45 oraciones de ejemplo con no fumar

Al mismo tiempo sacó otro cigarro de la petaca, y sin ofrecerle, porque no fumaba, lo encendió por fórmula, pues los dejaba apagarse en seguida para seguir mordiéndolos.

El único que no fumaba era un cura, de piel lechosa, nariz colgante, ojos tiernos y postura de feto, todo encogido.

No fumaba; había entrado dos ó tres veces en su vida en casa de Copa, y los domingos, si tenía algunas horas libres, en vez de estarse en la plaza de Alboraya puesto en cuclillas como los demás, viendo á los mozos guapos jugar á la pelota, íbase al campo, vagando sin rumbo por la enmarañada red de sendas, y si encontraba algún árbol cargado de pájaros, allí se quedaba embobado por el revoloteo y los chillidos de estos bohemios de la huerta.

, y procuró encubrir sus temores, acogiéndole humilde, sonriente, cariñoso, llamándole Perriquito, y ofreciéndole ricos cigarros que él no fumaba nunca, pero llevaba siempre a prevención para casos apurados.

Solía proseguir de esta manera en voz baja hasta que Juan se echaba como un loco por la escalera abajo, y entrando en la sala común pedía licores que no bebía, encendía cigarros que no fumaba, hablaba con hombres a quienes no escuchaba, y su conducta era, en una palabra, la que es propia del sexo fuerte en períodos de prueba y de tribulación.

No fumo, pero me lo guardaré pa un compañerito que anda por er monte, y el probe apresia más esto der fumá que la misma comía.

Después don Cándido Gamboa sacó a relucir su gran vejiga olorosa y dorada, y repartió sendos tabacos, cual brevas, entre el Capitán, el Médico y el Cura, pues Cocco no fumaba, tampoco Meneses, y Leonardo no se hubiera atrevido a tocar un cigarro delante de su padre.

Acordándome de un consejo de nuestros gauchos cuando marchan por la pampa en las tinieblas de la noche, encargué a Mounsey no fumar y sobre todo no encender fósforos.

Jamás salía de casa sin pedirle permiso, no fumaba en su presencia, se recogía al oscurecer, rezaba el rosario, confesábase cuando ella lo ordenaba.

Aquel sacerdote hablaba poco, no fumaba ni adoptaba maneras arrogantes, no desdeñaba mezclarse con los demás hombres y devolvía el saludo con finura y gracia como si se sintiese muy honrado y muy reconocido.

Muchas gracias, no fumo... , señor, me tratan bien.

Jacinto, que no fumaba para no gastar; Jacinto, que jamás se permitía la inocente distracción de ir una noche al café á pasar un rato con los amigos, porque comprendía que aquellos dos reales hacían falta en su casa; Jacinto,

ELENA Gracias, yo no fumo.

El secretario comenzó acto seguido a escribir no qué cosa, y, al terminar, sacó una caja de cigarros, encendió uno, después de ofrecerme otro que rehusé, porque no fumo, y apoyando los pies en la mesa me dirigió en francés el siguiente discurso: Me alegro mucho de ver a usted en esta capital, y aún de verle trabajar en ese asunto.

Yo no fumo, pero no debe uno mezclarse con las clases bajas de España sin llevar un cigarro que ofrecer llegado el caso.

Bueno que cuando son niños no fumen, por muchas razones; pero después, ¿por qué no han de fumar si les gusta?...

» Este gran muchacho andaba ya rayando con los treinta, y no fumaba todavía delante de las personas mayores, ni había entrado jamás en un café.

Si robara ó matara ó escandalizara con sus vicios... Pero ser un poco alegre de genio, bastante desaplicado en el estudio, algo coplero y muy aficionado al trato de las muchachas bonitas... Más raro me parece á lo del otro: á su edad y con su carrera, no fumar todavía delante de las personas mayores, y entretener á su novia con aquellos sermones tan enrevesados y con aquellas coplas en latín.

Lo único que dijo fué que hicieran el favor de no fumar mucho.

Lo único que dijo fué que hicieran el favor de no fumar mucho.

No perdía la misa un solo día festivo; confesábase dos ó tres veces al año; sus costumbres eran morigeradas; no fumaba, no bebía, no comía con gula; pecaba de lenguaraz y aun de propenso á la codicia y á la tacañería; pero hombre de bien á carta cabal é incapaz de robar una hilacha á su amo.

Siento muchísimo no fumar exclamé para este caso tan solo.

No fumaba el antiguo sargento; pero tomaba mucho polvo, y, cuando se sonaba las narices, parecía que se hundía el mundo, y todos los muchachos quedábamos inmóviles como soldados que oyen la voz de ¡firmes!: ¡tal estruendo hacía el santo varón!

Flórez sacó sus tenacillas de plata, pues no fumaba sin este adminículo, y el otro, al darle lumbre, le habló así: Dígame, señor de Flórez, ¿usted qué opina del resultado del proceso?

En echando unas chupadas, es mucho lo que la imaginación se distrae...» En semejante momento sentía yo amargamente no fumar ni tener cigarrillos; y por un capricho de mi alma enferma, se me antojaba que si fumase, pasaría como por encanto aquel malestar, aquella ponzoña de la acre saliva, aquella calentura de la sangre requemada.

45  oraciones de ejemplo con  no fumar