317 oraciones de ejemplo con habituados

Los ojos de Batiste, habituados á la lobreguez de la bóveda vegetal, vieron con toda claridad á un hombre que, apoyándose en la escopeta, salía tambaleándose de la acequia, moviendo con dificultad sus piernas cargadas de barro.

Habituados a verse, Jaime la saludaba con una sonrisa, y ella parecía contestarle tímidamente con el brillo de sus ojos.

La hija y el capitán habituados al espectáculo, parecían indiferentes.

Los ojos de los espectadores, habituados ya a las tinieblas, veían perfectamente todo lo que pasaba a bordo.

Los ojos, habituados a la suavidad de los tabiques blancos del piso inferior, a su penumbra ligeramente azul, que le daba el aspecto de un paseo conventual, parpadeaban por exceso de luz en esta cubierta de arriba, donde vastos espacios quedaban a cielo libre, caldeándose las tablas bajo el fulgor solar.

Los ojos, habituados al azul intenso del Océano, parpadeaban con cierta extrañeza ante la extensión amarilla, semejante por su color a una pradera seca.

Sus pasos retumbaban huecos y profundos en el vetusto caserón; mas los ratones, habituados desde muy antiguo[95.1] a escucharlos, no mostraban temor alguno y persistían tranquilamente en su obra devastadora, rompiendo el silencio de la noche con un leve y continuado crugido; los murciélagos, con menos temor aún, volaban en danza fantástica sobre la cabeza del anciano con sordo y medroso zumbido.

El mar estaba como una balsa de aceite, lo que llamaba la atención de los venezolanos, poco habituados a esa mansedumbre, tan insólita en aquella rada de detestable reputación.

En la montaña, el aire puro refresca a cada instante y los pulmones, no habituados a esa sensación exquisita, respiran acelerados, con la misma alegría con que los pájaros baten las alas en la mañana.

Llenaba con tanto celo su deber, que apenas, muy de tarde en tarde, escribía una carta, sobria y breve, a sus padres, ya habituados a aquel alejamiento, como padres de hijo marino que navega al otro lado del mundo.

Los jurados y el público le miraban con interés, esperando algo extraordinario; sólo los jueces, habituados a las maneras oratorias de aquel señor, permanecían indiferentes.

puesto que no estáis habituados a discutir seriamente, os diré en dos palabras de lo que se trata: queremos demostraros que no os asiste el derecho de raptar a nuestras mujeres; que sois, señores romanos, unos raptores, y que, pese a vuestros esfuerzos y a vuestros sofismas jurídicos, no lograréis nunca justificar vuestro innoble acto.

Mis ojos, habituados ya a la oscuridad, podían explorar todos sus rincones.

De esta pasta están amasados los soldados argentinos, y es fácil imaginarse los hábitos que de este género pueden dar en valor y sufrimiento para la guerra; añádase que desde la infancia están habituados a matar las reses, y que este acto de crueldad necesaria los familiariza con el derramamiento de sangre, y endurece su corazón contra los gemidos de las víctimas.

Vedóseles extraer oro ni plata, pero como se les permitiese llevar consigo cualquiera otro género de mercaderías, y como no se les pudiese impedir el uso de las letras de cambio, á que estaban muy habituados, sacaron indudablemente inmenso caudal del reino.

Mis compañeros, muy habituados á los viajes, tuvieron pronta colocacion.

Durante los primeros dias la alimentación les hace daño; toda una série de trastornos digestivos se presenta en ellos á causa del cambio radical á que se someten sus estómagos mal habituados; acaso se les desarrollen calenturas intermitentes; en una palabra, el sirviente que se nos entra por la puerta es un enfermo.

Ella le inspeccionaba atentamente, con sus ojos astutos habituados á las emboscadas de la vida y capaces de reflejar todas las emociones menos la del asombro.

En el interior, nos parece á nosotros, que estamos habituados á otras construcciones, que el teatro carece de elegancia, y no es así; es que se tiene otro modo de comprender el espectáculo.

De todos modos hay que convenir en que cualquier viaje en los carruajes públicos del continente resulta muy incómodo para los que están habituados a coche propio; y por muchas precauciones que se tomen, las jornadas corrientes en España, de trescientas a quinientas millas de una tirada, pocas señoras inglesas podrían resistirlas y aun los hombres las soportarían por necesidad, pero no las emprenderían por gusto.

La feliz ignorancia y el desconocimiento de lo mejor han sido siempre el gran secreto de la ausencia de descontento, mientras que para aquellos que están habituados a vivir en continua fiesta, cualquier cosa que no sale a medida de su deseo es un desengaño; pero los que comen a diario pan duro y escaso y sólo beben agua, consideran un lujo el más pequeño exceso.

A los españoles les impresionan menos que a los extranjeros, pues están habituados a ver cruces y sangrientos crucifijos en las iglesias y fuera de ellas; además, saben de sobra que la mayoría de estos pequeños monumentos se han erigido para recordar asesinatos que no han sido perpetrados por malhechores, sino que son resultas de alguna pelea o de alguna venganza, y de diez veces, nueve tienen por causa el vino o una mujer.

El citado Diario no habla ni del espanto de los marineros, ni de la argumentación doctrinal acerca de la nateraleza del fuego volcánico; y Navarrete recuerda que los valerosos marinos de Palos, Moguer y Huelva estaban habituados desde el siglo XIII á los efectos de los volcanes de Italia.

El respeto en el Nuevo Mundo de los derechos naturales del hombre no podía ser un deber de urgente cumplimiento, ó no podía parecerlo á los que estaban habituados á la vista de esclavos guanches, moros y negros, que eran vendidos en los mercados de Sevilla y Lisboa.

Tan habituados están al horrendo espectáculo los vecinos de las casas, que en muchos balcones no se ve una sola cara

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