20 Metáforas para fuiste

¡Fuiste uno de los mejores patriotas!gritó una mujer, arrebatada por el entusiasmo¿Por qué no decirlo así?

Voy y vengo, entro y salgo, aisladita en medio del tumulto, callada entre tanto bullicio... En esta vida solitaria los afectos de familia siempre viven en ...

Et agora aquel mio enemigo enviome decir que nos aviniésemos en uno, para nos defender daquel otro que quiere ser contra nos, ca si amos fuéremos ayuntados, es cierto que nos podremos defender, et si el uno de nos se desvaría del otro, es cierto que cualquier de nos que quiera estroir aquel de que nos recelamos, que lo puede facer ligeramente.

Iban de caza así que cerraba la noche.

Lid haya y guerra , ¡vive Dios!, bien corra el dado, y de soldado a conde iré.

Ir a la acción es el deber del verdadero pensador de nuestro tiempo; ir a la acción por las sanas causas y servir a su fe y a su convicción a riesgo de todo.

Sin embargo, no era su destino el ir muy lejos.

Vamos, es una empresa donde el personal no cuesta nadadije sonriendo.

Bien os acordais de aquellas Felicísimas edades Nuestras, cuando los dos fuimos En Salamanca estudiantes.

Iba á ser su existencia como la de los presidiarios que se odian y marchan juntos, unidos por la misma cadena, en penosa promiscuidad, teniendo que confundir los más bajos menesteres de la vida.

Vamos, amigo mío, seamos francos.

¿Por qué no? ¿Es fuerza el ir por allí Si hay treinta calles aquí?

Vamos, que vino que subes y bajas, lengua es grillos, y corma es pies: tarde vuelvo, señora, Dios que te guárdate.

Estando al lado de la ventana, ¿cómo podía usted ver eso del billete? Vaya, como está usted mal de la vista, ha sido usted objeto de una ilusión.

Vaya lejos de nosotros tan mal pensamiento: no hay cosa en el mundo de peor mantenimiento que una olla podrida.

Iban tras de él el caballerizo mayor y todos sus subalternos con no ménos premura que el primer eunuco tras de la perra, Dirigióse el caballerizo á Zadig, preguntándole si habia visto el caballo del rey.

Vaya por el Magistral y el secreto de la confesión; ¡pero tocar a la Regenta! Era un imprudente aquel sietemesino, sin duda».

¡Ya está aquí! ¡Gracias a Dios! ¡Vamos, querido, ya era tiempo de que llegase! ¡Qué tarde viene usted! He sido invitado a una comida y he tenido que asistir a un contrato... Digo asistir, porque ya no ejerzo; he vendido mi notaría y, gracias a Dios, no debo nada a nadie.

El redactor disidente, a falta de datos, manifestó que era una tontería el ir contra la opinión general: yo sostuve con serenidad que había muchas opiniones generales erradas, y que una de ellas era ésta; y en apoyo de mi tesis, solté el chorro de la ciencia que había adquirido tres días antes.

Vamos, con mil diantres, sea vd.

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