Mira que esta tarde voy con doña Patronila y la Juliana á merendar á Chamartín.

Y ocurrió que una solterona, llamada Felicita Quemada, que vivía dos puertas más abajo de mi padre, y que cuando niño me solía llevar a merendar a su casa, un día que nos tropezamos en la calle me dijo: «Querido don Pedrito, estás hecho un guapo mozo, un hombre hecho y derecho.

Conque mañana te espero a merendar....

25 Mientras los ladrones hacían el hoyo y Parrón se sentaba a merendar dándome la espalda,[9-9] me alejé poco a poco del árbol y me descolgué al barranco próximo....

Y los oidores le decían: «Cálmese, licenciado, que ya se hará justicia»: se echaban el ferreruelo al hombro, y se iban a merendar con los encomenderos, que eran los ricos del país, y tenían buen vino y buena miel de Alcarria.

Tú apenas has visto esto, pero yo lo conozco perfectamente porque de soltera venía con mi padre a merendar a este sitio todos los domingos.

Al mismo tiempo dio orden para que los criados llevasen algunas vituallas para merendar.

Junto a las cenizas de la hoguera apagada, nos detuvimos un momento, y mi marido colocó dentro de cada uno de los zuecos doce sueldos, y mis hijas un puñado de confites que habían guardado para merendar.

Otra vez había sido residenciado por su tío en aquel recinto en compañía del mismo Enrique por haber ambos maltratado de palabra y de obra a la cocinera de la casa bajo el pretexto infundado de que no eran suficientes dos peras por barba para merendar.

Así que llegaba un forastero a Lancia, D. Cristóbal no sosegaba hasta trabar conocimiento con él, y acto continuo le invitaba a tomar café en su casa y le llevaba al teatro a su palco y a merendar al campo y le acompañaba a ver las reliquias de la catedral y la torre y el gabinete de historia natural; todas las curiosidades, en fin, que encerraba la población.

Todo lo que ves ahí no nos hubiera bastado para merendar.

Acariciaba aquella tarde la esperanza de merendar en casa del Mosco, ya que tenía la certeza de no cenar cuando bajase por la noche a Madrid.

Hizo la señal de la cruz, rezaron un padrenuestro y se pusieron á merendar en silencio, pero tranquilo ya el corazón.

Siempre que era posible hacerlo, sin peligro de que el coronel lo advirtiese, nos disputábamos el honor de regalarle con pan, bizcocho, queso y otras golosinas que nuestras mamás nos daban para merendar.

Una vez condecorados, nos poníamos a engullir el pan y las ciruelas pasas que me habían dado para merendar.

Se me ha ocurrido una cosa para quitar la mala impresión de esto: ir a merendar esta tarde.

¡Qué vida primitiva, qué vida más estática la de aquel pueblo! A media tarde volvíamos á casa á merendar.

Al llegarse éste una tarde á merendar, muy de prisa, porque le aguardaba Andrés en el portal, le dijo su madre: Dile que suba á merendar contigo.

Al llegarse éste una tarde á merendar, muy de prisa, porque le aguardaba Andrés en el portal, le dijo su madre: Dile que suba á merendar contigo.

¡Á merendar! Y apareció en seguida la hermanita de Tolín, muy emperejilada con rica falda de seda, grandes puntillas en los pantalones, y todo lo mejor y más caro que podía llevar encima, á la moda rigurosa de entonces, la hija de un don Venancio Liencres en un pueblo en que siempre ha sido muy de notar el lujo de las niñas pudientes.

Como hay escasamente dos leguas de San Roque á Portodor, si se anima Trini, iremos á pedirte de merendar.

Anda, vamos a coger unos cuantos higos bien maduros, y a comérnoslos debajo de un árbol, porque ya es hora de merendar.

Poco tiempo duró la espectativa: llamólos la voz musical de Leonor á merendar, y no asistió á la mesa la señora por sus enfermedades.

Mandó componer en una estropha de versos sáphicos este breve romance: Andrés Corbino convidó á Pedro Pagano, á que el Miércoles por la tarde fuesse á merendar á su casa, porque aquel dia se havia de hacer en ella la matanza de un cerdo.

Nos vimos por vez primera una tarde que fuí á merendar de campo en el Pardo con las de Muñoz y Nones, y al día siguiente, que era martes, nos hablamos otra vez en el Retiro.