26 colocaciones para tangos

A las primeras notas del tango, todo el mundo calló religiosamente; un soplo de voluptuosidad corrió por la sala.

Recuerdo siempre una plegaria con aire de tango que cantaba la bella Belén en sus tiempos, y era sólo la expresión poética de un deseo prosaico: ¡Padre nuestro que estas en los cielos! ¿Por qué no me das mil duros de renta, y la pobre Belén estaría sentada en su casa tomando la cuenta?

Deben ser famosos bailarines de tango.

Se sintió otra vez la Nacha de antes, Lila, la bailarina de tangos y la mala mujer de la vida.

Descendiente con frecuencia de napolitanos o calabreses, imita el empaque y la fachenda del paisano antiguo, pero no su nobleza, e introduce en el idioma español, junto con los pintorescos giros criollos, un montón de palabras presidiarias, una hez de voces italianas; una jerga, en fin, de suburbio y de bar cosmopolita, con cadencias de tango obsceno y canallesco.

El joven poeta, Miquis y el hijo del ortopédico alborotaban también, el primero con sus discursos, el segundo con sus cantorrios de tangos y malagueñas.

Eran amistades de una época remota, de seis meses antes; damas que le habían admirado y perseguido, confiándose á su sabiduría de maestro para atravesar los siete círculos de la ciencia del tango.

Jean Paul Laurens sonreía en su gravedad bajo sus espejuelos; Carolus Durán llevaba el compás de los tangos y de las seguidillas y sevillanas.

En aquella estructura, de suyo alada, está el secreto de su destino superior, no en las contorsiones del tango, ese reptil de lupanar, tan injustamente llamado argentino en los momentos de su boga desvergonzada.

Si se estudian los medios de provocar reacciones estéticas motrices, en las colectividades más avanzadas, se verá que son de una enorme variedad, desde el simple culto de la fuerza en los atletas, boxeadores o luchadores, hasta el tango, desde las cinchadas o gatas paridas al partido de football o de tennis, desde las cinchadas y visteadas al sable o al florete y desde el juego del sapo al campeonato de tiro.

La danza, de tango completamente distinto al de las demás americanas, es, por su carácter regional, de relativa reciente creación, ya que, en su primitiva forma de tango americano, fué importada de Venezuela el año 21 del siglo pasado, y hasta en uno de los de la sexta década de dicho siglo, no adquirió carta de naturaleza nativa.

El compadre, pues, se convierte en compadrito, hombre pálido y cruel, apachesco, fríamente sanguinario, portador del revólver o del cuchillo, espejuelo de las infelices y deslumbradas mujeres, y diestro bailador de ese soez tango argentino que, en efecto, los argentinos honrados nunca quisieron bailar, y en Europa lo han bailado las atolondradas señoritas linajudas.

El tango de los violines del bulevar es contestado como un eco por el tango de los violines de toda la Costa Azul y de las estaciones veraniegas que empiezan á abrirse.

No, pues no reirse, que hay algo de Habas verdes, o cosa parecida: porque esa especie de tango yo lo he oído en zarzuela... Ahora saltamos a la sinfonía en ut menor del sordo sublime...

La danza, de tango completamente distinto al de las demás americanas, es, por su carácter regional, de relativa reciente creación, ya que, en su primitiva forma de tango americano, fué importada de Venezuela el año 21 del siglo pasado, y hasta en uno de los de la sexta década de dicho siglo, no adquirió carta de naturaleza nativa.

Las inmensas vidrieras de los cafés exhibían multitud de mesitas y de bustos humanos, bajo una espesa humareda de cigarrillos, ardientes ondas de luz y densas marejadas de tango.

La desunión corporal de la pareja, resulta posible y gallarda gracias al ritmo que así gobierno la pantomima, en vez de ser su rufián, como sucede con la "música" del tango, destinada solamente a acompasar el meneo provocativo, las reticencias equívocas del abrazo cuya estrechez exige la danza, así definida bajo su verdadero carácter.

Irá de cuando en vez a ingurgitar al Ritz; conocerá algún paso de tango argentino o de fox-trot; usará impermeable inglés; jugará al bridge; comerá macarrones...

Después, a media voz, me canta, junto a la borda del barco, una canción, con ritmo de tango, cuyas patrióticas y desgreñadas estrofas, no por serlo dicen menos lo que siente el corazón popular.

Los salones de tango experimentaron una gran pérdida.

Los demás, á poco que soltemos las riendas, ya nos interesamos con las peripecias de un melodrama como la Margot de Musset«¡vive le mélodrame Margot a pleuré!»,ya relinchamos como sementales rijosos ante un tablado de tangos y garrotines, ya, como sencillas cocottes, nos emocionamos con las chulerías Luis XV de Manon y de su caballero, puestas en música absolutoria por un músico amable y francés.

Desfilaban ante sus ojos los recuerdos de algunos meses antes, cuando se había iniciado su amor, de cinco á siete de la tarde, bailando en los hoteles de los Campos Elíseos que realizaban la unión indisoluble del tango con la taza de .

En este local se verificaban los banquetes políticos y las juergas: se brindaba con fogosa oratoria por la regeneración de la patria, y se mecían y ensanchaban las curvas femeniles con el vaivén del tango, al runrún de las guitarras, mientras en los rincones sonaban besos y chillidos y se rompían botellas.

Alguien, para marear irónicamente la altura de su gloria, lo había apodado «el águila del tango».

Los movimientos reprimidos, voluptuosos del tango ofrecían ahora un carácter lúgubre; parecía el baile de la viuda india en torno de la hoguera donde va á ser sepultada.

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