28 colocaciones para reí

Lo que pasó por el alma de Isagani era indescriptible: ira, celos, humillacion, resentimiento rugieron en su interior; hubo un momento en que deseó que el teatro se desplomase; tuvo ganas violentas de reir á carcajadas, de insultar á su amada, provocar á su rival, armar un escándalo, pero se contentó con sentarse lentamente y no dirigirla jamás la mirada.

Cuando recuerdo aquellos desdichados y famélicos literatos nuestros del siglo XVIII, que pasaron su vida injuriándose, sin que el público advirtiese siquiera su presencia, me acometen deseos de reir y llorar al mismo tiempo.

Los comensales escuchaban embelesados aquella ingeniosa defensa de la pereza y se creían en el caso de reir y decirse unos a otros por lo bajo: ¡Este Fuentes!

Y era cosa de reir ver su presuncion y estado vano como se aprobaba y autorizaba, con que no tenian una camisa de lienzo de Castilla que se vestir, ni capa, ni sayo, ni calzas, sino solamente una camisa de algodon encima de otra de Castilla, si la alcanzaban, y si , la de algodon sola y las piernas de fuera, y en lugar de borceguíes y zapatos, unas alpargates y unas antíparas.

Y ¡cómo ríe! ¡y qué dientes enseña al reir! unos dientes blanquísimos, sanos, bien alineados, unos dientes hechos para reir, para comer y para morder.

Una tarde de Navidad se había colado con Juanito del Socorro en un teatrucho donde representaban el Nacimiento con figuras, no con actores; y aún no habían tenido tiempo de reir las gracias del pastor Bato y de la tía Gila, cuando les echaron á la calle.

Hizo un esfuerzo para reir y exclamó en tono jocoso: ¡Vaya un chasco!...

Rogelio bajó el diapasón y apretó la súplica, aunque empezaban á cosquillearle unos fuertes impulsos de reir á carcajadas: y después de tres ó cuatro gestos negativos, la niña, sin más ni más, de golpe, dijo que .

Al comenzar nuestras conferencias me confesó ingenuamente que el Quijote le aburría; pero cuando dimos en él, después de bien estudiados los poetas; hallaba tal encanto en su lectura, que algunas veces le corrían las lágrimas de tanto reir, otras se compadecía del héroe con tanta vehemencia, que casi lloraba de pena y lástima.

El visitante oía con tristeza a Nacha, que desahogaba su nerviosidad en palabras y palabras, precipitadamente, mezclándolas con un incesante reir simulado y con incoherentes movimientos de las manos y de los brazos.

Pero esos bípedos que se creen hombres por que caminan en dos pies, esos lobos con sombrero redondo, esos zorros con lentes, esos monos encorbatados, esos ganzos con levita negra, á esos es necesario mirarlos de cerca para reir de su crueldad, de su avaricia, de su cobardia, de su estupidez.

¡Qué ridícula farsa! ¡Qué afrentosa! ¡Qué engañifa de bobos! ¡Qué miseria Por término de lucha tan gloriosa! De reir y llorar larga materia Damos al universo: aquí está el llanto Y suenan carcajadas en Iberia

¡Qué hermosa! Ojos negros, luminosos, húmedos; nariz delgada, fina, correctísima; boca agraciada; mejillas en las cuales se dibujaban apenas lindos hoyuelos, que más acentuados, al reir la joven, serían encantadores.

al Diccionario sentenció el juez á punto de reir.

Tiempo señaló el sabio para reir y tiempo para llorar.

que me querian saltear los porquerones de Torre Sabela, cuando lo del tributo, que la señora Apuleya, por reir ella y verme bravear, lo hizo.

Su seriedad nos hacia reir, pero su solia ser contajiosa, pues mi madre i la señora del doctor no se reian en ocasiones.

De tal modo, que el europeo observa ahora mismo, entre las personas mestizadas de la Argentina, una extraña sobriedad en el reir.

los soldados en lugar de reir y gritar, se sentaron en silencio sobre sus capotes para oir á los ministros.

Mariano le miraba con ojos de asombro, pero sin ninguna tentación de reir.

La sorpresa de la señora Joba ante semejante inconsecuencia de caracter hizo que por de pronto no se apercibiese de los efectos inmediatos y sólo, cuando se repuso del susto y su marido se hubo escapado, se apercibió del dolor guardando cama por algunos días con gran alegría de la Paulita que era muy amiga de reir y burlarse de su tía.

Esa vulgaridad del reir, quédese para la necia boca, que es la que mucho yerra.

Cuando salió, confieso que no tuve ánimos de reir.

Su cabellera es un tesoro; si ríe, brota un canto de oro en su reir de querubín.

Bien se, ¡oh apreciables humoristas! que esto del humor es lo más subjetivo y es cualidad suya reir de lo triste y entristecerse por lo alegre, pero haya á lo menos simpatía en nuestro humor.

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