22 Verbos a usar para la palabra bienaventuranza

Da también noticia á los tuyos (prosiguieron los ángeles) de aquéllos que se han salvado y gozan ahora de la eterna bienaventuranza en el Paraíso.

Doña Asunción Trujillo, que falleció en 1841 en un día triste de Madrid, el día en que fusilaron al general León, salió de este mundo con el atrevido pensamiento de que para alcanzar la bienaventuranza no necesitaba alegar más título que el de autora de aquel cristiano casamiento.

Pues aquellas tajadas parecían gloria ó pedazos desprendidos de la bienaventuranza eterna.

¡Dios mío! ¿No hay un brazo generoso que me ampare; no hay entre tantos hombres uno solo que impida este crimen? ¡Una pobre mujer corre por toda la ciudad buscando un alma caritativa, y no encuentra más que fieras! María—dijo Agustín,—me estás despedazando el alma; me pides lo imposible: lo que yo no haré, ni puedo hacer, aunque en pago me ofrezcas la bienaventuranza eterna.

Se le figuraba estar delante de un pedacito de gloria, pues no de otra manera concebía su candor la bienaventuranza eterna.

Nada más fácil que el Sr. Valera enderece el día menos pensado sus torcidos pensamientos y los incline hacia el padre Sánchez, y por el padre Sánchez consiga la bienaventuranza, desde donde tal vez en recuerdo de estas líneas me dispense la merced de un milagro que estoy necesitando hace tiempo.

La presencia de este Amor constituye la bienaventuranza de los dioses.

Los santos, toscamente entallados en madera, tenían esa rigidez bizantina que sin duda conviene á la bienaventuranza.

Y de seguro que dice para , en misteriosos soliloquios: ¿Para qué sirve, para qué vale todo esto, si no lo comunico y si lo escondo? Cuando de depende la bienaventuranza de alguien, ¿cómo negarme a que sea bienaventurado?

Era hermoso haber vivido sin tacha; haber realizado lo que creemos bueno y justo; haber dado testimonio de su fe ante los hombres, y haber llegado casi á los noventa años con aquella sonrisa misteriosa, no la de la esfinge, sino la de la santa que ya entrevé la bienaventuranza celeste... Aquí estaremos mejor,pronunció con cascada voz la Comendadora, interrumpiendo los calendarios de su sobrino.

" vivía entre pavores" porque la parte inteligible y corriente de la religión versaba sobre demonios perversos e incastigables, sobre suplicios infernales eternos, sobre mártires y santos, sobre buenas gentes, que se habían cocinado previamente en el purgatorio para acabar de ganar la bienaventuranza con las abstinencias y los sufrimientos de su vida miserable.

Hay y Asal concuerdan en que los que como ellos llegan a Dios por la inteligencia, logran la bienaventuranza contemplándole y uniéndose a Él, y más aún que en vida, en muerte, libres ya de sus mortales despojos.

Hizo salir de aquí el alma del primer padre, y la de Abel su hijo, y la de Noé; la del legislador Moisés, tan obediente; la del patriarca Abraham, y la del rey David; a Israel, con su padre y con sus hijos, y a Raquel por quien aquél hizo tanto, y a otros muchos, a quienes otorgó la bienaventuranza; pues debes saber que, antes de ellos, no se salvaban las almas humanas.

Viendo Zumacaze el caso desesperado y más pesaroso de perder la bienaventuranza sin el bautismo que la vida corporal, volvió su confianza toda á la Santísima Virgen, cuyas alabanzas y poder había oído muchas veces, y por eso la invocaba con frecuencia, diciendo: «Señora mía, creo que sois la verdadera Madre de las gentes, y que la diosa Quipoci es un diablo engañador

Imitando a Jesucristo en todos los estados, sirviendo al corazón de Jesús, perfeccionándose en las bienaventuranzas y guardando los mandamientos de Dios y de la Iglesia. Vide: Reforma de vida, Del Juicio Universal, De las dos banderas, Del Hijo Pródigo, Del Reino de Cristo

Los gentiles, que parece que ponian la bienaventuranza en matar sus contrarios y comer carne humana, y tener muchas mujeres, se van mucho enmendando, y todo nuestro trabajo consiste en los apartar desto, porque todo lo demas es fácil, pues no tienen ídolos, aunque hay entre ellos algunos que se hacen santos, y les prometen salud y victoria contra sus enemigos.

Y es la segunda que, aun poseyendo yo tan alta bienaventuranza, no hallaría para transmitirte su concepto medio alguno de expresión en lenguaje humano, ni tampoco en la sugestión directa y pura.

El alma que así se endiosa, encastillada en su recogimiento soberano, lo desdeña todo, menos su propio centro, donde vive identificada con el eterno amante a quien adora y de quien recibe bienaventuranza completa.

Yo debo recordar las bienaventuranzas.

Subamos, juntos en espíritu, esta mística y difícil escala: asciendan a la par nuestras almas a esta bienaventuranza, que aun en la vida mortal es posible; mas para ello es fuerza que nuestros cuerpos se separen; que yo vaya a donde me llama mi deber, mi promesa y la voz del Altísimo, que dispone de su siervo y le destina al culto de sus altares.

Vuestra impiedad sólo atiende a los dolores de aquí bajo: la Iglesia, con previsión admirable, busca la eterna bienaventuranza para el alma.

Así, pues, no puedo convencerme de que caminamos hacia la bienaventuranza, cuando veo que, no sólo estamos desesperados, sino que es tonto probadísimo, hombre ajeno a la filosofía, acéfalo o microcéfalo insipiente, el que no se desespera.

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