[280] Un recuerdo de amor que nunca muere Y está en mi corazón; un lastimero Tierno quejido que en el alma hiere, Eco süave de su amor primero: ¡Ay! de tu luz en tanto yo viviere Quedará un rayo en mí, blanco lucero, Que iluminaste con tu luz querida La dorada mañana de mi vida.

EL NIDO (PRIMER PREMIO EN EL CONCURSO LITERARIO ORGANIZADO POR LA "CASA DE ESPASA", MANILA, 1919) I Ha lanzado la paloma su quejido lastimero.

IX Mas, al despertar ligero de las dichas de mi sueño, y abandonar el beleño de aquel cuadro lisonjero; sólo escucho el lastimero movimiento de las aguas y el ruido de las piraguas que surcan río cercano, perdiéndose por el llano a impulsos de hábil remero.

Entonces notó que la sagrada forma no sólo tenía ya ojos profundos tan luminosos como el cielo, sino también voz, una voz que la tarasca oyó resonar en su oído con lastimero son.

En cuanto a los profesores, su deber es ponerse al corriente de todo lo que puede ser útil al cumplimiento de su misión y... Señor curadijo en tono lastimero la de Dumais,perdone usted a Francisca.

Lanzó un gemido lastimero y se apartó de la barandilla, encolerizadísimo, importándole un bledo cuanto sucedía en la calle.

Me apieta la servilletaconcluye por exclamar en tono lastimero la niña que se sienta al lado de la institutriz.

Pálido como la cera, helado como la muerte, indeciso como un sonámbulo, incorporóse en su lecho, sentóse sobre el borde dé la cama, i arrojó con lastimero acento palabras melancólicas i aisladas que vertian sus labios semejantes a las flores descoloridas que caian de las manos de la demente Ofelia.

Mas luego que le hubo así despachado entróle una desdeñosa lástima, un lastimero desdén de aquel hombre.

¡oh! ¡qué grito tan lastimero! ¿Y los turcos?

Más de una hora permaneció inmóvil y entregado á sus pensamientos; despues con tono aflijido y lastimero prorumpió en tan suaves quejas, que hubiera conmovido á las piedras ó ablandado á las fieras.

Cuando el viento calmaba su furia loca, seguía llorando en el techo con lastimero y penetrante gemido que se apagaba y avivaba, recorriendo toda la escala, cual un monólogo de aflicción, con imprecaciones y suspiros.

El rumor de aquel arroyo encerrado en su hondísimo y peñascoso cauce, tiene un no sé qué de lastimero, y los pájaros que comúnmente se ven son las águilas y buitres que habitan en las rocas.

, después de un largo rato de contemplación, se desnudó, apagó la luz y se metió en la cama... En las primeras horas de la noche la violencia del viento aumentó; después comenzó a caer una lluvia mansa, tranquila; cesó el viento y no se oyó en el silencio del campo más que el ladrido lastimero de un perro...

Ya vacilaba entre si debía esgrimir el hacha para vencer al monstruo ó hacer la señal de la cruz para ahuyentarle, cuando éste exhaló un aullido lastimero, que nada tenía de humano.

percibió el concurso De canto lastimero eco distante....

La veneranda madre se acercó al héroe, que suspiraba profundamente; y rompiendo el aire con agudos clamores abrazóle la cabeza, y en tono lastimero pronunció estas aladas palabras: 73 «¡Hijo! ¿Por qué lloras?

Y el anciano, tendiéndole los brazos, le decía en tono lastimero: 38 «¡Héctor, hijo querido!

pues, esta señora á la falange de Jeremías, que pasan su vida quejándose en un tono lloron que les es propio, como al mochuelo su lastimero canto.

Correspondíale otro lastimero ruido de suspiros y lamentos.

El acento fatigado y lastimero está mal visto allí, y la gente suele desconfiar y apartarse de quien se muestra decaído, sin aliento ni ilusión.

Tan medroso y triste, Tan oscuro y yerto Todo se encontraba... Que pensé un momento: «¡Dios mío, qué solos Se quedan los muertos!» De la alta campana La lengua de hierro, Le dio, volteando, Su adiós lastimero.

Resuena en el aire el vagido lastimero de los recién nacidos que espiran ensangrentando con su propia sangre el materno pecho que les sustenta.

Xerxes, que vió aquel océano de desastres, lanzó un ay lastimero.

Comprende él por fin la inicua maldad, lanza un ¡ay! lastimero, y cae en tierra vomitando la sangrienta vianda, y llamando sobre los Pelópidas los más fieros rigores del destino.