305 colocaciones para dueño

Pilares de hierro se levantan á distancias iguales, sosteniendo el techo; máquinas, también de hierro, hacen dar vueltas á sus ruedas con movimientos regulares, lo mismo que sus bielas y curvos brazos; dientes de acero cogen la materia que se les echa para dividir, triturar, moler ó amasarla de nuevo, y la convierten en pasta, en hilos ó en nube apenas perceptible, según lo exige la voluntad del dueño.

Junto a los tabiques de la cubierta de paseo alineábanse los sillones de los pasajeros, pero con una alineación caprichosa, mostrando en lo alto de los respaldos los nombres de sus dueños escritos en tarjetas.

Este apodo primaveral se difundió inmediatamente por el país, y todos llamaron así á la hija del dueño de la estancia de Rojas; pero su verdadero nombre era Celinda.

En el interior de la casa del dueño los tabiques sólo llegaban á cierta altura, dejando circular el aire por toda la parte alta del edificio.

Había aumentado mucho el número de sus guardianes durante la ausencia del dueño.

Junto a este hermoso ejemplar de la burguesía próximo a la decadencia, Andresito Cuadros, el hijo del dueño de Las Tres Rosas, aparecía empequeñecido y aplastado, con la delgadez amarillenta de un crecimiento rápido y ese aire aviejado de todos los hijos únicos, a quienes las atenciones exageradas de sus padres no dejan robustecerse.

No lloró, pero su hija María de la Luz, que comenzaba a ser una mocita, andaba tras él, animándolo para que saliese de su triste marasmo, para que no pasase las horas sentado en la plazoleta con la mandíbula entre las manos y la vista perdida en el horizonte, desalentado y triste como un perro sin dueño.

El segundo le había tratado como a compañero, y al actual jefe, a Dupont el joven, lo había tenido en sus brazos, uniéndose al tuteo de la confianza paternal el miedo que le inspiraba don Pablo con su carácter imperioso de dueño a estilo antiguo.

No lamia la mano del dueño; no lamia sus piés; sino un palo que le lastimaba y que le heria; pero que era el palo con que le castigaba el que le daba de comer.

De todo lo dicho quiero que infiráis, bobas mías, que es grande la confusión que hay entre los linajes, y que solos aquéllos parecen grandes y ilustres que lo muestran en la virtud, y en la riqueza y liberalidad de sus dueños.

Le era imposible defender su propiedad; no podía discutir con aquel jefe que saqueaba el castillo tranquilamente, ignorando la presencia del dueño.

Como Maldonado era tan íntimo amigo del dueño de su corazón, Esperancita sentía cierto deleite teniéndole a su lado.

Encogióse despreciativamente de hombros el marqués, como amenguando el mérito del facultativo, y murmuró no qué entre dientes, prosiguiendo en su paseo de arriba abajo y de abajo arriba, con las manos metidas en los bolsillos, el pantalón tirante cual lo estaba el espíritu de su dueño.

El palacio rico y el caserío pobre se confundían en una misma cosa: un cuerpo equilibrado y robusto, regido por el alma piadosa del dueño del solar.

Cuando la Hélada, antes libre, fué esclavizada por el macedonio, cuando fué la propiedad de un dueño, hubo un adulador bastante vil, un hombre bastante rastrero para rogar á Alejandro (el cual se había proclamado Dios) que empleara un ejército en transformar el monte Athos en una estatua del nuevo hijo de Zeus «más poderoso que su padre».

Para solicitar las concubinas se acostumbra mandar un emisario á la casa de los padres con el cris ó campilan del pretendiente, en cuyo nombre, una vez tomada la venia, contrata con la doncella las condiciones de la concesión, y seguidamente la lleva á la morada de su dueño.

en prepararlo todo los criados, inspeccionándolo cuidadosamente el mayordomo, y a la hora fijada estaba puesta la mesa de tal suerte, que juntamente daba muestra de la calidad de los dueños y del esmero de la servidumbre

Hacía tiempo que le habían a ella chocado las libertades que se tomaba, sus aires de dueño de casa, la impertinencia con que respondía a toda observación, encogiendo, los hombros desdeñoso.

Las armas eran aquellas, no cabía duda alguna; todos habían visto flotar el negro penacho de su cimera en los combates, que en un tiempo trabaran contra su señor; todos le habían visto agitarse al soplo de la brisa del crepúsculo, á par de la hiedra del calcinado pilar en que quedaron colgadas á la muerte de su dueño.

Dos criados bribones, portugués el uno y español el otro, se lamentan juntos de los sinsabores que ambos sufren al servicio de sus dueños.

El salón de los Brenay, siempre tan animado, tan alegre, tan en armonía con los gustos de los dueños de la casa, me pareció ensombrecido por negras nubes cuando tomé posesión de una silla al lado de Petra.

Es considerada por el indio como una falta de cortesía el tocar á un gallo de pelea, y siempre se solicita permiso del dueño para examinarlo.

Las maderas de las techumbres de estas galerías bajas, lo mismo que las de las altas, serían de parihuelos apoyados en un friso ó arrocabe pintado más ó menos ricamente, según el lujo de los dueños y con dorados racimos estalactíticos en los ángulos de los corredores.

Luego la Muerte, y con ella el cambio de dueño, las miserias, las patadas, estaba sobre ellos.

Al cabo de una hora irguieron la cabeza; por el lado opuesto del bizarro rancho de dos pisosel inferior de barro y el alto de madera, con corredores y baranda de chalethabían sentido los pasos de su dueño que bajaba la escalera.

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