475 colocaciones para colgaran

Al mismo tiempo se colgó de su cuello y le dió un largo y sonoro beso en la mejilla.

De pronto, una primera ráfaga nocturna, desviando hacia atrás la densa humareda, dejó ver la cabeza de Aixa colgando del madero cual espantoso fruto de pesadilla.

Abrió los ojos, los paseó por los adornos hípicos que colgaban de las paredes de su cuarto, se desperezó con elegancia, bebió un vaso de limón que tenía sobre la mesa de noche y se preparó a levantarse.

Y entonces tendrá que ver que al digno comerciante don Juan Peña, cuando suba a almorzar, se le cuelguen de los brazos unos cuantos angelitos cabezudos, de hinchados mofletes, y no le dejen tragar bocado con tranquilidad.

Y desfilaban por el oratorio cinematógrafo, la cueva de Covadonga; un árbol fantástico de la Reconquista «donde el guerrero colgaba su espada, el poeta su arpa, etc., etc.

Practicose esto de un modo permanente, respecto a dos hombres que colgaban ya de las ramas de un sicomoro, en la hondonada, y de un modo temporal con el destierro de otras varias personas de pésimos antecedentes.

Las dos filas de casas bañadas por el río son casas viejas con galerías y miradores negruzcos, en los cuales cuelgan ropas puestas a secar, ristras de ajos y de pimientos.

De lástima el pastor, le colgó, cabeza abajo, en un árbol del monte; sus lloriqueos atrajeron a Forbante, pastor de Polivio, rey de Corinto, y Forbante encomendó su cuidado a la reina Merope, mujer de Polivio; como no tenía vástago la reina,

Algunos individuos, con el sombrero echado atrás, la capa colgando de los dos hombros o de uno solo, charlaban a gritos entre sorbo y sorbo, sin tocar asuntos de política, por ser género que no se podía tratar a gritos.

Era cosa de ver aquella mujerona descalza, desgarrada, melenuda, despidiendo de sus ojos fiereza, con un lío bajo el brazo y las botas colgando de una mano.

Ya no colgaban de los árboles de sus sotos, en vez de frutas, racimos de hombres: las muchachas del pueblo no temían al salir con su cántaro en la cabeza á tomar agua de la fuente del camino, ni los pastores llevaban sus rebaños al Segre por sendas impracticables y ocultas, temblando encontrar á cada revuelta de la trocha á los ballesteros de su muy amado señor.

Además, colgaban del techo bacalao y trozos de tasajo americano entre grandes manojos de cebollas y ajos.

Allí propuse de colgar los hábitos en llegando, y sacar vestidos cortos al uso.

Al volver al comedor, una criadita indígena, con larga trenza colgando sobre la espalda, puso en la mesa botellas y copas.

No si por ventura ó desgracia quiso la suerte que este señor, á quien por crueldad detestaban sus vasallos, y por sus malas cualidades ni el rey admitía en la corte, ni sus vecinos en el hogar, se aburriese de vivir solo con su mal humor y sus ballesteros en lo alto de la roca en que sus antepasados colgaron su nido de piedra.

Cerca de la proa colgaba de una robusta lanza el escudo de armas de Butrón, una cabeza negra de jabalí en campo de oro, y en el centro de la proa Reno el veterano clavaba el estandarte con las cinco rosas de Morel.

verdadera posesión de su vivienda, arrellanándose en ella, por decirlo así, poniendo en orden los muebles que había traído, colocando los libros y colgando los cuadros.

Gillespie tuvo que subir á gatas por la cubierta en pendiente, lo mismo que por una montaña, hasta llegar á un sitio designado por el oficial, del que colgaba una cuerda.

¡Dios mío! ¡qué es esto!gritó en prosa culta¿quién ha causado esta devastación...? ¡Petra! ¡Anselmo!y se colgó del cordón de la campanilla.

El sahumerio se ilumina al atravesar el rayo luminoso, aclarando los muebles y haciendo entrever, por momentos, las figuras de un tapiz que cuelga del muro.

Pendían de las paredes armas brillantes, indias, chinas y japonesas; colgaban del techo cinceladas lámparas de oro; se veían en torno jarrones, tibores y vasos, artísticamente esculpidos, de metales preciosos, de jaspes rarísimos, de antigua porcelana y de ataujía o menuda labor de pedrería, marfil, bronce y otras materias ricas.

Marta se colgó de la campanilla en son de pedir socorro, porque no era ella hembra que descendiese a ciertos pormenores al lado de los enfermos.

Quítase el sueste, ó sombrero embreado, de la cabeza; coloca sobre un arcón viejo el impermeable de lona que llevaba al hombro, y cuelga de un clavo un cesto cubierto con hule y lleno de aparejos de pescar.

Su traje no era de aldeano ni de caballero: chaqueta de pana, pantalón largo, botas altas y sombrero de fieltro: colgando por encima del chaleco una gran cadena de plata para el reloj.

Con esto colgó de una muñeca el palo pinto, ató al correspondiente brazo las riendas de la cabalgadura, aprisionó el paraguas en el sobaco; y con el pan y el queso en una mano y en la otra una navaja abierta, me dio a entender, con un ademán y una mirada, que estaba apercibido y a mis órdenes.

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