30 oraciones de ejemplo con prehistoria

Ya no hay falsos cómputos de la edad del mundo, porque la paleontología y la prehistoria han contado los dientes de esta calavera en que vivimos y averiguado su verdadera edad.

El minero desciende al infierno de los tiempos modernos, sin más guía que la chispa de su linterna, y arranca de las capas de las primeras edades reliquias de la infancia de la tierra, los árboles carbonizados que dieron sombra a las monstruosas bestias de la prehistoria.

Dejemos a la prehistoria, ya fundada en la geología, ya valiéndose del estudio comparativo de los idiomas y de otros primitivos documentos, conceder muchos miles o pocos miles de años a la existencia del hombre en nuestro planeta.

, viendo entre la bruma este desfile de dreadnoughts, que evocaban la imagen de un rebaño de monstruos marinos de la prehistoria, se dió cuenta exacta Desnoyers del poderío británico.

Hablo de la prehistoria.

Una, que me atrevería a llamar prehistoria geológica, está fundada en el descubrimiento de calaveras, canillas, flechas y lanzas, pucheretes y otros cacharros, que suponen los sabios que son de una edad remotísima, que llaman de piedra.

Esta prehistoria me divierte menos, y tiene, a mi ver muchísimos menos lances que oirá prehistoria que llamaremos filológica, fundada en el estudio de los primitivos idiomas y en los documentos que en ellos se conservan escritos.

Esta prehistoria me divierte menos, y tiene, a mi ver muchísimos menos lances que oirá prehistoria que llamaremos filológica, fundada en el estudio de los primitivos idiomas y en los documentos que en ellos se conservan escritos.

Esta es la prehistoria que a me hace más gracia.

Acaso sea todo ello ensueño ingenioso de los sabios que se dedican a la Prehistoria.

Hasta aquí llega lo que podríamos llamar la prehistoria de las castañuelas.

[Illustration: E]vocamos las noches de la Prehistoria, el nacimiento del planeta, la hora divina en que, según el Génesis, «Dios, viendo que era buena su obra, descansó»; la hora caótica en que, según la Geología, o por el agua o por el fuego cristalizó el mundo terrestre.

Y la Prehistoria, noche del planeta y noche de la Humanidad, se ofrece a los espíritus melancólicos como una evocación de Ahasverus en su avatar, que no acabará nunca, y a los espíritus escépticos, en aquel perfil de cigüeña con anteojos, que llamó Eça de Queiroz «el sabio Topsius, miembro del Instituto imperial de excavaciones históricas».

Casi prehistoria, niña.

La prehistoria y la etnografía, el estado social y político, la cultura religiosa, moral é intelectual, la vida material, las costumbres, son tratados con gran riqueza de detalles.

Una de las excelencias de la presente obra es el uso frecuente y discreto que se hace en ella del método comparativo en aquellas partes donde, como en la prehistoria y la sociología, tiene más adecuada y fecunda aplicación.

] La ausencia del hierro y en general del bronce entre los indígenas Americanos, excluyen hasta hoy de su prehistoria las dos últimas edades.

Pero á medida que las ciencias progresaban y se descubría que los errores obedecían á hipótesis y á datos no bien comprobados, se procuró buscar éstos, examinándolos con mayor escrúpulo, y al fin, en la Antropología, la Prehistoria y en todas las demás ciencias relativas al hombre primitivo, húbose de reconocer gran escaséz de materiales que al contrario, debieran abundar, para poder sostenerse seriamente alguna teoría científica.

Para poder distinguir las genuinas supersticiones filipinas, es preciso poseer profundos conocimientos en el Folk-Lore Universal y en la prehistoria del país.

Después del Prólogo damos algunas noticias geográficas del Nuevo Mundo, pasando luego a tratar de la Prehistoria y de la aparición del hombre en el continente americano, procurando resolver la cuestión de si es o no es autóctono; y en caso contrario, cuál es su procedencia y el camino que siguió para llegar a América.

Nos recuerdan á nuestros remotísimos abuelos que atravesaron los incalculables siglos de la prehistoria repartiendo peñascazos y golpes de tronco para inaugurar la supremacía de la especie humana sobre el resto de la creación.

Tal vez es una escena de la prehistoria.

Como los nómadas de la prehistoria, como los personajes de una novela, marchando lentamente por un país suave, cruzando selvas y ríos, durmiendo bajo las estrelladas y cálidas noches... ¡confieso que sentí un poco de envidia por los viajeros de aquella cabaña rodadora! Tuve que resignarme a montar en la galera, que nuevamente nos llevó dando tumbos por un camino cada vez más impracticable.

La historia propiamente dicha comienza en la revolución de 1810; lo anterior a esa fecha corresponde a la prehistoria.

Los antiguos hombres de la selva, que forzó al silencio, es decir, al suicidio intelectual, quién sabe qué bárbara injusticia, mantenían su secreto formado por misterios de bosque y abismos de prehistoria, en aquella decisión ya inconsciente, pero formidable con la inmensidad de su tiempo.

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