341 colocaciones para veladas

El espíritu siente una extraña armonía ante el mudo estertor del día que muere, como igualmente al percibir las primeras caricias del que nace; en aquel, las vibraciones que dan las sensibles cuerdas del alma, originan acordes tan dulces como la mirada de la tierna madre que vela el tranquilo sueño de su hijo; en el último, los acordes son alegres y ligeros, cual las modulaciones del jilguero.

Alrededor de esta capilla están las tumbas de los reyes, cuyas imágenes de piedra, con la mano en la empuñadura de la espada, parecen velar noche y día por el santuario á cuya sombra descansan todos por una eternidad.

Velaba sus ojos una lágrima; ¿era de interés, de compasión o solamente efecto de involuntaria conmoción de joven tímida?

Mi apoyorepuso don Simón, más blando que un guanteno ha de faltarle mientras yo le vea dispuesto a velar por los intereses del país.

Dos mujeres velan el cadáver: La una, alta y seca, con los cabellos en mechones blancos y los ojos en llamas negras, es sobrina de la muerta y se llama Doña Moncha.

En una cámara del palacio de don Diego en el Albaicin, velaban una hora antes de los últimos sucesos que hemos referido, dos damas.

Él velaba a los enfermos, rezaba con sus patronas; en fin, procuraba ser útil a todo el mundo, en todo lo que no pudiese ofender su honradez y su decoro.

Los cuales, el uno durmiendo a sueño suelto, y el otro velando a pensamientos desatados, les tomó el día y la gana de levantarse; que las ociosas plumas, ni vencido ni vencedor, jamás dieron gusto a don Quijote.

Ahora lo distinguía perfectamente; era él, pero aun más abatido y desmejorado que cuando por última vez lo vio; velaban su rostro tintas cárdenas, y la negra barba lo sumía en un cerco de sombra; sus ojos brillaban cual si tuviese calentura.

Con un negro sayo cubrieron su cuerpo después con un velo cubrieron su cara: de amigos y deudos se llenó la estancia, y velaron todos a la pobre muerta.

A pesar de las flotantes y blancas ropas que velaban su cuerpo, se presentía y se adivinaba que era todo él maravilloso y armónico conjunto de perfecciones casi divinas.

] [Nota 1044: Tener y vigilia, hacer allí la vela, velar á la Señora, costumbre de caballeros y de romeros, como hizo S. Ignacio velando las armas de la nueva milicia espiritual ante el altar de la Virgen en Monserrat.

De nuevo resonaron los clarines, Y asi Mercurio lleno de contento, Sin darle mal aguero los delfines, Remos al agua dió, velas al viento.

El resto de la tierra está en la sombra, el crepúsculo gris vela los horizontes del llano; la tiniebla ennegrece ya la entrada de los alfoces, pero arriba todo es alegría y luz; las nieves, contempladas por el sol, reflejan todavía sus sonrosados rayos; deslumbran, y parece tanto más viva la claridad cuanto que sube poco á poco la sombra, invadiendo sucesivamente las pendientes, cubriéndolas como con un paño negro.

¡Oh! Juan, ¡cuánto he debido hacerlo sufrir! ¿Por qué soportaba con tanta paciencia aquellos caprichos de niña mimada? Él, mirándola con infinita ternura, murmuró a pesar suyo: ¡Jamás, en aquellos minutos, sufrí tan cruelmente como ahora! María Teresa se estremeció, pero no pudo responder porque la señora Aubry que subía detrás de ellos, los alcanzó para decirle a Juan: ¿Quieres velar también esta noche, hijo mío?

Un lienzo velaba su cara.

[Yo] os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor hasta que él quiera.

Á los niños que duermen Dios los bendice; ¡Y á las madres que velan Dios las asiste! En los brazos te tengo, Y considero, ¡Qué será de ti, hijo, Si yo me muero! Á la puerta del cielo Venden zapatos, Para los angelitos Que están descalzos.

Por la noche, cuando, fatigado ya del trajín del día, se disponía a retirarse dejando a Plácida que velase a su esposa, se oyó el toque importuno de la campanilla de la puerta.

Don Máximo y la señora de Ciudad se quedaron con la pobrecita Marta para velar a la enferma.

Al lado de ella velaba una mujer en la que reconocí á la madre María, la loca que hallé por la tarde en el cementerio.

219 Después supe que al finao ni siquiera lo velaron, y retobao en un cuero, sin rezarle lo enterraron.

Lázaro acababa de acostarse en la suya, tratando de reparar las fuerzas perdidas; su tío velaba sentado en el sillón de vaqueta que junto á la cama tenía, y se ocupaba en hojear unos papeles, leyendo á ratos y escribiendo un poco algunas veces.

proštróše šobre šu faz orando, y diziendo; Padre mio, ši es poššible, pašše de mi ešte vašo: empero no como yo quiero, mas como tu. 40 Y vino à šus Dišcipulos, y hallólos durmiendo; y dixo à Pedro, No aveys podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, paraque no entreys en tentacion: el ešpiritu à la verdad eštá prešto mas la carne enferma.

Al escuchar su respuesta creyó que algo acababa de pasar ante el sol, velando momentáneamente su luz.

341 colocaciones para  veladas