40 Adverbios para describir cómo sueño

Pero ni el nene había soñado jamás con la piedra filosofal, ni reparaba en los rendimientos de sus empresas cuando maldito el capital arriesgaba en ellas.

Y, entretanto, Angustias dormía como una paloma, y acaso soñaba que era feliz.

Vamos, era el colmo de lo imposible soñar siquiera en trocar todo eso y de repente por lo que se me ofrecía desde Tablanca.

¡Ah! siempre el hombre en su ilusión maldita 20 Su misma dicha en despreciar se empeña, page 134 Y al seguirla tenaz, tenaz la evita, Y aunque en su mismo corazón palpita, ¡Lejos, muy lejos, con afán la sueña! ¡QUIÉN SUPIERA ESCRIBIR! I Escribidme una carta, señor Cura.

Tal es mi caso, amigo mio: he caminado mucho y viajado poco: y no obstante, tambien como V. soñaba yo allá en mis juveniles años en el placer de los viajes; extasiábame con Robinson, deleitábame con Rolando, no me detenia en engolfarme en el Viajero universal, y acaso acaso tuve mis tentaciones de tomar por modelo al Jóven Anacársis.

La vida de campaña, la batalla, la victoria, la entrada triunfal en las ciudades conquistadas ¿no es acaso un sueño vivido para un militar?

¿Creerás que anoche he soñado con este muñeco?

Mas al fin, todas estas glorias se desvanecieron; lo cual, siendo como eran puramente soñadas, nada tiene de extraño, cuando vemos que también las reales se desvanecen.

Precisamente soñaba el hombre con subir (no si es subir) del lápiz al pincel; iba á ilustrar una edición de Gil Blas que le pagaban espléndidamente, y con ese dinero y algo ahorrado, se prometía hacer lo que se le antojase, realizar sus ideales... Vea usted en que momento cayó sobre él la enfermedad.

A ratos parecíale, efectivamente, haber soñado: pero apenas lo creía cuando con renovado sobresalto dudaba de hallarse despierto, que tales eran la exactitud, la impoluta nitidez, el avasallante vigor de realidad, con que las imágenes de su pesadilla resucitaban y apremiaban su memoria.

Muchos han ido; ninguno ha vuelto.¡Oh, viejo Momotombo, coloso calvo y desnudo, que sueñas cerca de los mares y haces de tu cráter una tiara de sombra y de llama a la tierra! ¿por qué, cuando tocamos a tu umbral terrible, no quieres el Dios que se te trae?

Todos no se extasían, como , ante un crepúsculo, no sueñan frente á una aurora ó cimbran ante una tempestad; ni gustan de pasear con Dante, reir con Molière, temblar con Shakespeare, crujir con Wagner; ni enmudecen ante el David, la Cena ó el Partenón.

Y así como Adriana misma, mientras hablaban y reían con ligera locuacidad sobre temas con frecuencia pueriles, soñaban interiormente sus cosas ideales; y como ella, también, vivían sin dejar transparentar el mundo de imágenes amorosas y de suaves ideas que las encantaban en la cotidiana meditación.

El tren eléctrico pasaba por sus imaginaciones como guión que suprimiría el campo, sin tener en cuenta que mientras se viese en el viaje todo aquel largo paisaje que se veía por las ventanillas de aquel viejo primer tren de juguete con que se inauguró el trayecto, no podría conseguirse aquel raudo traslado telefónico en que materialmente soñaban.

Las montañas parecían soñar misteriosamente, como seres sublimes, en el plateado silencio; y todas las cosas de la naturaleza exhalaban deliciosa respiración de beatitud, de sosiego, de frescura.

Para ello, bastaba á mi juicio con cesar, durante un tiempo, toda visita, y esquivar todo encuentro con la altiva moza, aspirante á mi esclavitud, que ella soñaba probablemente redención.

» Entonces Sett El-Hosn exclamó: «¡Querido mío, realmente has soñado cosas muy extrañas! ¡Por favor, prosigue hasta el final!»

El edificio se le presentó con un aspecto á la vez tan extraño y tan familiar, que el Sr. Dimmesdale estuvo vacilando entre estas dos ideas: ó que hasta entonces lo había visto solamente en un sueño, ó que ahora estaba simplemente soñando.

Desde entonces mi padre vivió únicamente soñando en la venganza.

Vagamente soñaba con ver surgir del parque la gran figura atlética de su marido y escuchar su risa sonora.

Bien extraño es eso, Lina, la dije; pero afortunadamente no es más que un sueño.

Intentó atajarlo en su manía, para pedirle noticias del príncipe, pero Spadoni continuó: El sueño de anoche fué horrible, y sin embargo no pudo empezar mejor.

En él mi dicha fundo, que cuando con el alma acongojada, pobre, impotente, sin amor ni gloria, busco ansioso la nada, para ahogar mi memoria, que altivos sueños del ayer me acuerda y el terrible presente me recuerda, nada puede calmar esta agonía como el amargo llanto donde encuentra mi sér vida y encanto.

Claro es que el mecanismo fisiológico del sueño modifica directamente tan delicado desdoblamiento espiritual.

Después reflexionó un instante, y añadió: «¡Es efectivamente un sueño!

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