé modo de aislarme con Luis María, mas colocando a éste entre su hermana y yo; podía así mirarla impunemente, so pretexto de que mi vista iba naturalmente más allá de mi interlocutor.

Allí tenían una hermosa finca los señores de Neira, de donde tomaron pie para el título; pero jamás iban, por lo muy apartado y fragoso de la comarca.

Protesté que iría perfectamente á pie.

Del Colorado al Rio Sauce, habitacion de las tolderias de los Teguelches, debe haber otras 30, y hablan mucho los indios de su fertilidad: con que seguramente se puede ir con carretas hasta el Rio Sauce.

Basta saber que se movían mucho y á todos lados, y tan pronto iban hacia atrás como hacia adelante y se juntaban dos para andar emparejados.

Así iban lentamente los sucesos, cuando una mañana, en que Doña Antonia había tenido una de sus jaquecas y no se hallaba con gana de salir, Lucía fué á paseo sola con el Comendador.

Efectivamente; cuando empezó la música, yo fui el primero en sacar a bailar a Mary.

Y lo enrolló tanto y tanto, y lo desenrollaba con tal violencia, que yendo rápidamente de una mano a la otra, el lindo pañuelo parecía una víbora, una de esas víboras blancas que se ven en la costa yucateca.

Marta, mediante un esfuerzo nervioso, concentró todas las fuerzas de su alma en el oído; suspendió la respiración; el secreto que hubiera pagado con su vida iba probablemente a serle revelado.

Había sufrido un examen, y al morir doña Gregoria, era necesario cerrar el establecimiento o encargarme yo de él... Entonces, el bueno de D. Tomás se convino a que se le pagasen los muebles, y... en dos años nada le debo; estoy establecida... soy independiente, tengo un pequeño capital... lo que basta para mi dote... y ya que usted ha venido, me voy al claustro... decididamente... me voy a buscar la paz.

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