429 oraciones de ejemplo con alcohol

Estaba un poco mareado; le dolía la cabeza y sentía en las fauces ardor y una sequedad pegajosa; se ahogaba en aquel recinto cerrado y estrecho; el alcohol le había perturbado.

¡Cosa más rara! ¿Sería el alcohol la causa de aquel llanto?

Alcohol, n. [

álcohol] Alcohol.

Supe que amaba a otroañadí sintiendo que mi cerebro despedía una lumbre vagorosa y desparramada, llama de alcohol que trazaba mil figuras en el espacio con sus lenguas azules.

Era café mezclado con aguardiente de caña, pero en desiguales proporciones, siendo más el alcohol que el líquido negro.

Hasta Caragòl fué víctima de su mal humor, que se desahogó en forma de crueles sermones contra los aficionados al veneno del alcohol.

Ya a la madrugada, en ese punto visionario y absurdo de los borrachos, en que el alcohol hace bailar a todas las cosas una zarabanda fantástica, habiendo sido reconocido por algunos, el poeta se vió obligado a recitar sus versos entre el ulular delirante del concurso y el ambiente plúmbeo, homicida, del antro.

«El alcohol, el opio, el haschid no crean nada; prestan al cerebro una energía de momento con un rédito ruinoso».

Era una voz infantil, cuyo débil timbre quebrantaba aquella ronquera antinatural, que sólo pueden dar la vagancia y el abuso prematuro del alcohol.

Si la salvación depende de no comer jamón o de no beber alcohol, o de beber tres gotas diarias de orines de vaca sagrada, o de no comer vaca profana en día viernes, son asuntos que están fuera de la ciencia positiva, porque los problemas imaginarios sólo pueden ser planteados y resueltos por las ciencias imaginarias.

Pero Nieves, echándose hacia atrás rápidamente, rehuyó la caricia, y ni corta ni perezosa le plantó una bofetada: ¡Quieto! La Vinagre rió con cruel satisfacción: ¡Anda! ¡Pa que te metas con señoronas! Los demás, conociendo la saña feroz del torero, aquella ira blanca que hervía en él, sobre todo cuando tenía los nervios excitados por el alcohol, le miraron temerosos; pero Joselete pareció echarlo a broma: ¡Mozo! ¡Vino!Y

De origen campesino, fue en su casa primero burro de carga, luego lecho de concupiscencia, por donde, entre vahos de alcohol y estallidos de bestialidad, pasaron padre y hermanos; al fin, objeto de rapacidad.

Igual silencio; sólo entre las pestañas grises lució un momento una llamita azulada de alcohol, algo así como los gases que se desprenden en la noche de los cuerpos en estado de podredumbre.

Apenas veía un lancero real, precipitábase a su encuentro, cogíase a él, acariciadora, suplicante, hasta que los pobres chicos, aturdidos por el alcohol y el sueño, entorpecidos los movimientos por las vistosas capas y los cascos lohengrinescos, encontraban fuerzas en el temor de un próximo arresto para rechazar la vieja bacante y huir camino del cuartel.

Adivinaba el remoto arañazo del alcohol en esta agonía.

Los dos estábamos bastante cargados de alcohol; pero yo era más alto y más fuerte.

El amoníaco, el opio, el alcohol, la canela, ¿no conducen á caquexias profundas, á efectos dinámicos radicalmente asténicos?

Comprendiendo instintivamente la debilidad de sus fuerzas y de sus inclinaciones, se preparaban a hacer ánimos yendo a la taberna; allí se exaltaban, gritaban, discutían, olvidaban las penas del momento, se sentían generosos, y cuando, después de soltar baladronadas, se creían dispuestos para algo, se encontraban sin un céntimo y con las energías ficticias del alcohol que se iba disipando.

El Pastiri aquella noche estaba repleto de alcohol y completamente afónico.

Los estímulos que emplea para activar la digestión, el uso del alcohol como compensador de su régimen alimenticio, y el abuso del tabaco mascado, son causas que contribuyen á la enfermedad de que venimos tratando.

Y no es solamente del interés exclusivo del jíbaro el alimentarse mejor, sino que á la sociedad toda le importa que así sea, porque un trabajador que se alimenta mal ha de buscar fatalmente en el alcohol, que es un alimento nervino, las fuerzas y energías que no puede proporcionarle una alimentación insuficiente; y de esta inclinación se va fácilmente al vicio con todas sus terribles consecuencias.

La instrucción del campesino, elevándole en el concepto de propio, le predispondrá á adoptar mejores costumbres, y la higiene le enseñará que debe ser sóbrio en las bebidas alcohólicas y aún desechar aquellas cuya pureza no esté garantida, porque en la cuestión del alcohol no sólo hay que temer los excesos, sino también la calidad de la bebida.

Los vapores del alcohol comenzaron a disiparse en el cerebro del cochero; entonces, cruzando las manos, exclamó: «Virgen bendita, ¿qué va a ser de ?

París es embriagante como un alcohol; hay personas refractarias a todas las alcohólicas intoxicaciones.

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