28 Adjetivos para describir mates

Ya una veintena de mates amargos y sabrosos, o no, que eran cebados por un muchacho roñosotodo un maestro en el artehabían pasado a mi estómago, haciéndome olvidar la fatiga y el cansancio, cuando las mozas y los mozos, que habían andado por ahí a salto de mata[20], ya más familiarizados con los forasteros, empezaron a dejar sus escondites poco a poco.

752 Cuando mozo jué casao, aunque yo lo desconfío, y decía un amigo mío que, de arrebatao y malo, mató a su mujer de un palo porque le dió un mate frío.

En cuanto a la niña, espigadita para sus once años, hería el corazón de Julián por el sorprendente parecido con su pobre madre a la misma edad: idénticas largas trenzas negras, idéntico rostro pálido, pero más mate, más moreno, de óvalo más puro, de ojos más luminosos y mirada más firme.

Yo he tenido que desayunarme con lechedijo Lorenzo,cansado de esperar un mate dulce que me ofrecieron... ¡Pero, si usted se fue a conversar con don Melchor!...

Una especial, de largos faldones y un negro mate, sombrío y austero, copiada de las ilustraciones extranjeras que representaban desafíos, era su uniforme de los momentos solemnes, la que vestía cuando algún amigo le buscaba en la Peña para que le asistiese y representase, con su pericia de hombre escrupuloso en asuntos de honor.

Otro ser llamaba también la atención del enamorado capitán, y era un muchachuelo como de trece años, alto, flacucho, de constitución anémica, de rostro pálido mate, pero con ojos vivos y hermosos que recordaban los de Enriqueta.

Los techos lucían aún el viejo esplendor de los artesonados, unos obscuros, de artificiosas trabazones, otros con un dorado mate y venerable que hacía resaltar los cuarteles coloreados de las armas de la casa.

Ñor Basilio sacó de un rincón una especie de morral de cuero, donde guardaba la yerba y el azúcar, tomó el mate, vaciado de la yerba vieja, y empezó a cebar, tasando con escrúpulo, los ingredientes del rico desayuno.

¿Y quien ha dicho que los negros son cristianos?... ¿No saben que tienen el mate muy duro y el agua bendita nunca les dentra a los sesos?...

Mas como sus espléndidos reflejos De la nieve se estrellan en la alfombra, Y en el mate cristal de sus espejos Mata al color la blanquecina sombra, Todo es blanco doquiera, cerca y lejos: Todo el país descolorido asombra Con su igualdad la vista: blanco el suelo, Blanco el espacio puro, blanco el cielo.

Personas de gusto substituyen el mate original por vasijas de la misma forma, hechas de plata labrada o de madera preciosa, como el palo santo.

Un momento después, Isabel, que volvía con el inacabable mate amargo, formuló el pensamiento de todos: ¡No me gusta nadita esi hombre!

¡Señor, deten la espada, No me juzgues culpada: El cielo sabe que inocente muero! ¿Qué fiera mano, qué sangriento acero En mi pecho ejecutas? ¡Tente, tente! ¡Una mujer no mates inocente! Mas ¿qué es esto? ¡ay de ! ¿no estaba agora Gutierre aquí?

Allí supe lo que era el mate matinal, junto al fogón, en compañía de los gauchos, rudos y primitivos, pero también poéticos.

Y bajo el palio del firmamento estrellado, como en la Pampa se reúnen junto al fogón los gauchos, más de una vez solía Don Quijote hacer sus pláticas místico-caballerescas, a propósito, por ejemplo, de la edad de oro, mientras los pastores de Sierra Morena, oyéndole respetuosos, engullían la sabrosa cena y apuraban, en vez del mate criollo, el ardiente vino manchego.

Salía, cruzando el estrado triste, pasillos y galerías; llegaba a su gabinete y también allí se apretaba contra los vidrios y miraba con ojos distraídos, muy abiertos y fijos, las ramas desnudas de los castaños de Indias, y los soberbios eucaliptos, cubiertos de hojas largas, metálicas, de un verde mate, temblorosas y resonantes.

Personas de gusto substituyen el mate original por vasijas de la misma forma, hechas de plata labrada o de madera preciosa, como el palo santo.

Así que, sospechando que pérfidamente se lo habían trocado en el chiquero, cambiaron repentinamente el color fresco y sonrosado de sus mejillas por un blanco mate nada vistoso.

Y como el cake-walk es yanqui, el poncho general en la América española y el mate paraguayo... ¡Viva el truco!exclamé con colérica alegría.

29 y 29 bis, grabadas sobre un pequeño mate de barro, reproducido en la primera de estas láminas, apareciendo en la figura bis el desarrollo del objeto total, de uno y otro lado.

El músico, inmóvil entre sus compañeros en cuclillas, que parecen maniquíes, hincha sus carrillos, enrojece, suda con el continuo esfuerzo, pero al mismo tiempo sus ojos mates, perdidos en éxtasis, delatan el fiero orgullo de tener pendiente de su soplo el fervor de los fieles y de los santos hermanos de cofradía.

29 y 29 bis, grabadas sobre un pequeño mate de barro, reproducido en la primera de estas láminas, apareciendo en la figura bis el desarrollo del objeto total, de uno y otro lado.

En aquella época, en que los peinados eran una epopeya de rulos y rellenos, Fernanda llevaba el suyo de una simpleza tal, que rayaba en la suma elegancia: sus cabellos, de un rubio mate, recogidos y sujetos por dos cintas de moirée celeste, iban a rematar en la más linda nuca de mujer.

Bajo y juega, sonidos mates de la misma cuerda.

Voy a ensillardijo, concluyendo el tercer mate, que tomó arrimado a la puerta.

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