El viejo usurero había vacilado mucho antes de salir de su casa.

Las rentas estaban empeñadas por la mitad de su valor y debíanse crecidas cantidades á usureros genoveses y de otras naciones, que consumían con los intereses que sacaban del Estado el resto de ellas.

Quien no te conoce que te compre—dijo el usurero ficobrigense, guiñando el ojo.

Si Alvarez hubiese llamado a su puerta, de seguro que la vieja usurera hubiera contestado con chillidos suficientes para poner en alarma toda la calle.

Un usurero apellidado Bellido se lo embargó todo, dejándole en la calle con su mujer y su hija.

El buen Antúnez, el usurero honrado, también fué de los entrados de antuvión, buscando medio, si no para hallar el perdido envoltorio, al menos para dar parte de todo a María, y conferir con ella qué artes podrían trazarse para recobrar cosa de tanto interés.

Bien se conoce que no has tenido que luchar con indecentes usureros toda la mañana para concluir por dejarles algo ... que es una infamia empeñarañadió por lo bajo.

En el pueblo, donde el Escribano era por lo general odiado, como suelen ser los ricos por los pobres, sobre todo cuando los ricos no son generosos, casi todos los contrarios de los Mendoza, que en un principio habían aplaudido la venganza, movidos á compasión por la muerte de Doña Ana, se desataban en invectivas contra aquel usurero infame y sin entrañas, que era lo menos que de él decían.

¡Napoleón, las Pirámides, Waterloo y una vieja criada de un registrador de colegio, una innoble usurera que tiene un cofre forrado de piel encarnada bajo la cama!... ¿Cómo digeriría Porfirio Petrovitch semejante comparación?...

¡Una casa tan vieja, tan sólida como la casa de Landrey, venirse á tierra por artimañas de un usurero maldito! No; no podía ser que él, Gastón de Landrey, con sus propias manos acostumbradas á calzar guantes, con su propia cabeza hecha á las esencias y á los lavatorios del peluquero, tuviese que trabajar y discurrir como el resto de los mortales, á fin de ganarse el pan de cada día...

Es un escándalodecía el usurero pensativo.

El bello episodio de la cuerda que ceñía el talle del poeta, inicia el descenso al pavoroso círculo octavo, de los verdaderos fraudulentos, pero ya, poco antes, en los últimos fosos del círculo séptimo, se aperciben los usureros, perseguidos por la implacable lluvia de fuego.

El príncipe le volvió la espalda sin otro saludo, dejando al usurero satisfecho de su laconismo descortés.

Infeliz artista del mundo de las hojas, calumniada en el mundo superior de los hombres!... Como no almacena, es una bohemia indigna de respeto; como se alimenta de miel y canta á todas horas, no trabaja seriamente; como carece de mandíbulas y abandona el sitio á los que se deslizan á traición por debajo de su vientre, los usureros subterráneos, las bestias de patas ganchudas que engordan con los muertos, tienen derecho á robarle su obra.

El resultado natural fué que tuvo que vender la casa, poco tiempo después, á la señora Aurelia Serapias, hija de Trimoros, de quien yo sospecho que era un usurero terrible.

Y en el fondo, los sacerdotes y ascetas ocupados en la gran falsificación idealista, no se equivocaban: navegantes osados, astutos mercaderes, usureros voraces poseían los secretos del lucro, de la dominación y tendían, como los grandes capitanes por medio de las armas ó los sofistas por medio del discurso, á acaparar y oprimir.

Muy pronto ya, las alegrías de padre endulzarían las amarguras del usurero burlado constantemente en sus tentativas de acumular riquezas.

Hombres hallamos bien vestidos, y hasta elegantes, de trato amenísimo y un cierto ángel, que dan un chasco al lucero del alba, porque uno les cree paseantes en corte y son usureros empedernidos.

Aparecieron con usurera exactitud, a la hora fija, Torres y Torquemada.

Y lo mismo pensaron los románticos caballeros vestidos de hierro que cabalgaban en las Cruzadas huyendo de sus castillejos hipotecados a los usureros germánicos y francos.