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D. Jacinto estuvo para morirse con lo vómitos que le ocasionó la cólera del desaire, y D. Juan salió de la villa para su ingenio á toda prisa, dejando prevenido en su casa, que ninguno de sus clientes saliese á las corridas de toros, que regularmente celebran los nuevos Alcaldes para festejar al público, ni que á estos se les prestase cosa alguna que pidiesen para los refrescos acostumbrados.

No dejaron por esto de practicarse algunas diligencias para su captura, porque se supo tambien por contestes noticias, que los citados rebeldes habian dormido aquella noche en la hacienda de unos de sus confidentes, que solo distaba legua y media del campamento.

Se presentó tambien el presbítero D. Casimiro Rios, natural de Puno, que fué preso por los rebeldes en el camino de Arequipa, aprovechando para su fuga la precipitacion con que los sediciosos se habian retirado.

Reconocióse entonces era cierta su entera retirada, y no dudando irian en mucho desórden, se dispuso quedasen en la villa las compañias que se estimaron necesarias para su resguardo, y el resto de las tropas salió en su alcance, á las órdenes del Coronel de milicias de Chucuito, D. Nicolas de Mendiolaza, para que les picase la retaguardia, con la prevencion de no empeñarse demasiado con los enemigos.

Levantó un torreon en el ventajoso sitio de Guansapata, donde colocó una culebrina y un pedrero, con la fusileria correspondiente para su resguardo.

Libres del todo al fin guarnicion y vecindario de la villa de Puno el dia 24 de Mayo de 1781, y con la gloria de que fuesen espectadoras de su resistencia, las tropas del vireinato de Lima, campadas á una legua de distancia, solo restaba elegir los medios para su conservacion y seguridad.

LOS CHALANES ¡Santos y buenos días! LOS SEGUNDONES ¡Santos y buenos! RAMIRO DE BEALO ¿El Señor Don Mauro camina para su casa de Bealo?

LA VOZ DE TODOS ¡Abran a su padre! ¡Abran a su padre! EL CABALLERO ¡Derribad la puerta! ¡Mis verdaderos hijos sois vosotros! LA VOZ DE TODOS ¡Tengan caridad para su padre! ¡Caridad y respeto! ¡Caridad y respeto! EL CABALLERO ¡Eso lo da sólo el amor! Por las mejillas del viejo linajudo ruedan dos lágrimas que se pierden en la nieve de su barba.

Prefería pasar la noche en el bote, por ofrecerle mayores comodidades para su sueño que esta tierra desconocida.

Una fuerte guardia impedía que los curiosos subiesen hasta la vivienda del gigante, donde se estaban realizando grandes trabajos para su cómoda instalación.

Para su agudeza olfativa, el metal dejaba pasar olores casi irresistibles por lo intensos.

Dos bueyes formaban un simple plato para su apetito colosal.

Todos los pigmeos instalados en la Galería para su servicio procuraban evitarle molestias, y hasta pretendían adivinar sus deseos cuando estaba ausente el traductor.

Pero los pueblos fuertes y rapaces se reían de sus consejos cuando los consideraban perjudiciales para su egoísmo, y en cambio los exhibían como obras maestras siempre que eran favorables á sus intereses.

Todos los malvados principios inventados por el egoísmo de los varones, cuando éstos dominaban á las hembras, los hemos resucitado nosotras ahora para su esclavitud moral.

Pero sentado á la mesa como estaba, por más que puso la lente aumentadora ante uno de sus ojos, no pudo reconocer al tal joven en ninguno de los hombres envueltos en velos que pasaban por cerca de él, ni tampoco entre los que se movían en el fondo del edificio, donde estaban las enormes despensas para su manutención.

Es de las pobres mujeres que consideran necesarios para su vida el hombre y el amor.

El grupo de valentones se volvía á Blefuscú, anunciando su partida en la primera máquina voladora que saliese al amanecer para su país.

En efecto, esas cabezas rudas, morenas y enérgicamente acentuadas, con sus flotantes cabelleras grises y sus largas barbas; esas sonrisas bonachonas y esos brazos nervudos apoyándose en el cayado, parecen ser el modelo que sirvió a nuestro famoso pintor para su Adoración de los Pastores.

Le harás un pastel para su santo.

Lo compró para su niño.

Catalina tiene una soga para su cabra.

Su melancolía creció, se puso descolorida y extenuada, y llegó á hacer temer graves peligros para su salud.

Desde la salida de Lázaro para su pueblo no se habían visto.

Comprendió la taimada que allí había aventura amorosa, y en esto supo hallar un medio feliz para su venganza.

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