63 colocaciones para palabras

Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra.

DOS PALABRAS AL LECTOR.

, 222: No habria palabra mala, si no fuese mal tomada.

Abrazábale con arrebato y cubría sus frescas mejillas con besos prolongados apretadísimos, murmurando después a su oído palabras fogosas de enamorado: ¿Quién te quiere más que nadie en el mundo, hermoso mío?

En las cosas particulares que de alla vuestra magestad fuere servido de saber informare de palabra mandandomelo vuestra magestad.

Muy corto es, pero no hay en él palabra perdida; para mostrar toda su originalidad, habría que pesarlas una tras otra.

Digo, señor, que en sólo esto me parezco á Dios en no comer palabras, sino obras, que palabras y plumas el viento las lleva.

La discusión fue muy viva y acalorada, y Alcalá Galiano cruzó con el almirante Magon palabras bastante duras, que ocasionarán un lance de honor si antes no les ponemos en paz.

Mis palabras despertaron al tenor de oficio, al hombre habituado á captarse con afables palabras las simpatías de los concurrentes entre bastidores.

No pronunciaré contra él palabra ninguna ofensiva, porque como su pan, comemos su pan, y sería indigno que le insultáramos después que nos mantiene el pico.

Que todo es ameno, que todo es de rosa, que es palabra vana la fatalidad, que ninguna pena mi pecho destroza y que no es amarga la realidad.

No diré yo palabra ofensiva contra él, le respeto mucho; estoy bajo su autoridad, que es paternal y dulce.

Estas se llamaron antiguamente Lauig y Manoc, palabras tagalas que significan aguilucho y gallo.

No le ofenda la ingenua sencillez de quien le profesa tanto amor como respeto y si quiere creer en la sinceridad de este pobre corazón que ya es suyo por entero, permítame que le manifieste de palabra toda la ternura y veneración que siento por usted.

» Dióle palabra Fray Gerundio, de que no se apartaria un punto de sus consejos, de sus principios, y de sus máximas; y con esto entraron en la Granja, donde passó lo que dirá el capítulo siguiente.

Juan Bou era un barcelonés duro y atlético, de más de cuarenta años, dotado de esa avidez de trabajar y de esa potente iniciativa que distinguen al pueblo catalán; saludable como un toro, según su propia expresión; de humor festivo y palabra trabajosa.

Alégrame el que puede serme propicia para la nobleza del pensamiento y la claridad del decir esta bella isla en donde escribo, esta Isla de Oro, «isla de poetas, y aun de poetas que, como usted, hayan templado su espíritu en la contemplación de la gran naturaleza americana», como me dice en gentiles y hermosas palabras un escritor apasionado de Mallorca.

Procuró el apostólico Padre sosegar con su angelical rostro y afables y corteses palabras aquellas furias del infierno.

«¡Ladrón! ¡Asesino!» era la mejor palabra que oía el tío Lucas; y así es que estaba como un difunto, arrimado a la pared, sin decir esta boca es mía.

Afectaba en sus gestos y palabras la indolencia de un hombre cansado de la vida, para el cual el mundo nada nuevo puede ofrecer a los veintidós años; miraba con insolente fijeza, y cuando escuchaba a alguien, lo hacía con aire protector y desdeñoso.

Llegose Sancho sin dezir palabra á nadie á la Audiencia, y començó á pegar en sus mismas puertas un papelon de aquellos; pero un alguacil que estaba detras del Corregidor, viendo fixar á aquel labrador en la Audiencia un cartel de letras gordas, pensando que fuesen papeles de comediantes, se le llegó diciendo: ¿Que es lo que aqui poneis, hermano?

Al pronunciar estas consoladoras palabras la voz del poeta burocrático resonaba lúgubre, profunda, como si en vez de ofrecer a la imaginación imágenes brillantes de dicha y alegría se hallase invocando a los espíritus infernales en algún cementerio a las doce de la noche.

La maligna Amaranta reíase a hurtadillas de mi embarazo, y más atizaba con sus artificiosas palabras la inclinación y repentino afecto del inglés hacia mi persona.

Hoy todo ha cambiado, y los letrados que figuran en la República china saben algo más que palabras sin ideas ó cortesías interminables y falsas.

Cómo se habían deslizado sus tenues palabras por los huequecillos de la reja, ni ella misma lo sabía.

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