70 colocaciones para navaja

En esta tarea hallé ocupados a algunos de ellos; y me embelesaba viéndolos manejar la azuela de angosto y largo peto cortante, o sacar con la legra rizadas virutas de lo más hondo e intrincado de la almadreña, o «pintar», las ya afinadas, a punta de navaja sobre la pátina artificial del calostro secado al fuego.

Doña María no hubiera dejado de sacar de estos hechos una ventaja femenil, si no se hubiese fijado, algo confusa también, de que el patán, a pesar de algunas leves señales de pasada disipación, tenía agradable aspecto; era una especie de rubio Sansón, cuya sedosa barba, de color de trigo, jamás había conocido el filo de la navaja del barbero, ni de las tijeras de Dalila.

Para colmo de ostentación y de lujo, Ramón Pérez había recomendado al pintor el uso del dorado, y el artista había distribuido el oro del modo siguiente: en las espinas de las rosas, en las hojas de las navajas y en las uñas del pie.

Probósele que, a todos los que hacía la barba a navaja, mientras les daba con el agua, levantándoles la cara para el lavatorio, un mi hermano de siete años les sacaba, muy a su salvo, los tuétanos de las faltriqueras.

De cuatro ó cinco tajos de navaja ¡zis, zas! (y al decir zis, zas pasaba el dedo por delante del cuello deforme de la Sabia) le había sajado el bocio perfectísimamente, plantándole, para atajar la morragia, un emplasto donde se misturaban trementina, diaquilón, confortativo, minio, litargirio, incienso, pez blanca, pez dorada y pez negra...

La vista de la navaja daba escalofríos á la señora, la ponía nerviosa, y por eso mismo el socarrón cortaba el tabaco con lentitud y tardaba en guardársela, repitiendo siempre los mismos argumentos del abuelo para explicar su retraso en el pago.

Detrás, y a paso mesurado, inclinada la cabeza y taciturno, los seguía su condiscípulo Pancho, y ya por esto, ya porque les chocase su facha, la verdad es que el primer buhonero con quien tropezó le echó mano por un brazo y le dijo: ¡Hola, rubio! ¿no quieres comprar un par de navajas de primera?

Ya en la puerta que el Seminario tiene por la calle del Duque de Alba, los sicarios del lego formaban un grupo imponente, montón de humanidad digno de un basurero, en el cual brillaban aceros de navajas y burbujeaban blasfemias.

Entró bruscamente al comité, y para disipar su horrible ansiedad, encaróse con una rueda de electores que, más atrevidos ó más hambrientos que los demás, habían aprovechado la general distracción apoderándose de una gran tajada de asado que devoraban, cortando los jugosos bocados á raíz de los labios con los cuchillos como navajas de afeitar.

No le dió á éste gran cosa la vanidad por ese lado: en cambio, su boca era una carnicería, hablando, mientras acariciaba con la mano el cabo de una navaja que siempre llevaba asomando por el ceñidor, de la gente que él había despachado al otro mundo, no más que por tocarle con el codo al pasar, ó por no dejarle la acera libre, ó por mirar dos veces seguidas á la mujer que por él se moría.

Parado allí el pastor y dale que te pego con el canto de la navaja, porque no chispeaba bien la piedra o no era la yesca de lo mejor, observa que le da en la nariz un «jedor» que tumbaba de espaldas.

Viene entonces el chulo de navaja y hiere al estadista; la puñalada le descarga los intestinos; lo entierran: la materia comienza a desorganizarse, mézclase a la vasta evolución de los átomos, y el superfluo hombre de gobierno va a alegrar, bajo la forma de una flor a una rubia costurera.

en la Exposición Filipina.(N. del A.) En la instalación que tiene el autor de estas líneas en la Exposición filipina figura una colección completa de estas navajas.

Estas estatuas, verdaderas blasfemias de la escultura, representan indios bravos, con su penacho y su cendal de plumas, marinos barrigones y abiertos de piernas, con su sombrerillo de paja y su enorme puro entre los lábios, negros que corren con un mazo de puros en las manos, soldados y contrabandistas de navaja al cinto y de fusil terciado.

Y tu nombre, el nombre de Luzbel, comenzó á rodar mezclado con frases llenas de mala intención, frases cortadoras como navajas de afeitar.

El otro que está á su lado, con la espina dorsal doblada, dando su rostro casi sobre sus rodillas, cayendo su pelo castaño como una cortina sobre su rostro, con una enorme navaja en la mano, puliendo, como distraido, un palito, volviéndose á cada instante para escupir el negro tabaco que masca grosero; ese, es Mr.

No tenía, ya que hacer otra cosa sino dar un corte á aquella cuerda con mi navaja de á bordo, y La Española se iría zumbando corriente abajo.

Salió de la consulta elegido por Rey Izcoált, que quiere decir, culebra de navajas, el cual era hijo del primer Rey Acamapích, habido en una esclava suya; y aunque no era legítimo, le escogieron, porque en costumbres, en valor y esfuerzo era el mas aventajado de todos.

En cuanto a Flores, no se daba cuenta de que, desde que el nuevo cliente se hallaba sentado en el sillón, no había cesado de pasar el dorso de la navaja por el mentón de aquel improvisado Salomón.

El militar, al detener con un vigoroso esfuerzo el movimiento agresivo de Chaleco contra Elías, se rozó la mano izquierda con la extremidad puntiaguda de la empuñadura de la navaja que el mozo llevaba en la faja.

Un voluntario le pedía el envío de una buena navaja de España, por haber roto la suya en un encuentro nocturno.

Recortadas estas con esmero por la navaja formaban una curva sobre las mejillas y venían a unirse al bigote, resolviéndose en él, por decirlo así, de lo que resultaba como una carrillera de pelo.

Tan fácilmente iría una española a la iglesia sin su abanico, como un español a la feria sin su navaja, como se pondría en camino un viajero sin su bota.

Tropezó en una esquirla, de lava cortante como una navaja de afeitar, y se hirió un pie; la obscuridad era tan densa, que en las revueltas del sendero la pobre muchacha dábase muchas veces contra una tapia o un seto, y empezaba a perder ánimos y a no saber dónde se encontraba.

Muchos temieron entonces los estragos de su navaja; pero nadie le vió entre los combatientes.

70 colocaciones para  navaja