41 colocaciones para frascos

Ella sólo gustaba de los cigarrillos orientales... Y como persistiese el acre olor del cigarro habano, jugoso y bravío, rebuscó en su maletín de aseo, derramando sobre la cama el fondo de varios frascos de esencia largo tiempo olvidados.

La demente vertió el agua que estaba en el vaso, y echando en él la mitad del contenido del frasco, se lo bebió...

«Una docena de frascos de «Jardín Encantado».

En un frasco de cristal, se colocan las guindas teniendo la precaución de pincharlas todas con una aguja para evitar que se revienten, se añaden las ramas de canela y el azúcar bien disuelto en el aguardiente, se tapa la boca del frasco con un pergamino bien empapado en aguardiente y se guardan en sitio abrigado.

Para mediodía tienen dispuestas seis u ocho mesas de convite, que se hace en casa del corregidor, y en las de algunos caciques y cabildantes, para las cuales se da de los bienes de comunidad, para cada mesa, un toro, un poco de sal y un par de frascos de miel, y ellos agregan de lo suyo lo que pueden.

Sin embargo, al sentir mis pasos, alzó la vista, rompió el cuello del frasco con la naturalidad del hombre que está acostumbrado á hacer la misma operación con mucha frecuencia y dió un gran sorbo con su frase favorita "¡buena suerte!" En seguida permaneció quieto por algún tiempo, y luego sacando un paquete de tabaco me rogó que le cortara una tajadilla.

Alguno que hizo el descubrimiento del frasco, con su rama negra de anís, lo comparó con esos en donde suelen conservarse fetos y otras porquerías por el estilo, y desde entonces, cuando la patrona aparecía con las mejillas sonrosadas, mil comentarios nada favorables a la templanza de la dueña corrían entre los huéspedes.

Pero este cochecito, de ruedas doradas, era tirado por seis mujeres, por seis hermosas mujeres, todas ellas célebres, y cuyos retratos figuraban lo mismo en los grandes diarios ilustrados que en los frascos de esencias ó en las cajas de fósforos.

Allá en las soledades de su estudio-desván pasábamos a veces largos ratos hablando de estos y otros proyectos, haciendo experimentos de física o trasegando disoluciones de un frasco a otro.

En un estante, como escondida detrás de unos frascos, yacía una cabeza de crótalus, que sin duda había sido separada del tronco, no por cuchilla de cortes, ni por bisturí, sino a tirones, pues los tejidos presentábanse desgarrados.

Además, aun cuando los médicos sepan y quieran recetar con arreglo a los adelantos de la ciencia, es casi imposible que encuentren los medicamentos, como no sea en las ciudades más grandes, pues las boticas suelen estar como la famosa de Romeo, con los estantes llenos de frascos vacíos.

En el fondo, a los lados del rompimiento y en el zócalo de madera, estanterías con frascos de substancias diversas, y libros.

Como etiqueta de un frasco, estaba allí el lema de Moralidad y economías.

El descubrimiento fue completo cuando encontraron en el jardín, en el suelo, entre unos matorrales de oxiacanto, los fragmentos de un frasco, en cuyo cuello una parte del veneno disuelto había dejado un reguero blanco, de cambiantes reflejos.

¡Pero no me pidáis una sola gota de este frasco divino, que vacío a la salud de... de ese taimado, del bribón de mi hermano, Miguel el Negro! Y llevándose el frasco a los labios bebió hasta la última gota, lo lanzó después lejos de y apoyando los brazos en la mesa dejó caer sobre ellos la cabeza.

A veces, cuando estaba emboscado en lugar seguro, y al mismo tiempo próximo al enemigo, mandaba cargar al Feo ó al Canene un trabuco con un grueso puñado de pólvora de un frasco que llevaba en la pistolera de su silla, y le metía por la boca diez y seis balas de á onza, y lo atacaba después mucho.

En el suelo y arrimados á la pared había varias hileras de frascos de todas formas y tamaños, y esparcidos en curioso desorden yacían no pocos libros forrados en pergamino.

¡Dicen que posee usted secretos maravillosos...! ¡Véndamelos...! ¡Pagaré todo lo que sea preciso...» Y yo vendo esperanzas e ilusiones en frascos, en cajitas y en barras.

Tenía, además, otra particularidad: recibía toda su correspondencia en la redacción; no se pudo averiguar dónde vivía; se llegó a sospechar que tenía en una buhardilla una mala cama, un gran lavabo con muchos frascos, tintes, pomadas o cosméticos, y una percha cargada de ropa; pero nadie logró poner en claro la verdad.

Miró el coronel en torno con inquietud, examinando las cajas de habanos, la enorme licorera con sus frascos de diversos colores puestos en fila.

Cuando el camarero repicó a la puerta, la duquesa buscaba una medicina entre los frascos del tocador.

Era la taberna grande y espaciosa, con un mostrador enorme, recubierto de cinc, con frascos, botellas de licores y damajuanas negras.

¡Ay! la brigadiera llegó a su casa en tal estado de exaltación, que los criados pensaron que se había vuelto loca: hubo necesidad del frasco del éter, fricciones de agua fría en las sienes y una cucharada del anti-espasmódico; al cabo de media hora la irascible andaluza rompió a llorar perdidamente, llamándose la mujer más infeliz de la tierra.

Porque Abel, jamás enérgico, siempre de cera, en aquella ocasión supo resistir y negó a Caín el placer de saborear el néctar de aquellos frascos.

Allí había oro en cajas reales, perfumes en frascos de hechura oriental, inciensos en copas de finos metales, y quesos, y flores, y miel de panal.

41 colocaciones para  frascos