32 Verbos a usar para la palabra ápice

sin perder un ápice de su dignidad, de su gravedad ni de su gracia, subió como una ardilla al travesaño más alto, mientras el manteo flotaba ondulante a su espalda.

El Marqués de San Salomó, hombre también que se hubiera dejado asar en parrillas antes que ceder ni un ápice de sus doctrinas, ¡vaya si tenía doctrinas! era el menos asiduo en las tertulias.

Mas él, enojado, le echó de diciendo quería acabar la vida que le quedaba, antes que faltar un ápice á la ley que profesaba á Jesucristo, á quien sólo reconocía por Dios y Señor.

Nacida en las inmediaciones de Ragusa, pertenece á la raza de los uscoques, de origen helénico, los implacables enemigos del turco, los guerrilleros del Adriático, medio piratas, medio comerciantes, pescadores y cazadores, veloces peces, pájaros dotados de agilidad portentosa... ¿Entiendes lo que voy diciendo? Todo ojos y oídos, Felipe no apartaba un ápice su espíritu de esta febril elocuencia.

Y bueno será advertir en este lugar, porque yo soy muy escrupuloso y no quiero apartarme un ápice de la verdad, que pongo el Don antes del Joaquín por acomodarme al uso y lenguaje de España, porque en Portugal, y más aún en el Brasil, son rarísimos los Dones y sólo le llevan los hombres de pocas familias.

Me felicitoexclamó Artegui sin menguar un ápice en seriedad.

Por tal conducto vino Lucía a saber al dedillo los ápices más menudos del genio y condición de Ignacio; su infancia melancólica y callada siempre, su misántropa juventud, y otras muchas cosas relativas a sus padres, familia y hacienda.

No obstante, no le siquiera un ápice mas de lo ajustado, diciéndole, que las llevase, que yo tambien me marchaba.

Así lo comprendió él también, porque tan luego nos vimos algo apartados de Sarto, tomó mi brazo y me dijo: Dura prueba es ésta para usted; mas no por ello disminuirá un ápice la confianza que me merecen su rectitud y su hidalguía.

Otros avisos justificaron este aserto, que al principio dudàbamos que encerrase un ápice de verdad: pero nos desengañamos, que por esta vez habia hablado la verdad, à pesar suyo, este hipócrita; y ciertamente lo contrario hubiese sido, si sus intereses no le hubiesen impulsado á hablar de este modo.

¿Hasta cuándo viviré así?pensaba; esto no puede durar siempre; es preciso concluir... Y sin ser filósofo ni entender un ápice de problemas trascendentes, el diminuto Thom, que era un hombrecillo perfectamente vulgar, se interrogaba con desaliento: ¿Para qué defiendo tanto una vida en la que no he conseguido ser dichoso?

Dígote que , sin exceptuar un ápice.

La gente que allí iba quería ver la bala caer al mismo tiempo que la pluma en el aparato de Hood, sentir en sus manos la corriente de una pila, hacer sonar los instrumentos acústicos y deleitarse en los cambiantes del espectro, sin importarle un ápice la causa de los fenómenos.

Pablito no infringió un ápice el programa.

El punto de partida era, pues, común, pero mientras Fabrice, por el no interrumpido esfuerzo y constante y austero trabajo, llegara poco a poco al ápice de su arte, Gustavo Calvat embotaba sus aptitudes y perdía lastimosamente el tiempo en palabras, proyectos, teorías, críticas trascendentales y elucubraciones estéticas que le conquistaban la admiración del bulevar de las Batignolles...

Su deficiencia filosófica estaba en el ideal teocrático, al que se dirigía por otros caminos, pero sin modificarlo un ápice; su falla moral y su inferioridad social, consecutivas del defecto anterior, consistieron en la astucia con que se apoderó de los espíritus por cualquier medio, para hacerlos servir á su fin, y en el carácter conquistador, común á todas las instituciones españolas, que su orden revistió.

Tardó bastante, pero lo expuso bien, sin ocultar un ápice de cuanto sabía.

Mas ¿no reparáis en aquel coronado de palmas y de laureles, que ocupa el supremo ápice del orbe y de los siglos?

En las cosas de su persona, de su casa, de sus relaciones, o de sus negocios, la religión y sus ministros no valían ni pesaban un ápice para él.

Las primeras de aquel bárbaro fueron así, ni más ni menos; puedes estar seguro de que no pongo ni quito un ápice.

¿Tienes ánimos para referirlo, pero sin quitar un ápice de la verdad, ni añadir una tilde que la desfigure? , señor,respondió con entereza la interrogada.

En resolución, yo acepto, sin rebajar un ápice y sin borrar un tilde, todo lo bueno que en alabanza de Bogotá dice el Sr. Cané en su divertido é interesante libro; pero si no borro, rebajo bastante de los trabajos y de los casos peligrosos de la peregrinación hasta allí desde Barranquilla.

Nada, nada; no rebajo un ápice.

Pues no tuve que rectificar un ápice de estas impresiones, recibidas de un simple vistazo al conjunto del vecindario aquél, cuando traté de estudiarle en detalle y más a fondo; al contrario, resultóme que a la monotonía de su manera de ser y de vestir, bien confirmada de cerca, hubo que agregar otra monotonía no menos saliente por cierto: la de sus habitaciones.

Cuando recordaba que a veces había creído recibir favores y regalos sobrenaturales, y había oído susurros místicos y había estado en conversación interior, y casi había empezado a caminar por la vía unitiva, llegando a la oración de quietud, penetrando en el abismo del alma y subiendo al ápice de la mente, D. Luis se sonreía y sospechaba que no había estado por completo en su juicio.

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