100 Verbos a usar para la palabra excursiones

Todas las mañanas antes de ir a clase, hacía Rubín esta excursión al campo de sus ilusiones.

En cuanto las desunidas armas veían dos dedos de luz, se encajaban, y pian pianito volvían á tomar el trote y emprender de nuevo sus excursiones por montes y llanos, que era una bendición del cielo.

El ingeniero no quiso subir, porque tenia que continuar sus excursiones.

Durante la comida, á la cual asistía el señor de Bevallan, habló de nuestra excursión; como para quitarle todo misterio, lanzó de pasada algunas zumbas á propósito de los amantes de la Naturaleza, y terminó contando la mal aventura de Mervyn, pero suprimió de este último episodio toda la parte que me concernía.

Cuando salían á sus excursiones diurnas y nocturnas, había que verles.

Pero aún había bastantes para amenizar la excursión, y entorpecerla también.

Hacía esgrima con los pintores franceses de la Villa Médicis; aprendía á boxear con ingleses y americanos; organizaba con los artistas alemanes ciertas excursiones á un bosque cercano á Roma, de las que se hablaba durante varios días en los cafés del Corso.

Un día efectué una ascensión al Camp de César o a la Penne de l'Héris; otro día proyectaba excursiones al Pic du Midi, desde donde se dominan las llanuras del Bigorre y del Béarn.

Y aquí, en esta lóbrega caverna sin salida, terminaban las excursiones mentales del misántropo.

Y así fueron a contemplar, tomados del talle y con las cabezas juntas, el sol de media noche en Noruega, el Kremlin cubierto de nieve, las palmeras del oasis de Biskra y las azules corrientes del Bósforo, sin contar otras excursiones más vulgares en busca del canal veneciano la colina toscana o el lago suizo como fondo decorativo de un amor que ansiaba abarcar todo el viejo mundo en su insolente felicidad.

Con la llegada de Kate las costumbres variaron en la casa; la baronesa abandonó sus excursiones nocturnas y contuvo sus ligerezas de palabra.

También le parecía bonito «hacer la griseta»; pasear del brazo del maestro, como si fuesen una modistilla y un empleadillo; acabar la excursión en un merendero; y él la mecería en el verde columpio, mientras ella gritaba de placer, subiendo y bajando, con las faldas arremolinadas en torno de sus pies...

De San José podemos prolongar nuestra excursión por cinco horas más hasta Punta Arenas, el principal puerto de Costa Rica sobre el Pacífico y lugar de residencias preferido por las clases acomodadas.

Largo rato duró la excursión, que á marear bastaría la más sólida cabeza, por la heterogénea reunión de cosas bonitas que contenían aquellos pintorreados muros.

Por el centro de Madrid y paseos principales andaban poco; mas cuando lo hacían, eran sus excursiones muy instructivas.

Yo oía tus imaginaciones de oriental, tus fantaseos de rajah, la historia nunca concluída de tus lindos castillos en el aire, y te acompañaba encantado a tus excursiones por los países de lo irrealizable.

Fiel a la estimación que a Doña Francisca debía, la visitaba Ponte diariamente mañana y tarde, y un sábado anunció para el siguiente domingo la excursión al Pardo, en que se proponía reverdecer sus aficiones y habilidades caballerescas.

Estuvo en el Retamal y en el Llanete, que está junto, donde le descalabraron dos veces; fué á la fuente de Genazahar y al Pilar de Abajo; subió al Laderón y á la Nava, y extendió sus excursiones hasta el cerro de Jilena y el monte de Horquera, poblado entonces de corpulentas y seculares encinas.

Era posible que la autoridad, aprovechando las largas excursiones de Salvatierra por el campo, lo sometiese a mortales tormentos o lo suprimiera de una paliza en despoblado, como lo había hecho con otros más humildes.

Parecía muy pobre, y el párroco, que era viejo y achacoso, le cedió la oportunidad de ganarse muchos pesos, casando y cristianando en excursión campera.

IX Éste y otros percances análogos y un tabardillo que le produjo al fin tanta y tanta insolación como tomaba, buscando por el campo la sombra de la poesía, le obligaron á desistir de sus excursiones ordinarias, conformándose después con la sombra del nogal solariego para los pocos ratos que consagraba á la lectura desde el último desencanto.

Por esto siempre que disponíamos cualquier excursión a los puntos extremos de la ría buscábamos su compañía.

Corríamos por las extensas alamedas en cuyo fondo se ocultaba el sol; saltábamos bajo los corpulentos castaños del parque en las hermosas noches de verano; dábamos deliciosos paseos por el agua y emprendíamos largas excursiones por el bosque.

Las muchachas de la escolta, no menos regocijadas y enardecidas por la excursión, acompañaban el canto del gigante golpeando sus casquetes con sus espadas.

Mas era el yerno tan afable y caballeresco, y estaba la madre tan lejos ya de la edad en que la fantasía es el motor del alma, que desechaba el importuno pensamiento, y se quedaba tranquila dejando a su hija entregada a sus excursiones, mientras ella cuidaba de la casa.

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