42 Metáforas para mozos

Respondió el alguacil que aquel mozo era un aguador que le llamaban el Asturiano, a quien los muchachos por las calles decían: "¡Daca la cola, Asturiano; daca la cola!", y luego en breves palabras contó la causa porque le pedían la tal cola, de que no riyeron poco todos.

Así fueron a Cuba muchos mozos saboyanos, infelices artistas, que por la citada época recorrían España cantando, al son del arpa, el himno de Garibaldi.

» El mozo, intimidado en presencia de sus superiores, balbuceó como el que repite una lección: Mohamed y Jesuhá iban juntos...

¡Bien puede usted perdonarlo, mi amomanifestó el tío Leandro, porque este mozo no es más que una caballería salvo el alma que es de Dios y no de él...! Es que cavilo que si tarda un cuarto de hora más en nacer, nace ya con la albarda puesta...

Tuvieron que esperar muchísimo tiempo para que un mozo trajese cerveza; la Milagros pidió un helado, y, como no había, no quiso tomar nada.

¿y ese mozo, es tan buen cocinero como su tío?

Procurad que los mismos mozos que conduzcan la litera, no puedan conoceros.

Juan Pablo entraba a las ocho, cuando aún no había en el local más que tres o cuatro personas, y los mozos estaban de conversación sentados junto al mostrador.

«¡Poco a poco, señor alguacildijo Jerónimo Miajadas, que ese pobre mozo, de quien hacéis tan mal retrato, es un criado del señor príncipe!»

Bajad; daros he el libro, y mirad que estos mozos de mulas son el mismo diablo, y hacen trampantojos un celemín de cebada con menos conciencia que si fuese de paja.

El buen mozo de quien habia hablado Paquita, era efectivamente dueño de una gran fortuna, que habia heredado y que disfrutaba, ó más bien disipaba para sostener toda clase de vicios, para satisfacer todas sus pasiones.

Las propinas que vertía en manos de los cocheros y los mozos de café eran escandalosas por lo crecidas.

Los mozos son de la más alta estirpe administrativa: entre ellos está representada la secretaría del presidente de la República, por un empleado, que aunque sirve el y el agua con panal, no se apea de su categoría de empleado público, la guerra y la hacienda forman parte de los «Tenorios de Plata», que bailan en la Alegría las tres noches de carnaval.

El mozo es como un ginjo verde: quiere bien, sabe callar y agradecer lo que por él se hace; y pues los zelos y el recato del viejo no nos dan lugar á demandas ni á respuestas, resolucion y buen ánimo: que por la órden que hemos dado, yo le pondré al galan en su aposento de usted y le sacaré, si bien tuviese el viejo mas ojos que Argos, y viese mas que un zahorí, que dicen que ve siete estados debajo de la tierra.

¡Algo más duro de pelar es el otro mozo que vamos a visitar en seguida, en ese pueblo que se ve a la derecha! Es hombre que no da nunca el brazo a torcer, ni se decide hasta el último momento....

Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo: "¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente?

Ese pobre mozo era un vigoroso joven, sano de cuerpo y de espíritu; y ahora, ya lo veis, se ha convertido en un miserable idiota, cuya vista causa horror.

, que con esta piedra señalado Dexé el lugar adonde el mozo tierno Fue con lagrimas tiernas sepultado.

Los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y finalmente es tan trillada y tan leída, y tan sabida de todo género de gentes, que apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: allí va Rocinante.

Ese hombre no sabe que un mozo es una mina.

Ahora es el momentorespondióme el mozo helvético, con cara cerrada é insensible, de hombre acostumbrado á seguir las manías arriesgadas de los ingleses.

El mozo estará en pie detrás del mostrador.

Lo cierto era que su carne estaba tranquila, que sus gustos la llevaban a extravíos sensuales nada eróticos, y que al fin y al cabo, Bonis, lo que es como buen mozo era buen mozo, y estaba satisfecha de su físico....

Ha encontrado, sin duda, un corazón grande y amigo donde puede romper el broche pudoroso de su dolor: toma carne y espíritu la sombra fugitiva que se borró en la ausencia lo mismo que un ensueño, cuando el mozo de hoy era un nene que ya sabía soñar.

Y éste fué el primer indicio que se comenzó á manifestar y á tener de aquella grande tierra; y porque tenian nuevas de la grandeza de aquellos reinos y del mucho poder de los Reyes dellos, añidió aquel prudente mancebo, que habian menester ser los cristianos 1.000 para ir á acometellos; ofrecióse tambien el mozo á ir con los españoles, y á ayudalles con la gente de su padre.

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