La tierra y señoríos deste fué la provincia que los indios llamaban Baorúco, la penúltima luenga, en las sierras que están á la mar del Sur desta isla, 30, y 40, y 50, y 70 leguas del puerto de Sancto Domingo, la costa hácia el Poniente abajo.

Entre ellos eran tenidos como peores los de un grupo procedente de Blefuscú, fácilmente reconocibles por sus luengas cabelleras y sus bigotes, que pendían con no menos abundancia por ambos lados de sus bocas.

La zampoña que lleva a la espalda le hace el bulto de una joroba, bajo la luenga capa.

Perucho, que ayudaba a misa con desembarazo notable, se dedicaba a apagar los cirios, valiéndose de una luenga caña.

Junto al cuadro grande, y pegadas a él, como las ofrendas o ex-votos en el altar, pendían multitud de coronas de trapo con figuradas rosas, violetas y narcisos, y luengas cintas negras con letras de oro.

El Mozo chalan adelanta hacia los segundones blandiendo la luenga pica con que acucia y guía su vacada por llanos y veredas.

Los que antes, ávidos del funesto combate, llevaban por la llanura al luctuoso Marte unos contra otros, se sentaronpues la batalla se ha suspendidoy permanecen silenciosos, reclinados en los escudos, con las luengas picas clavadas en el suelo.

Un rostro consumido, atormentado é iracundo, como el de una sibila decrépita, se encaró con Alberto, y unas manos, de dedos epilépticos y luengas uñas, comenzaron á conjurar maleficios sobre él.

Hasta le pareció ver á Salomé, que se cernía en lo más alto, agitando rápidamente sus luengas vestiduras á manera de alas, y mostrando hacia abajo las encorvadas y angulosas falanjes de sus dedos, terminados con uñas de lechuza.

Las luengas lanzas partieron á un mismo tiempo de las manos.

Los que antes, ávidos del funesto combate, llevaban por la llanura al luctuoso Marte unos contra otros, se sentaronpues la batalla se ha suspendidoy permanecen silenciosos, reclinados en los escudos, con las luengas picas clavadas en el suelo.

Y sacudió en el aire su luenga cola blanca.

Ocultóse detrás de una luenga cortina, y en efecto, le vió pasar.

Junto á las corrientes de agua, en el centro del cauce y en las riberas que la humedad había cubierto de una débil capa de césped, trotaban las manadas de potros sin domar, al aire la luenga crin, arrastrando la cola por el suelo.

, vestidos de luengas túnicas con orlas de fuego, suelta al huracán la encendida cabellera, y blandiendo sus espadas que relampagueaban arrojando chispas de cárdena luz, vio á los ángeles, ministros de la cólera del Señor, cruzar como un formidable ejército sobre alas de la tempestad.

Pero míster Maltrana, tenía miedo... ¡Oh! ¡oh! ¡oh! Y reía, mostrando la luenga dentadura incrustada de oro.

Entraban haciéndose los distraídos, se sentaban un momento en las butacas, gastaban cuatro bromas con los pollos que allí aguardaban correctos, impacientes, con la luenga levita cerrada, abrochándose los guantes los unos a los otros, y al poco rato se retiraban disimuladamente para ir a noticiar a sus familias que aún no había llegado nadie.

Responde luego la otra: «¡o bien si lo sopiésedes, como es de mala luenga! ¡ravia Señor, allá irá! ¡por Nuestro Señor Dios, embaçada estaríades comadre! ¡quien se la vee, simplezilla!» etc..., todo el dia estarán detrás mal fablando.

Los sacerdotes, vestidos con sus luengas capas de color sombrío, manchadas de sangre, y sus largos cabellos en desorden, iban delante.

Eran muchachas desgarbadas y con anteojos, el pelo cortado al rape y un cartapacio bajo el brazo; hombres de luengas melenas y barbas enmarañadas, con unos ojos inquietantes de visionarios; rusos del Barrio Latino vigilados por la policía; terroristas que jamás imploraban en vano la generosidad de la princesa y tal vez empleaban su dinero en fabricar mecanismos infernales para expedirlos á su país.

Su cuerpo, casi desnudo, era mórbido y gracioso, y modelado con suaves curvas, aunque lleno de vigor; su tez, sonrosada y blanca; su frente, despejada y serena; carmín sus labios; sus mejillas, como claveles, y su luenga cabellera, tan abundante, tan rubia y tan gentilmente rizada en ondas, que parecía envolver en parte á su dueño con manto de luz y de oro.

formada la armadura del techo por varas o palos delgados que partían de las soleras de los troncos y convergían a un largo madero hincado en el centro de la casa, cubriéndose los intersticios por cañas sobre las que se extendían luengas pajas, hojas de palmera o de bihao.

VI Retirose don Manuel bien embozadito en su luenga pañosa, porque apretaba el frío, y meditabundo y un poco descontento de sí, por el camino se decía: «Esta doña Catalina es el demonio... ¡qué barbaridad! Quiero decir que es un ángel, un ser extraordinario.

Parejas de caballos, de camellos, de elefantes y leones, esculpidos en una piedra negruzca, se suceden, formando luengas perspectivas.

Al morir él, moría también, á la semana siguiente, la buena doña Juana, su esposa, buscándose los dos, como si no pudiesen permanecer separados después de su luenga peregrinación por el mundo, plácida y sin incidentes.